Miren, mi gente, la cosa está que arde en la política nacional. Fabricio Alvarado, el líder de Nueva República, salió con unas declaraciones que hicieron tronar las redes sociales. El tema, como ya se imaginarán, es Rodrigo Chaves y su inmunidad, un rollo que parece que no tiene fin.
Resulta que Alvarado y su bancada dijeron un rotundo “no” a levantarle el fuero al presidente. Según ellos, hacerlo sería regalarle las próximas elecciones a los que andan buscando cómo sacarlo del poder. Lo pintaron como una especie de “cajita blanca” para liberacionistas, del Frente Amplio y hasta pa’ algunos diputaditos independientes que anda con ganas de meter pata. ¡Ni más ni menos, diay!
Imaginen la escena: Alvarado, desde su curul, soltando arengas sobre cómo el Tribunal Supremo de Elecciones aún no ha dado el banderazo oficial de la campaña electoral y que un juicio contra Chaves ahora mismo sería como mezclar churros con chocolate. Es decir, una combinación rara y que le podría dar bolas a cualquiera.
Pero ahí no quedó la cosa. Alvarado, que siempre anda pensando en cómo sumar votes, lanzó unos mensajes electorales bien cargados. Dijo textualmente que “estamos listos para mostrarle al país que hay que sacar a Chaves del poder y que hay que apostar por una Nueva República”. ¡Uy, uy, uy! Se le nota el brío pa’la contienda del 2026, mándale flores.
Y hablando de 2026, la cosa se puso todavía más interesante cuando Laura Fernández, la candidata del Pueblo Soberano, puso la bomba: quiere que Chaves sea su ministro de la Presidencia y coordinador de la continuidad... si es que ella sale presidenta, claro está. Esto generó un revuelo enorme, especialmente porque Alvarado no tardó en reaccionar.
Alvarado, con toda la actitud que lo caracteriza, le soltó la bronca a Fernández, diciendo que no cree que Chaves quiera ser ministro. Él está seguro de que Chaves aspira a volver a ser presidente, y que la idea de ser ministro es como ponerle atún a un gato. “Si sus partidarios y él mismo dicen que el que nada debe, nada teme, esa opción debería estar descartada,” fustigó el líder neorepublicano.
Luego vino la parte donde Alvarado acusó al gobierno de ser “tibio” en temas de vida y familia, recordando sus decisiones sobre la marcha LGBT y la eliminación de las guías sexuales. También mencionó que el asunto de levantarle el fuero a Chaves es solo un “pleito de barrio” mientras el país se ahoga en problemas reales: presas secas, listas de espera interminables y, para colmo, balaceras a todas horas. ¡Qué despiche!
Para cerrar con broche de oro, Alvarado sentenció que Chaves enfrentará la justicia en el momento oportuno, pero no ahora, en plena campaña electoral. Temen que el presidente, con su labia y sus platicas en “plaza pública”, termine metiéndose donde no debe y emborronando las elecciones. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que la defensa de Alvarado a Chaves es genuina o simplemente una estrategia política para impulsar su propia candidatura?
Resulta que Alvarado y su bancada dijeron un rotundo “no” a levantarle el fuero al presidente. Según ellos, hacerlo sería regalarle las próximas elecciones a los que andan buscando cómo sacarlo del poder. Lo pintaron como una especie de “cajita blanca” para liberacionistas, del Frente Amplio y hasta pa’ algunos diputaditos independientes que anda con ganas de meter pata. ¡Ni más ni menos, diay!
Imaginen la escena: Alvarado, desde su curul, soltando arengas sobre cómo el Tribunal Supremo de Elecciones aún no ha dado el banderazo oficial de la campaña electoral y que un juicio contra Chaves ahora mismo sería como mezclar churros con chocolate. Es decir, una combinación rara y que le podría dar bolas a cualquiera.
Pero ahí no quedó la cosa. Alvarado, que siempre anda pensando en cómo sumar votes, lanzó unos mensajes electorales bien cargados. Dijo textualmente que “estamos listos para mostrarle al país que hay que sacar a Chaves del poder y que hay que apostar por una Nueva República”. ¡Uy, uy, uy! Se le nota el brío pa’la contienda del 2026, mándale flores.
Y hablando de 2026, la cosa se puso todavía más interesante cuando Laura Fernández, la candidata del Pueblo Soberano, puso la bomba: quiere que Chaves sea su ministro de la Presidencia y coordinador de la continuidad... si es que ella sale presidenta, claro está. Esto generó un revuelo enorme, especialmente porque Alvarado no tardó en reaccionar.
Alvarado, con toda la actitud que lo caracteriza, le soltó la bronca a Fernández, diciendo que no cree que Chaves quiera ser ministro. Él está seguro de que Chaves aspira a volver a ser presidente, y que la idea de ser ministro es como ponerle atún a un gato. “Si sus partidarios y él mismo dicen que el que nada debe, nada teme, esa opción debería estar descartada,” fustigó el líder neorepublicano.
Luego vino la parte donde Alvarado acusó al gobierno de ser “tibio” en temas de vida y familia, recordando sus decisiones sobre la marcha LGBT y la eliminación de las guías sexuales. También mencionó que el asunto de levantarle el fuero a Chaves es solo un “pleito de barrio” mientras el país se ahoga en problemas reales: presas secas, listas de espera interminables y, para colmo, balaceras a todas horas. ¡Qué despiche!
Para cerrar con broche de oro, Alvarado sentenció que Chaves enfrentará la justicia en el momento oportuno, pero no ahora, en plena campaña electoral. Temen que el presidente, con su labia y sus platicas en “plaza pública”, termine metiéndose donde no debe y emborronando las elecciones. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que la defensa de Alvarado a Chaves es genuina o simplemente una estrategia política para impulsar su propia candidatura?
