¡Ay, Dios mío! Esto sí que está feo. Parece sacado de película, pero resulta que nuestros jovencitos, ahí mismo en los colegios, están tratando de copiarle los pasos a las bandas delicuenciales. No hablamos de rayitas en la pared ni de grafiti, sino de organizar operaciones, tener 'campanas' y hasta manejar dinerito... todo, para vender vapes, hierba y otras cositas que no van. ¡Qué cosa!
Según el Colegio de Profesionales en Orientación, la situación es más seria de lo que parece. Ya no es cuestión de que un par de chamacos compartan un vape, sino de estructuras organizadas, con roles muy definidos. Dicen que esto es una especie de "emulación rústica", como le llaman ellos, pero vamos, suena a que están aprendiendo a moverse en el mundo del hampa.
José Miguel Chavarría, representante del Colegio de Orientadores, nos explica que los roles dentro de estos grupúsculos son sorprendentemente similares a los de las bandas de verdad: hay cabecillas que mandan, vigilantes que avisan si viene la poli, y otros que se encargan del dinero o hacen contacto con los proveedores. ¡Imagínate!, como si estuvieran jugando a ser mafiosos, pero con vapes y marihuana. Una pena, la verdad.
Y ojo, que no se trata solamente de vapes, aunque eso sí que es lo más común. También han encontrado casos de venta de marihuana, crack e incluso medicamentos sin receta. ¡Menuda mezcla! Lo peor es que muchos de estos jóvenes son menores de edad y, en algunos casos, hasta los papás les ayudan a conseguir los productos. ¡Qué descaro!
Parece que los alumnos de sétimo año son los más propensos a meterse en este brete. Con la presión de terminar el ciclo escolar, querer encajar en los grupos sociales y la curiosidad de probar cosas nuevas, son un blanco fácil para estos líderes que prometen poder y dinero rápido. Pero, díganme, ¿qué futuro les espera a estos muchachos si empiezan a tomar este camino?
El Colegio de Orientadores insiste en que necesitamos ponerle el turbo a las medidas preventivas y actualizar los protocolos existentes. Ya no basta con charlas rápidas y sanciones aisladas; tenemos que involucrar activamente a las familias, trabajar en conjunto con el IAFA, el Ministerio de Salud y la Caja. ¡Esto requiere un esfuerzo serio y coordinado!
Chavarría también recalcó que los orientadores están a disposición en todos los colegios para brindar apoyo a los estudiantes, padres y maestros que estén pasando por esta situación. Así que, si te preocupa tu hijo, tu sobrino, o cualquier joven que conozcas, ¡no dudes en buscar ayuda! Mejor prevenir que lamentar, como dicen por acá.
En fin, qué preocupación nos da ver cómo nuestros jóvenes se exponen a estas influencias negativas. Seamos honestos, ¿cree usted que la educación familiar y la supervisión parental son suficientes para contrarrestar esta creciente influencia del crimen organizado en los colegios, o necesitamos medidas mucho más contundentes y urgentes para proteger a nuestra juventud?
Según el Colegio de Profesionales en Orientación, la situación es más seria de lo que parece. Ya no es cuestión de que un par de chamacos compartan un vape, sino de estructuras organizadas, con roles muy definidos. Dicen que esto es una especie de "emulación rústica", como le llaman ellos, pero vamos, suena a que están aprendiendo a moverse en el mundo del hampa.
José Miguel Chavarría, representante del Colegio de Orientadores, nos explica que los roles dentro de estos grupúsculos son sorprendentemente similares a los de las bandas de verdad: hay cabecillas que mandan, vigilantes que avisan si viene la poli, y otros que se encargan del dinero o hacen contacto con los proveedores. ¡Imagínate!, como si estuvieran jugando a ser mafiosos, pero con vapes y marihuana. Una pena, la verdad.
Y ojo, que no se trata solamente de vapes, aunque eso sí que es lo más común. También han encontrado casos de venta de marihuana, crack e incluso medicamentos sin receta. ¡Menuda mezcla! Lo peor es que muchos de estos jóvenes son menores de edad y, en algunos casos, hasta los papás les ayudan a conseguir los productos. ¡Qué descaro!
Parece que los alumnos de sétimo año son los más propensos a meterse en este brete. Con la presión de terminar el ciclo escolar, querer encajar en los grupos sociales y la curiosidad de probar cosas nuevas, son un blanco fácil para estos líderes que prometen poder y dinero rápido. Pero, díganme, ¿qué futuro les espera a estos muchachos si empiezan a tomar este camino?
El Colegio de Orientadores insiste en que necesitamos ponerle el turbo a las medidas preventivas y actualizar los protocolos existentes. Ya no basta con charlas rápidas y sanciones aisladas; tenemos que involucrar activamente a las familias, trabajar en conjunto con el IAFA, el Ministerio de Salud y la Caja. ¡Esto requiere un esfuerzo serio y coordinado!
Chavarría también recalcó que los orientadores están a disposición en todos los colegios para brindar apoyo a los estudiantes, padres y maestros que estén pasando por esta situación. Así que, si te preocupa tu hijo, tu sobrino, o cualquier joven que conozcas, ¡no dudes en buscar ayuda! Mejor prevenir que lamentar, como dicen por acá.
En fin, qué preocupación nos da ver cómo nuestros jóvenes se exponen a estas influencias negativas. Seamos honestos, ¿cree usted que la educación familiar y la supervisión parental son suficientes para contrarrestar esta creciente influencia del crimen organizado en los colegios, o necesitamos medidas mucho más contundentes y urgentes para proteger a nuestra juventud?