¡Ay, Dios mío! Aquí estamos otra vez, batallando contra corrientes internacionales. Resulta que los yanquis andan pensando en ponerle aranceles a los dispositivos médicos, y eso para nosotros, pues es como si les dieran un sopapo a nuestra economía. El ministro Manuel Tovar ya salió con la cantaleta de que estamos preocupados, claro que sí, ¡quién no estaría!
Para que se hagan una idea, casi el 40% de todo lo que mandamos pa' afuera son precisamente esos aparatitos. Desde catéteres hasta máquinas sofisticaditas, toda una movida industrial que nos ha dado bastante jugo. Pero ahora, con este rollo de aranceles, nos quieren meter en un brete gordo, haciéndonos competir en desventaja con otras industrias que no tienen que pagar esa cuota extra.
Parece que los norteamericanos andan investigando si importar estos equipos pone en riesgo su “seguridad nacional”. ¿Seguridad nacional? ¡Qué cosas dicen! Parece que ahora hasta los tornillos y las jeringuillas representan un peligro para la patria. Ya han hecho esto antes con carros, acero... parece que a ellos les gusta jugar a ser duros.
Tovar, el ministro, dice que no cree que esto vaya a hacer que las empresas se vayan del país. Me imagino que espera que las compañías tengan sentido común y vean que acá tenemos mano de obra calificada, infraestructura decente y todo el rollo. Pero vamos, la verdad es que nadie quiere trabajar en un ambiente lleno de incertidumbre. Prefieres saber dónde vas a meter el chunche que andar tanteando a ciegas.
Tenemos unas fábricas bien importantes acá, desde Boston Scientific hasta Johnson & Johnson. Estas compañías invierten millones y dan empleo a miles de personas. Si se van, pues sería un portazo tremendo para la economía. Imagínate todos esos mae buscando brete… ¡qué torta!
Ahora, los gringos le dieron hasta el 17 de octubre a la industria para que den su opinión sobre el asunto. Esperemos que los fabricantes se pronuncien fuerte y le digan que estas medidas son absurdas y perjudiciales para todos. Al final, como siempre, el que paga caro es el consumidor, porque subir los precios de los dispositivos médicos afecta a la salud de muchos.
Y hablando de salud, resulta que Trump prometió hacer que Estados Unidos “vuelva a estar saludable”. Pues esto de aumentar los aranceles me suena más a empeorar las cosas. Encarencer los tratamientos y los aparatos, ¿cómo va a ayudar a que la gente esté sana? ¡Esto no tiene lógica, mae!
En fin, queda esperar a ver cómo termina esta vaina. Por ahora, toca cruzar los dedos y rezarle a San Isidro Labrador para que todo salga bien. La situación está tensa, pero aún hay esperanza. ¿Ustedes creen que este aumento de aranceles afectará realmente la inversión extranjera en Costa Rica, o simplemente será otro revés temporal que podremos superar?
Para que se hagan una idea, casi el 40% de todo lo que mandamos pa' afuera son precisamente esos aparatitos. Desde catéteres hasta máquinas sofisticaditas, toda una movida industrial que nos ha dado bastante jugo. Pero ahora, con este rollo de aranceles, nos quieren meter en un brete gordo, haciéndonos competir en desventaja con otras industrias que no tienen que pagar esa cuota extra.
Parece que los norteamericanos andan investigando si importar estos equipos pone en riesgo su “seguridad nacional”. ¿Seguridad nacional? ¡Qué cosas dicen! Parece que ahora hasta los tornillos y las jeringuillas representan un peligro para la patria. Ya han hecho esto antes con carros, acero... parece que a ellos les gusta jugar a ser duros.
Tovar, el ministro, dice que no cree que esto vaya a hacer que las empresas se vayan del país. Me imagino que espera que las compañías tengan sentido común y vean que acá tenemos mano de obra calificada, infraestructura decente y todo el rollo. Pero vamos, la verdad es que nadie quiere trabajar en un ambiente lleno de incertidumbre. Prefieres saber dónde vas a meter el chunche que andar tanteando a ciegas.
Tenemos unas fábricas bien importantes acá, desde Boston Scientific hasta Johnson & Johnson. Estas compañías invierten millones y dan empleo a miles de personas. Si se van, pues sería un portazo tremendo para la economía. Imagínate todos esos mae buscando brete… ¡qué torta!
Ahora, los gringos le dieron hasta el 17 de octubre a la industria para que den su opinión sobre el asunto. Esperemos que los fabricantes se pronuncien fuerte y le digan que estas medidas son absurdas y perjudiciales para todos. Al final, como siempre, el que paga caro es el consumidor, porque subir los precios de los dispositivos médicos afecta a la salud de muchos.
Y hablando de salud, resulta que Trump prometió hacer que Estados Unidos “vuelva a estar saludable”. Pues esto de aumentar los aranceles me suena más a empeorar las cosas. Encarencer los tratamientos y los aparatos, ¿cómo va a ayudar a que la gente esté sana? ¡Esto no tiene lógica, mae!
En fin, queda esperar a ver cómo termina esta vaina. Por ahora, toca cruzar los dedos y rezarle a San Isidro Labrador para que todo salga bien. La situación está tensa, pero aún hay esperanza. ¿Ustedes creen que este aumento de aranceles afectará realmente la inversión extranjera en Costa Rica, o simplemente será otro revés temporal que podremos superar?
