¡Ay, Dios mío! Esto sí que está feo, mi gente. Resulta que Estados Unidos y China se pusieron peor que gallos peleando y ahora estamos pagando todos los demás. Hablamos de una guerra comercial que ha escalado a niveles que ni Donaldo Trump se imaginaba en sus mejores sueños, y la primera víctima directa somos nosotros, los que necesitamos mover mercancía por los mares.
La bronca, si le vamos a poner nombre así, comenzó hace rato. Parece que los gringos, hartos de ver cómo los barcos chinos dominan los océanos, decidieron imponer unos aranceles bien salados a los buques que vienen de allá. Y claro, los chinos no se quedaron quietos; respondieron con aranceles aún peores a los barcos americanos. ¡Qué despiche! Una cosa llevando a la otra, y ahora tenemos un embrollo que promete traerle dolores de cabeza a todo el mundo.
Lo que pasó es que, a partir del 14 de octubre del año pasado, cualquier barco chino que entra a un puerto gringo tiene que pagar una tarifa considerable. Y viceversa: los barcos americanos que andan dando vueltas por las aguas chinas también tienen que soltar la cartera. Estos aranceles no son precisamente módicos, hablamos de decenas de dólares por tonelada, y eso se traduce en costos extra para todos los involucrados. Además, dicen que la cosa se pondrá aún peor, porque esperan aumentos graduales hasta el 2028. ¡Imagínate el dolor de cabeza!
Y ojo, esto no es solo un problemita entre gringos y chinos. Esto nos afecta a nosotros, a Costa Rica. Como saben, dependemos mucho del transporte marítimo para importar y exportar bienes. Casi todo lo que consumimos llega en barco, desde el arroz y frijoles hasta los celulares y televisores. Y si el costo del flete sube, inevitablemente esos gastos los vamos a pasar al consumidor final. ¡Nos van a tocar aguantar precios más altos en el supermercado, chunches!
Según expertos, ya se está viendo el impacto. El puerto de Los Ángeles, uno de los más importantes del mundo, ha sufrido una caída del 35% en las llegadas previstas. Las empresas navieras, como ZIM, Danaos y Genco Shipping, están recibiendo una paliza en la bolsa. ¡Qué torta! Joe Kramek, presidente del Consejo Mundial de Transporte Marítimo, advierte que toda esta situación va a afectar a productores, exportadores y consumidores. Ni modo, parece que nos va a tocar apretarnos el cinturón un poco más.
Pero no todo está perdido. Al parecer, tanto Trump como Xi Jinping tienen planeado reunirse en la cumbre de APEC en Corea del Sur, así que quizás puedan llegar a algún acuerdo para aliviar la tensión. Aunque, siendo honestos, conociendo a estos dos, no hay muchas garantías. Trump sigue amenazando con imponer aranceles adicionales del 100% a los productos chinos, ¡qué barra! Parece que la cosa está lejos de terminar.
Mientras tanto, los economistas chinos aseguran que es poco probable que se cancelen los pedidos existentes, dada la magnitud de los contratos firmados. Otros analistas, como Zuo Qianhu, defienden que estas medidas son una especie de “defensa propia” para proteger a las empresas americanas que dependen de la logística bilateral. Claro, cada quien defendiendo su pellejo, como siempre... Pero, ¿quién va a pagar la cuenta? Nosotros, la bola, como dice el dicho.
La verdad, me preocupa este lío. ¿Ustedes creen que esta guerra comercial entre Estados Unidos y China nos va a afectar a largo plazo? ¿Deberían buscar una solución diplomática antes de que la cosa se ponga aún peor o simplemente es parte de un juego de poder donde los pequeños como nosotros terminaremos sufriendo las consecuencias? Déjenme saber su opinión, diay.
La bronca, si le vamos a poner nombre así, comenzó hace rato. Parece que los gringos, hartos de ver cómo los barcos chinos dominan los océanos, decidieron imponer unos aranceles bien salados a los buques que vienen de allá. Y claro, los chinos no se quedaron quietos; respondieron con aranceles aún peores a los barcos americanos. ¡Qué despiche! Una cosa llevando a la otra, y ahora tenemos un embrollo que promete traerle dolores de cabeza a todo el mundo.
Lo que pasó es que, a partir del 14 de octubre del año pasado, cualquier barco chino que entra a un puerto gringo tiene que pagar una tarifa considerable. Y viceversa: los barcos americanos que andan dando vueltas por las aguas chinas también tienen que soltar la cartera. Estos aranceles no son precisamente módicos, hablamos de decenas de dólares por tonelada, y eso se traduce en costos extra para todos los involucrados. Además, dicen que la cosa se pondrá aún peor, porque esperan aumentos graduales hasta el 2028. ¡Imagínate el dolor de cabeza!
Y ojo, esto no es solo un problemita entre gringos y chinos. Esto nos afecta a nosotros, a Costa Rica. Como saben, dependemos mucho del transporte marítimo para importar y exportar bienes. Casi todo lo que consumimos llega en barco, desde el arroz y frijoles hasta los celulares y televisores. Y si el costo del flete sube, inevitablemente esos gastos los vamos a pasar al consumidor final. ¡Nos van a tocar aguantar precios más altos en el supermercado, chunches!
Según expertos, ya se está viendo el impacto. El puerto de Los Ángeles, uno de los más importantes del mundo, ha sufrido una caída del 35% en las llegadas previstas. Las empresas navieras, como ZIM, Danaos y Genco Shipping, están recibiendo una paliza en la bolsa. ¡Qué torta! Joe Kramek, presidente del Consejo Mundial de Transporte Marítimo, advierte que toda esta situación va a afectar a productores, exportadores y consumidores. Ni modo, parece que nos va a tocar apretarnos el cinturón un poco más.
Pero no todo está perdido. Al parecer, tanto Trump como Xi Jinping tienen planeado reunirse en la cumbre de APEC en Corea del Sur, así que quizás puedan llegar a algún acuerdo para aliviar la tensión. Aunque, siendo honestos, conociendo a estos dos, no hay muchas garantías. Trump sigue amenazando con imponer aranceles adicionales del 100% a los productos chinos, ¡qué barra! Parece que la cosa está lejos de terminar.
Mientras tanto, los economistas chinos aseguran que es poco probable que se cancelen los pedidos existentes, dada la magnitud de los contratos firmados. Otros analistas, como Zuo Qianhu, defienden que estas medidas son una especie de “defensa propia” para proteger a las empresas americanas que dependen de la logística bilateral. Claro, cada quien defendiendo su pellejo, como siempre... Pero, ¿quién va a pagar la cuenta? Nosotros, la bola, como dice el dicho.
La verdad, me preocupa este lío. ¿Ustedes creen que esta guerra comercial entre Estados Unidos y China nos va a afectar a largo plazo? ¿Deberían buscar una solución diplomática antes de que la cosa se ponga aún peor o simplemente es parte de un juego de poder donde los pequeños como nosotros terminaremos sufriendo las consecuencias? Déjenme saber su opinión, diay.
