Imaginen la escena: diciembre llegó, los centros comerciales brillan más que nunca, y allá vamos nosotros, los nacionales, tratando de encontrar el regalo perfecto. Entre luces navideñas y villancicos que suenan en loop, uno piensa ‘¡Ay, Dios mío, otra vez esto!’ Pero espere un momento… ¿qué pasaría si esos villancicos fueran una medicina disfrazada?
Resulta que, aunque a veces nos duela la garganta intentándolo, cantar nos hace un montón de bien. No hablamos de convertirnos en Andrea Bocelli de la noche a la mañana, sino de soltar la voz, aunque sea desafinando un poquito. Estudios recientes dicen que cantar beneficia desde nuestro cerebro hasta nuestro corazoncito, sobre todo si lo hacemos rodeados de pura gente.
Según científicos de Cambridge, cantar es un acto completo: cognitivo, físico, emocional y social. Piensa en eso, ¡toda una movida! Estos investigadores, que andan estudiando cómo la música ayuda a recuperarse de golpes en la cabecita, descubrieron que la gente que canta junta crea lazos súper fuertes. Hasta los que normalmente se esconden cuando alguien propone cantar, terminan uniéndose al coro. ¡Parece magia!
Y no es solo cuestión de sentimiento; también hay ciencia detrás. Cantar es bueno para los pulmones, mejora la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Además, ¡fortalece nuestras defensas! ¿Se imaginan? Un buen coro navideño podría ser igual que tomarse un jugo de vitamina C, pero con más ritmo. Todo porque, al parecer, cantar activa un nervio especial llamado vago, que está conectado a nuestras cuerdas vocales y a la garganta. ¡Quién lo diría!
Ahora, piensen en lo siguiente: ¿cuántas veces hemos visto a familias enteras cantando villancicos en Navidad? ¿Cuántas veces nos hemos unido al coro en una iglesia o en una posada? Esa unión, esa camaradería, esa sensación de pertenecer a algo más grande... eso también contribuye a que nos sintamos bien. Y ni hablar de liberar endorfinas, esas hormonas que nos hacen sentir felices y libres de cualquier preocupación. ¡Una verdadera descarga de energía positiva!
Lo interesante es que cantar en grupo es aún mejor que cantar solo. Imaginen los conciertos navideños de colegios, las presentaciones de iglesias... ¡es una explosión de alegría colectiva! Investigadores están usando el canto para ayudar a niños y adultos a superar problemas de aprendizaje y trastornos del habla. También están trabajando con personas que padecen enfermedades como Parkinson y Alzheimer, buscando formas de mejorar su calidad de vida. Aquí en Costa Rica, podríamos implementar programas así en casas de retiro y hospitales.
Por supuesto, no todo es color de rosa. Como en todo, hay precauciones que debemos tomar. Durante la pandemia aprendimos a las malas que cantar en espacios cerrados puede propagar gérmenes rápidamente. Así que, si estamos resfriados o tenemos alguna gripe, lo mejor es quedarnos calladitos en casa y no arriesgar contagiarnos a los demás. Pero, fuera de eso, cantar es una actividad segura, divertida y llena de beneficios. Imagínate cantarle una serenata a tu pareja o ir a un karaoke con tus amigos – ¡pura terapia!
Así que ya saben, esta Navidad, apácense, olvídense de las inhibiciones y déjense llevar por la melodía. Ya sea coreando los villancicos en la radio, uniéndose a un coro comunitario o simplemente tarareando una canción favorita, aprovechen para soltar la voz y cuidar su salud. ¿Ustedes qué opinan? ¿Cuáles son sus villancicos favoritos para cantar en familia y cuál creen que sería el próximo paso para integrar el canto en programas de salud pública en Costa Rica?
Resulta que, aunque a veces nos duela la garganta intentándolo, cantar nos hace un montón de bien. No hablamos de convertirnos en Andrea Bocelli de la noche a la mañana, sino de soltar la voz, aunque sea desafinando un poquito. Estudios recientes dicen que cantar beneficia desde nuestro cerebro hasta nuestro corazoncito, sobre todo si lo hacemos rodeados de pura gente.
Según científicos de Cambridge, cantar es un acto completo: cognitivo, físico, emocional y social. Piensa en eso, ¡toda una movida! Estos investigadores, que andan estudiando cómo la música ayuda a recuperarse de golpes en la cabecita, descubrieron que la gente que canta junta crea lazos súper fuertes. Hasta los que normalmente se esconden cuando alguien propone cantar, terminan uniéndose al coro. ¡Parece magia!
Y no es solo cuestión de sentimiento; también hay ciencia detrás. Cantar es bueno para los pulmones, mejora la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Además, ¡fortalece nuestras defensas! ¿Se imaginan? Un buen coro navideño podría ser igual que tomarse un jugo de vitamina C, pero con más ritmo. Todo porque, al parecer, cantar activa un nervio especial llamado vago, que está conectado a nuestras cuerdas vocales y a la garganta. ¡Quién lo diría!
Ahora, piensen en lo siguiente: ¿cuántas veces hemos visto a familias enteras cantando villancicos en Navidad? ¿Cuántas veces nos hemos unido al coro en una iglesia o en una posada? Esa unión, esa camaradería, esa sensación de pertenecer a algo más grande... eso también contribuye a que nos sintamos bien. Y ni hablar de liberar endorfinas, esas hormonas que nos hacen sentir felices y libres de cualquier preocupación. ¡Una verdadera descarga de energía positiva!
Lo interesante es que cantar en grupo es aún mejor que cantar solo. Imaginen los conciertos navideños de colegios, las presentaciones de iglesias... ¡es una explosión de alegría colectiva! Investigadores están usando el canto para ayudar a niños y adultos a superar problemas de aprendizaje y trastornos del habla. También están trabajando con personas que padecen enfermedades como Parkinson y Alzheimer, buscando formas de mejorar su calidad de vida. Aquí en Costa Rica, podríamos implementar programas así en casas de retiro y hospitales.
Por supuesto, no todo es color de rosa. Como en todo, hay precauciones que debemos tomar. Durante la pandemia aprendimos a las malas que cantar en espacios cerrados puede propagar gérmenes rápidamente. Así que, si estamos resfriados o tenemos alguna gripe, lo mejor es quedarnos calladitos en casa y no arriesgar contagiarnos a los demás. Pero, fuera de eso, cantar es una actividad segura, divertida y llena de beneficios. Imagínate cantarle una serenata a tu pareja o ir a un karaoke con tus amigos – ¡pura terapia!
Así que ya saben, esta Navidad, apácense, olvídense de las inhibiciones y déjense llevar por la melodía. Ya sea coreando los villancicos en la radio, uniéndose a un coro comunitario o simplemente tarareando una canción favorita, aprovechen para soltar la voz y cuidar su salud. ¿Ustedes qué opinan? ¿Cuáles son sus villancicos favoritos para cantar en familia y cuál creen que sería el próximo paso para integrar el canto en programas de salud pública en Costa Rica?