Maes, hay noticias que de verdad le alegran a uno el día, y esta es una de esas. Después de una angustia que se sentía hasta acá, la Cruz Roja confirmó esta mañana que encontraron con vida al señor de 74 años que se había perdido allá por Cuajiniquil, en Guanacaste. Para que se hagan una idea, la zona es pegadita al Parque Nacional Santa Rosa, un lugar increíblemente chiva, pero que no perdona ni media. Saber que este señor ya está a salvo es un alivio gigante para todos los que estábamos pendientes del caso.
La vara es que la alerta saltó ayer como a las 6 de la tarde, pero el señor había salido de su casa desde la 1 p.m. Y aquí es donde la cosa se pone más tensa: el señor padece de Alzheimer, lo que significa que no solo estaba perdido, sino probablemente desorientado y sin su medicación. Imagínense la angustia de la familia, cinco horas sin saber nada, viendo cómo caía la noche en una zona que es pura montaña y de difícil acceso. Es la pesadilla de cualquiera que tenga un familiar en una condición así. Apenas se dio el aviso, se activó todo el protocolo de búsqueda y empezó la carrera contra el tiempo.
¡Pero aquí es donde nuestros rescatistas se la juegan! ¡Qué nivel la gente de la Cruz Roja! Apenas les llegó la alerta, se mandaron a peinar la zona. Y no hablamos de un parquecito, hablamos de una región montañosa, llena de vegetación densa y quién sabe cuántos peligros. Estuvieron en ese brete por más de 16 horas seguidas, sin parar, buscando cualquier pista, cualquier rastro que los llevara al adulto mayor. Es en estas situaciones donde uno ve el calibre de estos profesionales. Esos maes son unos cargas, de verdad, no hay otra forma de decirlo. Arriesgan su pellejo por salvar el de alguien que ni conocen.
Cuando por fin dieron con él esta mañana, la cosa no estaba fácil. El pobre señor estaba a 1.5 kilómetros del último punto donde lo vieron, que en ese terreno es un mundo de distancia. Según el reporte oficial, lo encontraron con un cuadro de hipoglucemia. Para los que no somos doctores, eso es que se le bajó el azúcar en la sangre a niveles peligrosísimos, una condición que puede ser fatal si no se atiende de inmediato. El personal paramédico lo atendió ahí mismo, en medio de la nada, para estabilizarlo y de una lo trasladaron en condición crítica a la clínica de La Cruz. Un rescate en el último minuto, literalmente.
Diay, al final del día, lo que importa es que está vivo y que su familia ya puede respirar tranquila. Esta vara nos deja pensando en dos cosas: primero, el trabajazo increíble que hacen los cuerpos de emergencia en este país, que a veces no valoramos lo suficiente hasta que pasan cosas así. Y segundo, lo vulnerables que son nuestros adultos mayores, especialmente los que tienen condiciones como el Alzheimer, que requieren un cuidado constante. Es un recordatorio de que tenemos que estar más atentos como comunidad. Más allá de celebrar esta buena noticia, ¿creen que como sociedad estamos haciendo lo suficiente para proteger a nuestros adultos mayores con estas condiciones? ¿Qué más se podría hacer a nivel de barrio o comunidad para evitar estas tortas?
La vara es que la alerta saltó ayer como a las 6 de la tarde, pero el señor había salido de su casa desde la 1 p.m. Y aquí es donde la cosa se pone más tensa: el señor padece de Alzheimer, lo que significa que no solo estaba perdido, sino probablemente desorientado y sin su medicación. Imagínense la angustia de la familia, cinco horas sin saber nada, viendo cómo caía la noche en una zona que es pura montaña y de difícil acceso. Es la pesadilla de cualquiera que tenga un familiar en una condición así. Apenas se dio el aviso, se activó todo el protocolo de búsqueda y empezó la carrera contra el tiempo.
¡Pero aquí es donde nuestros rescatistas se la juegan! ¡Qué nivel la gente de la Cruz Roja! Apenas les llegó la alerta, se mandaron a peinar la zona. Y no hablamos de un parquecito, hablamos de una región montañosa, llena de vegetación densa y quién sabe cuántos peligros. Estuvieron en ese brete por más de 16 horas seguidas, sin parar, buscando cualquier pista, cualquier rastro que los llevara al adulto mayor. Es en estas situaciones donde uno ve el calibre de estos profesionales. Esos maes son unos cargas, de verdad, no hay otra forma de decirlo. Arriesgan su pellejo por salvar el de alguien que ni conocen.
Cuando por fin dieron con él esta mañana, la cosa no estaba fácil. El pobre señor estaba a 1.5 kilómetros del último punto donde lo vieron, que en ese terreno es un mundo de distancia. Según el reporte oficial, lo encontraron con un cuadro de hipoglucemia. Para los que no somos doctores, eso es que se le bajó el azúcar en la sangre a niveles peligrosísimos, una condición que puede ser fatal si no se atiende de inmediato. El personal paramédico lo atendió ahí mismo, en medio de la nada, para estabilizarlo y de una lo trasladaron en condición crítica a la clínica de La Cruz. Un rescate en el último minuto, literalmente.
Diay, al final del día, lo que importa es que está vivo y que su familia ya puede respirar tranquila. Esta vara nos deja pensando en dos cosas: primero, el trabajazo increíble que hacen los cuerpos de emergencia en este país, que a veces no valoramos lo suficiente hasta que pasan cosas así. Y segundo, lo vulnerables que son nuestros adultos mayores, especialmente los que tienen condiciones como el Alzheimer, que requieren un cuidado constante. Es un recordatorio de que tenemos que estar más atentos como comunidad. Más allá de celebrar esta buena noticia, ¿creen que como sociedad estamos haciendo lo suficiente para proteger a nuestros adultos mayores con estas condiciones? ¿Qué más se podría hacer a nivel de barrio o comunidad para evitar estas tortas?
