¡Ay, Dios mío! Parece que tenemos un brete más encima, pura gente. La Contraloría General de la República (CGR) soltó la bomba este miércoles: las medidas fiscales que le dimos palizas desde 2018, pues andan más flojas que perro mojado. Bernal Aragón, el subcontralor, fue a hablarle a los diputados de Hacienda y les tiró la verdad así, sin tapujos.
La ocasión era la aprobación de unos préstamos bastante gorditos; uno con el BIRF por 120 millones de dólares y otro con el FAD, por 19 millones de euros. Todo esto pa’ apoyar la agricultura sostenible y hacerla más competitiva, que eso suena lindo en papel. Pero Aragón aprovechó pa' ponerles el dedo en el hombro a todos los políticos: “Sí, el dinero es bueno, pero no nos hagamos ilusiones, la situación fiscal está hecha un desastre”.
Y vaya que sí está. Según la Contraloría, estamos llegando al límite de lo que podemos aguantar con estas medidas. Eso significa que la deuda sigue creciendo, y los resultados económicos, pues van perdiendo fuerza. ¡Qué sal! Imagínense, el saldo de la deuda ya representa casi el 60% del Producto Interno Bruto (PIB). Estamos peligrosamente cerca del techo que habíamos puesto nosotros mismos, diay.
El Banco Central tampoco pinta muy contento. Ellos dicen que si seguimos así, para fin de año vamos a pasar del 59,5% al 60,2% de deuda sobre el PIB. ¡Qué carga! Eso no es precisamente una señal de salud financiera. Además, el Gobierno ha tenido que meterle mano al bolsillo colocándole pesos fuertes por todas partes, sacando billetes de venta en subastas… no sé yo qué tan sustento es eso a largo plazo.
Aragón también destacó que el pago de intereses de la deuda pública y esos vencimientos que siempre nos traen dolor de cabeza pueden causar aún más presión sobre nuestras finanzas. Y ni hablemos del presupuesto para el año que viene: parece que va con retraso, y eso no es precisamente una buena señal. Nos queda mucho por batallar, chavales.
Es importante recordar que esta advertencia llega justo cuando algunos sectores empiezan a respirar tranquilos, pensando que la economía ya está estabilizada. Pero la realidad, como dice mi abuela, es dura como piedra. Tenemos que estar pendientes y exigirle cuentas a nuestros representantes porque esto, señores, puede costarnos caro.
Muchos expertos han dicho que necesitamos nuevas ideas, otras formas de crecer que no dependan tanto de pedir prestado. Ya no podemos seguir viviendo del ‘mae’, tenemos que buscar soluciones creativas y sostenibles. De lo contrario, terminaremos como ese carro viejo que te deja varado en medio de la carretera, sin poder avanzar más.
Entonces, ¿qué hacemos ahora? Con toda esta información sobre la mesa, ¿creen que el gobierno está tomando las medidas correctas para evitar que nuestra economía se vaya al traste? ¿O deberíamos estar buscando alternativas más drásticas para salir de este brete?
La ocasión era la aprobación de unos préstamos bastante gorditos; uno con el BIRF por 120 millones de dólares y otro con el FAD, por 19 millones de euros. Todo esto pa’ apoyar la agricultura sostenible y hacerla más competitiva, que eso suena lindo en papel. Pero Aragón aprovechó pa' ponerles el dedo en el hombro a todos los políticos: “Sí, el dinero es bueno, pero no nos hagamos ilusiones, la situación fiscal está hecha un desastre”.
Y vaya que sí está. Según la Contraloría, estamos llegando al límite de lo que podemos aguantar con estas medidas. Eso significa que la deuda sigue creciendo, y los resultados económicos, pues van perdiendo fuerza. ¡Qué sal! Imagínense, el saldo de la deuda ya representa casi el 60% del Producto Interno Bruto (PIB). Estamos peligrosamente cerca del techo que habíamos puesto nosotros mismos, diay.
El Banco Central tampoco pinta muy contento. Ellos dicen que si seguimos así, para fin de año vamos a pasar del 59,5% al 60,2% de deuda sobre el PIB. ¡Qué carga! Eso no es precisamente una señal de salud financiera. Además, el Gobierno ha tenido que meterle mano al bolsillo colocándole pesos fuertes por todas partes, sacando billetes de venta en subastas… no sé yo qué tan sustento es eso a largo plazo.
Aragón también destacó que el pago de intereses de la deuda pública y esos vencimientos que siempre nos traen dolor de cabeza pueden causar aún más presión sobre nuestras finanzas. Y ni hablemos del presupuesto para el año que viene: parece que va con retraso, y eso no es precisamente una buena señal. Nos queda mucho por batallar, chavales.
Es importante recordar que esta advertencia llega justo cuando algunos sectores empiezan a respirar tranquilos, pensando que la economía ya está estabilizada. Pero la realidad, como dice mi abuela, es dura como piedra. Tenemos que estar pendientes y exigirle cuentas a nuestros representantes porque esto, señores, puede costarnos caro.
Muchos expertos han dicho que necesitamos nuevas ideas, otras formas de crecer que no dependan tanto de pedir prestado. Ya no podemos seguir viviendo del ‘mae’, tenemos que buscar soluciones creativas y sostenibles. De lo contrario, terminaremos como ese carro viejo que te deja varado en medio de la carretera, sin poder avanzar más.
Entonces, ¿qué hacemos ahora? Con toda esta información sobre la mesa, ¿creen que el gobierno está tomando las medidas correctas para evitar que nuestra economía se vaya al traste? ¿O deberíamos estar buscando alternativas más drásticas para salir de este brete?