¡Ay, Dios mío, qué despiche! Aquí en Costa Rica siempre hay alguien buscando aprovecharse de la necesidad ajena. Esta vez, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) anda con toda en la Zona Sur, echándole ganas para agarrar a una banda de sapos que han estado estafando a pura gente que está buscando brete.
La movida comenzó temprano este martes, con siete allanamientos simultáneos en Pérez Zeledón, específicamente en San Vito y Sabalito de Coto Brus. Parece que esos tipos estaban bien organizados, porque el OIJ tuvo que ponerle huevo para poder entrar a las casas de los cabecillas y sus secuaces. Vamos, que no se anduvieron con rodeos, directo al grano para decomisar pruebas y llevarlos presos.
Lo que hicieron estos fuleros es ofrecer trabajos jugosos a la gente. Cargos bonitos, sueldos que te hacen agua la boca… ¡el combo completo! Pero claro, pa’ cerrar el trato, les pedían plata para “trámites” y hasta pa’ hacer el contrato. Una torta, vamos. La gente, desesperada por salir adelante, le entraba sin pensar dos veces, creyendo que iba a tener un buen chunche.
Y ahí empezaba el problema. Cuando las víctimas trataban de contactar a los encargados de recursos humanos de esas empresas fantasma, ¡silencio absoluto! Ni rastro de nadie. Se dieron cuenta de que les habían metido una coz. Qué pena, diay, ver cómo la gente pierde sus ahorros así, confiando en promesas vacías. Este caso pinta feo, porque parece que hay muchísima gente afectada.
Aunque todavía no revelan la cifra exacta, ni cuánto se robaron en total, las autoridades aseguran que el número de casos es considerable. Quieren juntar todas las piezas del rompecabezas antes de dar los números finales. Ya pasó en Montes de Oro, Puntarenas, hace unos meses, donde otro vago estaba haciendo exactamente lo mismo: publicando ofertas laborales falsas en internet y pidiendo datos personales a la gente.
Este caso nos recuerda que hay que estar ojo avizor. La Sección Especializada Contra las Estafas y Fraude Registral del OIJ ha estado advirtiendo a la población sobre estas trampas. Hay dos modalidades principales: primero, ofrecen ayudas sociales, canastas de víveres o platones de queso, aprovechándose de los adultos mayores; segundo, prometen empleos, préstamos o becas, pidiéndote que instales apps sospechosas en tu celular para robarte la información. ¡No caigan en eso, maes!
Dejenme decirles, esto me da qué pensar. ¿Hasta dónde llegará la deshonestidad de algunos para sacar provecho de la vulnerabilidad de otros? Vemos cómo la economía golpea duro a muchas familias, y justo en esos momentos aparecen estos parásitos listos para timarle a la gente. ¡Qué sal! Que no paren los esfuerzos para agarrar a estos estafadores y que paguen por lo que hicieron.
Ahora dime, compa: ¿crees que las campañas de concientización pública son suficientes para prevenir estas estafas, o deberíamos implementar medidas más drásticas para proteger a la población vulnerable? ¡Déjanos tu opinión en los comentarios!
La movida comenzó temprano este martes, con siete allanamientos simultáneos en Pérez Zeledón, específicamente en San Vito y Sabalito de Coto Brus. Parece que esos tipos estaban bien organizados, porque el OIJ tuvo que ponerle huevo para poder entrar a las casas de los cabecillas y sus secuaces. Vamos, que no se anduvieron con rodeos, directo al grano para decomisar pruebas y llevarlos presos.
Lo que hicieron estos fuleros es ofrecer trabajos jugosos a la gente. Cargos bonitos, sueldos que te hacen agua la boca… ¡el combo completo! Pero claro, pa’ cerrar el trato, les pedían plata para “trámites” y hasta pa’ hacer el contrato. Una torta, vamos. La gente, desesperada por salir adelante, le entraba sin pensar dos veces, creyendo que iba a tener un buen chunche.
Y ahí empezaba el problema. Cuando las víctimas trataban de contactar a los encargados de recursos humanos de esas empresas fantasma, ¡silencio absoluto! Ni rastro de nadie. Se dieron cuenta de que les habían metido una coz. Qué pena, diay, ver cómo la gente pierde sus ahorros así, confiando en promesas vacías. Este caso pinta feo, porque parece que hay muchísima gente afectada.
Aunque todavía no revelan la cifra exacta, ni cuánto se robaron en total, las autoridades aseguran que el número de casos es considerable. Quieren juntar todas las piezas del rompecabezas antes de dar los números finales. Ya pasó en Montes de Oro, Puntarenas, hace unos meses, donde otro vago estaba haciendo exactamente lo mismo: publicando ofertas laborales falsas en internet y pidiendo datos personales a la gente.
Este caso nos recuerda que hay que estar ojo avizor. La Sección Especializada Contra las Estafas y Fraude Registral del OIJ ha estado advirtiendo a la población sobre estas trampas. Hay dos modalidades principales: primero, ofrecen ayudas sociales, canastas de víveres o platones de queso, aprovechándose de los adultos mayores; segundo, prometen empleos, préstamos o becas, pidiéndote que instales apps sospechosas en tu celular para robarte la información. ¡No caigan en eso, maes!
Dejenme decirles, esto me da qué pensar. ¿Hasta dónde llegará la deshonestidad de algunos para sacar provecho de la vulnerabilidad de otros? Vemos cómo la economía golpea duro a muchas familias, y justo en esos momentos aparecen estos parásitos listos para timarle a la gente. ¡Qué sal! Que no paren los esfuerzos para agarrar a estos estafadores y que paguen por lo que hicieron.
Ahora dime, compa: ¿crees que las campañas de concientización pública son suficientes para prevenir estas estafas, o deberíamos implementar medidas más drásticas para proteger a la población vulnerable? ¡Déjanos tu opinión en los comentarios!