¡Qué despiche! Resulta que don Rodrigo, nuestro querido presidente, decidió que no le va a dar la bola al Congreso sobre el tema del BCIE-Cariñitos. Se rifó totalmente, porque el asunto del desafuero ya está dando qué hablar y él prefiere seguirle echándole ganas a otras cosas, aparentemente. La Asamblea Legislativa tenía planeado hacerle un interrogatorio el lunes, pero parece que a Chaves le dio un ataque de “yo soy quien” y mandó mensaje claro: ahí no hay nada que ver.
Para ponerlos al tanto, la onda es que la Fiscalía General lo acusó de concusión en relación con este caso que ha sacudido al país entero. Ahora, el Congreso tiene que decidir si le quitan el fuero, o sea, si lo dejan enfrentar cargos penales. Si le quitan el fuero, entonces sí, la justicia puede hacer su trabajo; si no, pues sigue campante, como si nada estuviera pasando. Que bronca, ¿verdad?
Rodrigo Arias, el presidente del Congreso, había propuesto una movida: que Chaves fuera a declarar ante los diputados, sin su abogado y por un rato limitado. Pero el presidente, en su programa de tele, le dijo “ni pedo”, literalmente. Dijo que no iba a ir a “interactuar” con ese tema, usando comillas, como si fuera un escándalo ajeno a él. ¡Qué cara dura, mae! Uno se pregunta, ¿qué anda escondiendo?
Ahora, la Asamblea está buscando reunir los 38 votos necesarios para levantarle el fuero. Ya varios diputados han dicho que van a votar a favor, incluyendo a Andrea Álvarez del PLN, que lideró la comisión que analizó el caso. También están los liberacionistas, y hasta algunos del PUSC y PLP se suman a la jugada. Parece que la presión es grande y muchos quieren ver cómo termina esto.
Pero ojo, que no todo está decidido. Nueva República y algunas diputaciones independientes todavía están estudiando el tema. Fabricio Alvarado, el jefe de la fracción de Nueva República, dice que siguen reflexionando. Gloria Navas, otra diputada independiente, también asegura que todavía está revisando el informe. Así que la cosa está recontra reñida, y el lunes podría haber sorpresas. ¿Quién sabe si alguien cambia de opinión a último momento?
El caso Cariñitos ha sido una verdadera torta para Costa Rica. Se trata de presuntas irregularidades en la entrega de créditos del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE). Un montón de gente involucrada, contratos turbios, y ahora la figura del presidente en medio del embrollo. Da pena ajena, pero también da mucha rabia ver cómo los asuntos públicos pueden ensuciarse así. Es difícil creer que nuestros representantes puedan manejar el poder con responsabilidad a veces, diay.
Y hablando de responsabilidades, la actitud de Chaves es preocupante. En lugar de colaborar con la investigación y aclarar cualquier duda, prefiere meterse en su propia cama y negarse a rendir cuentas. Eso no genera confianza, máxime cuando ocupa el cargo más alto de la nación. Al final, nosotros los ciudadanos tenemos derecho a saber qué está pasando y a exigir transparencia.
En fin, la cosa está caliente, los ánimos están arriba, y el futuro político de Chaves está en juego. Todos estamos esperando el lunes con el corazón en la boca para ver qué decide la Asamblea. Pero dime, ¿crees que la negativa de Chaves a comparecer ante el Congreso lo perjudica más o menos? ¿Debería reconsiderar su postura y enfrentar el escrutinio público, o está haciendo bien en defender su posición?
Para ponerlos al tanto, la onda es que la Fiscalía General lo acusó de concusión en relación con este caso que ha sacudido al país entero. Ahora, el Congreso tiene que decidir si le quitan el fuero, o sea, si lo dejan enfrentar cargos penales. Si le quitan el fuero, entonces sí, la justicia puede hacer su trabajo; si no, pues sigue campante, como si nada estuviera pasando. Que bronca, ¿verdad?
Rodrigo Arias, el presidente del Congreso, había propuesto una movida: que Chaves fuera a declarar ante los diputados, sin su abogado y por un rato limitado. Pero el presidente, en su programa de tele, le dijo “ni pedo”, literalmente. Dijo que no iba a ir a “interactuar” con ese tema, usando comillas, como si fuera un escándalo ajeno a él. ¡Qué cara dura, mae! Uno se pregunta, ¿qué anda escondiendo?
Ahora, la Asamblea está buscando reunir los 38 votos necesarios para levantarle el fuero. Ya varios diputados han dicho que van a votar a favor, incluyendo a Andrea Álvarez del PLN, que lideró la comisión que analizó el caso. También están los liberacionistas, y hasta algunos del PUSC y PLP se suman a la jugada. Parece que la presión es grande y muchos quieren ver cómo termina esto.
Pero ojo, que no todo está decidido. Nueva República y algunas diputaciones independientes todavía están estudiando el tema. Fabricio Alvarado, el jefe de la fracción de Nueva República, dice que siguen reflexionando. Gloria Navas, otra diputada independiente, también asegura que todavía está revisando el informe. Así que la cosa está recontra reñida, y el lunes podría haber sorpresas. ¿Quién sabe si alguien cambia de opinión a último momento?
El caso Cariñitos ha sido una verdadera torta para Costa Rica. Se trata de presuntas irregularidades en la entrega de créditos del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE). Un montón de gente involucrada, contratos turbios, y ahora la figura del presidente en medio del embrollo. Da pena ajena, pero también da mucha rabia ver cómo los asuntos públicos pueden ensuciarse así. Es difícil creer que nuestros representantes puedan manejar el poder con responsabilidad a veces, diay.
Y hablando de responsabilidades, la actitud de Chaves es preocupante. En lugar de colaborar con la investigación y aclarar cualquier duda, prefiere meterse en su propia cama y negarse a rendir cuentas. Eso no genera confianza, máxime cuando ocupa el cargo más alto de la nación. Al final, nosotros los ciudadanos tenemos derecho a saber qué está pasando y a exigir transparencia.
En fin, la cosa está caliente, los ánimos están arriba, y el futuro político de Chaves está en juego. Todos estamos esperando el lunes con el corazón en la boca para ver qué decide la Asamblea. Pero dime, ¿crees que la negativa de Chaves a comparecer ante el Congreso lo perjudica más o menos? ¿Debería reconsiderar su postura y enfrentar el escrutinio público, o está haciendo bien en defender su posición?