¡Aguántense! Amazon acaba de soltarle un buen toque al mundo de la seguridad doméstica con sus cámaras Ring. Parece que ahora van a usar inteligencia artificial y reconocimiento facial para saber quién anda llamando a la puerta, hasta para buscar nuestras mascotas. Sí, así como lo escuchan, el mae de Bezos quiere saber si Doña Llorona está merodeando el jardín o si Firulais se fue a pasear sin permiso.
La jugada es clara: con la función Alexa+ Greetings, las cámaras de resolución 2K y 4K – esas que uno compra porque quiere estar a la última – van a poder reconocer caras conocidas y saludar a la gente por nombre. Imaginen la escena: llega la comadre Gladys, y Alexa anuncia: 'Gladys está en la puerta'. ¡Qué carga! Ya no queda nada a la imaginación, eh.
Lo interesante es que Google ya andaba haciendo cositas parecidas con sus cámaras Nest desde hace ratón. Pero esto es la primera vez que Ring se mete al juego del reconocimiento facial. Según Jamie Siminoff, el cerebro detrás de Ring, esto es parte de una estrategia para ‘tomar decisiones informadas’ sobre cómo interactuar con la familia y, claro está, mantener la seguridad. Ahí nomás me pregunto... ¿hasta dónde queremos dejar que Alexa tenga acceso a nuestra vida?
Y ni hablar de la función Search Party, que es para esos dueños de mascotas preocupados. Si el perro sale corriendo, pueden activar la búsqueda y las cámaras de Ring con IA van a escanear la zona buscando coincidencias. Una cámara detecta un perro que se parece al tuyo, te manda una alerta con una foto, y tú decides si es o no el chucho perdido. Dicen que primero va a funcionar solo con perros, pero prometen que pronto ampliarán la búsqueda a gatos y otros chunches peludos.
Ahora bien, aquí viene el tema que nos toca a todos los tranquilos de Costa Rica: la privacidad. ¿Estamos dispuestos a permitir que una empresa extranjera registre nuestras caras y los rostros de nuestros invitados? ¿Hasta dónde llega la seguridad y cuándo empieza a invadir nuestro derecho a la intimidad? Yo que soy diay, me da un poquito de chirria pensar que Amazon esté guardando datos biométricos de mis vecinos y los míos.
Además, hay que analizar el lado práctico de esto. ¿Qué pasa si la cámara confunde a alguien con otra persona? ¿O si un hacker logra acceder a la base de datos de rostros? Me imagino el escándalo si resulta que mi cara aparece asociada a algún delito que yo ni he pensado cometer. ¡Qué torta! Y aunque dicen que tenemos ‘el control’, la realidad es que estas tecnologías suelen ser complejas y difíciles de entender.
No quiero ser aguafiestas, pero hay que ponerle atención a estos temas. Por un lado, es chiva tener la posibilidad de identificar visitas y encontrar mascotas perdidas. Por otro lado, es fundamental proteger nuestros derechos y exigir transparencia a las empresas tecnológicas. La tecnología avanza a pasos agigantados, y nosotros debemos estar preparados para enfrentar los desafíos que trae consigo. Los tiempos cambian, y ya no basta con cerrar la puerta con llave; ahora hay que cuidar también nuestra información personal.
Este nuevo lanzamiento de Amazon plantea preguntas cruciales sobre el futuro de la vigilancia y la privacidad en nuestros hogares. Con la promesa de mayor seguridad, ¿estamos dispuestos a sacrificar parte de nuestra libertad y anonimato? ¿Consideran que los beneficios de estas nuevas funciones superan los riesgos potenciales para la privacidad individual y comunitaria, o creen que deberíamos replantearnos el uso de estas tecnologías en nuestros espacios personales? ¡Den su opinión!
La jugada es clara: con la función Alexa+ Greetings, las cámaras de resolución 2K y 4K – esas que uno compra porque quiere estar a la última – van a poder reconocer caras conocidas y saludar a la gente por nombre. Imaginen la escena: llega la comadre Gladys, y Alexa anuncia: 'Gladys está en la puerta'. ¡Qué carga! Ya no queda nada a la imaginación, eh.
Lo interesante es que Google ya andaba haciendo cositas parecidas con sus cámaras Nest desde hace ratón. Pero esto es la primera vez que Ring se mete al juego del reconocimiento facial. Según Jamie Siminoff, el cerebro detrás de Ring, esto es parte de una estrategia para ‘tomar decisiones informadas’ sobre cómo interactuar con la familia y, claro está, mantener la seguridad. Ahí nomás me pregunto... ¿hasta dónde queremos dejar que Alexa tenga acceso a nuestra vida?
Y ni hablar de la función Search Party, que es para esos dueños de mascotas preocupados. Si el perro sale corriendo, pueden activar la búsqueda y las cámaras de Ring con IA van a escanear la zona buscando coincidencias. Una cámara detecta un perro que se parece al tuyo, te manda una alerta con una foto, y tú decides si es o no el chucho perdido. Dicen que primero va a funcionar solo con perros, pero prometen que pronto ampliarán la búsqueda a gatos y otros chunches peludos.
Ahora bien, aquí viene el tema que nos toca a todos los tranquilos de Costa Rica: la privacidad. ¿Estamos dispuestos a permitir que una empresa extranjera registre nuestras caras y los rostros de nuestros invitados? ¿Hasta dónde llega la seguridad y cuándo empieza a invadir nuestro derecho a la intimidad? Yo que soy diay, me da un poquito de chirria pensar que Amazon esté guardando datos biométricos de mis vecinos y los míos.
Además, hay que analizar el lado práctico de esto. ¿Qué pasa si la cámara confunde a alguien con otra persona? ¿O si un hacker logra acceder a la base de datos de rostros? Me imagino el escándalo si resulta que mi cara aparece asociada a algún delito que yo ni he pensado cometer. ¡Qué torta! Y aunque dicen que tenemos ‘el control’, la realidad es que estas tecnologías suelen ser complejas y difíciles de entender.
No quiero ser aguafiestas, pero hay que ponerle atención a estos temas. Por un lado, es chiva tener la posibilidad de identificar visitas y encontrar mascotas perdidas. Por otro lado, es fundamental proteger nuestros derechos y exigir transparencia a las empresas tecnológicas. La tecnología avanza a pasos agigantados, y nosotros debemos estar preparados para enfrentar los desafíos que trae consigo. Los tiempos cambian, y ya no basta con cerrar la puerta con llave; ahora hay que cuidar también nuestra información personal.
Este nuevo lanzamiento de Amazon plantea preguntas cruciales sobre el futuro de la vigilancia y la privacidad en nuestros hogares. Con la promesa de mayor seguridad, ¿estamos dispuestos a sacrificar parte de nuestra libertad y anonimato? ¿Consideran que los beneficios de estas nuevas funciones superan los riesgos potenciales para la privacidad individual y comunitaria, o creen que deberíamos replantearnos el uso de estas tecnologías en nuestros espacios personales? ¡Den su opinión!