¡Woooopa! Ya llegó el Viernes Negro, ese día en el que los comercios se ponen las pilas para tentar nuestros bolsillos con descuentos que parecen de regalo. Pero ojo, parce, que no hay que caerle ahí, porque si no, te puedes quedar con la cara redonda y el saldo bancario bien pelao'. El MEIC, siempre cuidándonos, nos soltó unos consejos pa' que hagamos nuestras compras con cabeza y sin que nos armen macana.
La verdad, es que estos días veo a la gente corriendo como loca, agarrando lo primero que ven, olvidándose de si realmente lo necesitan o no. Uno se emociona con el descuento y al final se compra cosas que ni usa. Es como cuando van a salir y compran ropa que nunca se pone, ¡qué desmadre! Así que, antes de lanzarle a la cesta, respira hondo, pensa bien si lo vas a utilizar y compara precios, ¿eh?
Lo primero que tienes que hacer, mi pana, es echarle ojo al mercado. No te quedes con la primera oferta que ves, porque puede haber mejores opciones por ahí. Usa internet, pregunta a tus amigos, compara precios en diferentes tiendas… ¡investiga! Que no te den papaya, como dicen por acá. Y si piensas pagarlo con tarjeta, trata de cancelarlo al final del mes, porque sino, te empiezan a correr los intereses y eso ya es otro cuento, que te sale mucho más caro al final. Mejor aguanta un poquito y paga a tiempo, ¡alégrate!
Y hablando de aguantar, no se te olvide guardar las facturas, parce. Porque aunque sea una oferta, la ley dice que tienes derecho a garantía. Si te falla el producto, necesitas esa factura para reclamarle al vendedor. ¡No la tires! Es como tener el salvavidas cuando estás a punto de irte al traste en el mar. Además, revisa bien la política de cambios y devoluciones de cada tienda, porque cada una tiene sus reglas y no todas son iguales. Infórmate bien para no llevarte sorpresas desagradables.
Cynthia Zapata, de DAC del MEIC, puso énfasis en las compras por internet, que ahora están a toda máquina. ¡La verdad, es que es comodísimo comprar desde casa, pero también peligroso! Hay que tener cuidado con dónde estamos dejando nuestros datos y nuestro dinero. Utiliza tarjetas especiales para compras online, con límites reducidos, y plataformas de pago seguras, donde puedas comprobar que tu información está protegida. Revisar los comentarios sobre el vendedor es importantísimo, para ver qué tan confiable es. ¡No te creas todo lo que ves!
Otro consejo clave: ¡desconfía de las ofertas demasiado buenas para ser verdad! Si un producto parece increíblemente barato, probablemente haya gato encerrado. Revisa si la página web tiene precios claros y no te pide que envíes mensajes para saberlos. Y si te piden que pagues antes de recibir o revisar la mercancía, ¡corre! Eso huele a trampa, parce. También, presta atención a los comentarios; si solo hay reseñas positivas, sospecha un poco. Puede ser que estén manipuladas.
Por cierto, el MEIC estará echándole lupa a varios negocios durante el Viernes Negro. Van a visitar tanto cadenas grandes como tiendas pequeñas para asegurarse de que las ofertas son reales y cumplen con la ley. Van a chequear los precios finales, los descuentos reales, la aceptación de tarjetas y otras cositas más. Así que los comerciantes, ¡cuidado!, que les están vigilando de cerca. Que no les anden jugando con la chavala, porque luego tendrán problemas con el MEIC.
Bueno, pues ya sabes, mi pana. Disfruta del Viernes Negro, pero con inteligencia y sin emocionarte demasiado. Compra lo que necesites, compara precios y ten cuidado con las trampas. Ahora dime tú, ¿cuál ha sido la compra más extraña o la peor experiencia que has tenido durante el Black Friday?
La verdad, es que estos días veo a la gente corriendo como loca, agarrando lo primero que ven, olvidándose de si realmente lo necesitan o no. Uno se emociona con el descuento y al final se compra cosas que ni usa. Es como cuando van a salir y compran ropa que nunca se pone, ¡qué desmadre! Así que, antes de lanzarle a la cesta, respira hondo, pensa bien si lo vas a utilizar y compara precios, ¿eh?
Lo primero que tienes que hacer, mi pana, es echarle ojo al mercado. No te quedes con la primera oferta que ves, porque puede haber mejores opciones por ahí. Usa internet, pregunta a tus amigos, compara precios en diferentes tiendas… ¡investiga! Que no te den papaya, como dicen por acá. Y si piensas pagarlo con tarjeta, trata de cancelarlo al final del mes, porque sino, te empiezan a correr los intereses y eso ya es otro cuento, que te sale mucho más caro al final. Mejor aguanta un poquito y paga a tiempo, ¡alégrate!
Y hablando de aguantar, no se te olvide guardar las facturas, parce. Porque aunque sea una oferta, la ley dice que tienes derecho a garantía. Si te falla el producto, necesitas esa factura para reclamarle al vendedor. ¡No la tires! Es como tener el salvavidas cuando estás a punto de irte al traste en el mar. Además, revisa bien la política de cambios y devoluciones de cada tienda, porque cada una tiene sus reglas y no todas son iguales. Infórmate bien para no llevarte sorpresas desagradables.
Cynthia Zapata, de DAC del MEIC, puso énfasis en las compras por internet, que ahora están a toda máquina. ¡La verdad, es que es comodísimo comprar desde casa, pero también peligroso! Hay que tener cuidado con dónde estamos dejando nuestros datos y nuestro dinero. Utiliza tarjetas especiales para compras online, con límites reducidos, y plataformas de pago seguras, donde puedas comprobar que tu información está protegida. Revisar los comentarios sobre el vendedor es importantísimo, para ver qué tan confiable es. ¡No te creas todo lo que ves!
Otro consejo clave: ¡desconfía de las ofertas demasiado buenas para ser verdad! Si un producto parece increíblemente barato, probablemente haya gato encerrado. Revisa si la página web tiene precios claros y no te pide que envíes mensajes para saberlos. Y si te piden que pagues antes de recibir o revisar la mercancía, ¡corre! Eso huele a trampa, parce. También, presta atención a los comentarios; si solo hay reseñas positivas, sospecha un poco. Puede ser que estén manipuladas.
Por cierto, el MEIC estará echándole lupa a varios negocios durante el Viernes Negro. Van a visitar tanto cadenas grandes como tiendas pequeñas para asegurarse de que las ofertas son reales y cumplen con la ley. Van a chequear los precios finales, los descuentos reales, la aceptación de tarjetas y otras cositas más. Así que los comerciantes, ¡cuidado!, que les están vigilando de cerca. Que no les anden jugando con la chavala, porque luego tendrán problemas con el MEIC.
Bueno, pues ya sabes, mi pana. Disfruta del Viernes Negro, pero con inteligencia y sin emocionarte demasiado. Compra lo que necesites, compara precios y ten cuidado con las trampas. Ahora dime tú, ¿cuál ha sido la compra más extraña o la peor experiencia que has tenido durante el Black Friday?