¡Ay, Dios mío! Se armó un berrinchito en Casa Amarilla, amigos del Foro. Resulta que el viceministro de Hacienda, Luis Molina, soltó unas ganas en la Asamblea Legislativa hablando del aguinaldo y el salario escolar como posibles fuentes de impuestos. Un despiste monumental, vamos. Pero bueno, el Presidente Chaves no tardó en darle con todo, dejando claro que esa idea no va ni mucho menos. Imaginen la escena… puro drama tico.
Molina, en medio del análisis del presupuesto nacional, parece haberse emocionado demasiado con los números y empezó a hablar de ‘gastos tributarios’ –léase, dinero que el Estado deja de cobrar– citando al aguinaldo y el salario escolar como ejemplos. ¡Un fiasco! Directamente abrió la puerta a especulaciones y rumores de que el gobierno estaba pensando en tocarle al bolsillo de la gente en estas fiestas. Vaya varón se metió ahí.
Pero como decimos acá en Costa Rica, “el que calla otorga”. Y Chaves, que no se queda atrás en ningún quite, salió al paso en su acostumbrada conferencia de prensa. Con la furia de un volcán dormido despertando, desmintió rotundamente cualquier plan de aumentar los impuestos y, pa’ remate, le dio un correctivo público a Molina que hizo temblar las paredes de Belén. Lo que te digo, amigos, el mae se fue de tos.
“Aquí es claridad, no hay subida de impuestos,” declaró el Presidente con contundencia. “Que un oficial de gobierno se haya querido lucir, eso es un tema de disciplina entre él y yo.” Y luego, la frase que quedó grabada a fuego: “Ya le jalé las orejas ayer por teléfono y hoy lo hago en público. Váyase a trabajar y aprenda la lección.” ¡Un chilazo de respeto!, diciéndole a Molina que se apure a entender que no anda solo en este brete.
La verdad, uno se pregunta qué le pasó al pobre Luis. ¿Se le fue la onda? ¿Trató de impresionar a los diputados? Sea lo que sea, la movida le costó caro. Y vaya que Chaves sabe cómo dar un golpe de timón cuando las cosas se complican. Hay que reconocerlo, el mae tiene agallas para enfrentar estos momentos y poner las cartas sobre la mesa. De hecho, aprovechó para recordarles a todos que la potestad de crear o modificar impuestos recae únicamente en la Asamblea Legislativa, así que no se preocupen, paisanos, el gobierno no puede inventar nada por decreto.
Este incidente, sin embargo, nos hace reflexionar sobre la importancia de la comunicación gubernamental. ¿Cómo llegamos a este punto donde un viceministro sale a insinuar impuestos al aguinaldo, un símbolo de nuestras tradiciones navideñas? Definitivamente, hay una falla en algún lado. Quizás falta más coordinación interna, quizás falta más criterio político, o quizás simplemente necesitamos funcionarios más conscientes de la responsabilidad que implica representar al gobierno.
Y aunque Chaves haya apagado este incendio rápidamente, la llama de la incertidumbre aún persiste. Recordemos que estamos en tiempos de ajuste fiscal y presiones económicas. Siempre existe el riesgo de que alguien, en un momento de descuido, vuelva a lanzar una bomba como la de Molina. Así que, ¡ojo avizor!, porque esto apenas comienza. La economía mundial está dando tumbos y aquí tenemos nuestras propias complicaciones, con el tema de la deuda pública y la necesidad de encontrar nuevas fuentes de ingresos.
Ahora bien, volviendo a la jugada de Molina: ¿creen ustedes que el Presidente Chaves debió haberle dado tan duro públicamente a su viceministro, o habría sido mejor manejar la situación de forma más discreta? ¿Piensan que esta reprimenda servirá de lección para otros funcionarios, o es solo un caso aislado? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!
Molina, en medio del análisis del presupuesto nacional, parece haberse emocionado demasiado con los números y empezó a hablar de ‘gastos tributarios’ –léase, dinero que el Estado deja de cobrar– citando al aguinaldo y el salario escolar como ejemplos. ¡Un fiasco! Directamente abrió la puerta a especulaciones y rumores de que el gobierno estaba pensando en tocarle al bolsillo de la gente en estas fiestas. Vaya varón se metió ahí.
Pero como decimos acá en Costa Rica, “el que calla otorga”. Y Chaves, que no se queda atrás en ningún quite, salió al paso en su acostumbrada conferencia de prensa. Con la furia de un volcán dormido despertando, desmintió rotundamente cualquier plan de aumentar los impuestos y, pa’ remate, le dio un correctivo público a Molina que hizo temblar las paredes de Belén. Lo que te digo, amigos, el mae se fue de tos.
“Aquí es claridad, no hay subida de impuestos,” declaró el Presidente con contundencia. “Que un oficial de gobierno se haya querido lucir, eso es un tema de disciplina entre él y yo.” Y luego, la frase que quedó grabada a fuego: “Ya le jalé las orejas ayer por teléfono y hoy lo hago en público. Váyase a trabajar y aprenda la lección.” ¡Un chilazo de respeto!, diciéndole a Molina que se apure a entender que no anda solo en este brete.
La verdad, uno se pregunta qué le pasó al pobre Luis. ¿Se le fue la onda? ¿Trató de impresionar a los diputados? Sea lo que sea, la movida le costó caro. Y vaya que Chaves sabe cómo dar un golpe de timón cuando las cosas se complican. Hay que reconocerlo, el mae tiene agallas para enfrentar estos momentos y poner las cartas sobre la mesa. De hecho, aprovechó para recordarles a todos que la potestad de crear o modificar impuestos recae únicamente en la Asamblea Legislativa, así que no se preocupen, paisanos, el gobierno no puede inventar nada por decreto.
Este incidente, sin embargo, nos hace reflexionar sobre la importancia de la comunicación gubernamental. ¿Cómo llegamos a este punto donde un viceministro sale a insinuar impuestos al aguinaldo, un símbolo de nuestras tradiciones navideñas? Definitivamente, hay una falla en algún lado. Quizás falta más coordinación interna, quizás falta más criterio político, o quizás simplemente necesitamos funcionarios más conscientes de la responsabilidad que implica representar al gobierno.
Y aunque Chaves haya apagado este incendio rápidamente, la llama de la incertidumbre aún persiste. Recordemos que estamos en tiempos de ajuste fiscal y presiones económicas. Siempre existe el riesgo de que alguien, en un momento de descuido, vuelva a lanzar una bomba como la de Molina. Así que, ¡ojo avizor!, porque esto apenas comienza. La economía mundial está dando tumbos y aquí tenemos nuestras propias complicaciones, con el tema de la deuda pública y la necesidad de encontrar nuevas fuentes de ingresos.
Ahora bien, volviendo a la jugada de Molina: ¿creen ustedes que el Presidente Chaves debió haberle dado tan duro públicamente a su viceministro, o habría sido mejor manejar la situación de forma más discreta? ¿Piensan que esta reprimenda servirá de lección para otros funcionarios, o es solo un caso aislado? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!
