¡Pero qué se agarró el señor Faitelson, raza! El rollo con la selección nacional se nos está poniendo más feo que gallina ciega, y parece que este comentarista mexicano decidió descargar toda su frustración con la prensa acá. Después de la humillada que le dieron a la selección frente a Haití – ¡qué torta!, vaya papelón –, el bueno de David salió con unas declaraciones que dejaron a más de uno boquiabierto. El mae realmente se encendió, y claro, tocó ponerle pausa al periodismo costarricense.
Todo comenzó cuando algunos periodistas, haciendo nuestro trabajo, le preguntaron al técnico Miguel Herrera si consideraba que era momento de buscar nuevos aires en la dirección técnica. Cosas que pasan cuando vas perdiendo puntos como canicas en la hexagonal, ¿verdad? Pues eso pareció sacarlo del control al señor Faitelson, quien, aunque dice que no es así, siempre ha sido un defensor a capa y espada de los entrenadores, incluso cuando las cosas van horriblemente mal. Y ahora, resulta que nos toca aguantar sus críticas, ¡el colmo!
En medio de la polémica, Faitelson soltó la bomba: “El periodismo costarricense me avergüenza”. ¡Imagínate! Dijo que no compartía el trato que se le estaba dando al Piojo Herrera. Argumentó que los periodistas no debemos convertirnos en aficionados o ‘barras bravas’ exigiendo renuncias. ¡Parece sacado directamente de un manual de fútbol sudamericano! Lo que no recuerda, o finge olvidar, es que él mismo ha sido el primero en pedirle la cabeza a entrenadores con peores resultados que los que está mostrando Herrera aquí. Es pura hipocresía, diay.
Las redes sociales, como era de esperarse, explotaron en un torbellino de reacciones. Muchísima gente le recordó al comentarista su propia trayectoria llena de críticas mordaces y exigencias similares hacia otros entrenadores. No faltaron memes ni burlas al respecto, demostrando que la gente no está precisamente dispuesta a tragarse esas justificaciones. De hecho, muchos señalan que Faitelson se ha convertido en un personaje polarizador, más interesado en generar controversia que en ofrecer análisis objetivos. El mae busca llamar la atención a toda costa, ¡y parece que lo está logrando!
Este rollo con Faitelson pone de manifiesto un problema más profundo: la relación entre la prensa deportiva y los equipos nacionales. En Costa Rica, a veces hay cierta complacencia o temor a criticar abiertamente a los dirigentes o entrenadores, por miedo a represalias o a ser tachados de detractores. Pero el periodismo tiene que ser independiente y fiscalizador, y eso implica señalar los errores cuando estos existen, sin importar quiénes sean los responsables. ¿Para qué sirve un periodista si no hace preguntas incómodas?
Además, el caso de Faitelson alimenta el debate sobre el rol de los comentaristas deportivos extranjeros en nuestra liga. Si bien es cierto que aportan experiencia y otra perspectiva, también pueden caer en actitudes prepotentes e irrespetuosas, como la que vimos recientemente. Hay que recordar que ellos no viven las consecuencias directas de las decisiones que se toman en el fútbol costarricense, y su opinión no debería tener más peso que la de aquellos que sí estamos comprometidos con el desarrollo de nuestro deporte.
Volviendo al tema central, la derrota ante Haití es un golpe duro para nuestras aspiraciones mundialistas. Con un rendimiento paupérrimo, la selección se encuentra prácticamente eliminada de la competencia. Y en medio de esta crisis deportiva, aparece un comentarista extranjero para culpar a la prensa. ¡Qué despiche! En lugar de buscar soluciones y apoyar al equipo, prefiere lanzar acusaciones injustas. Esto demuestra, una vez más, que el fútbol es mucho más que un juego: es un negocio millonario lleno de intereses encontrados y manipulaciones mediáticas.
Ahora bien, dejando de lado la polémica con Faitelson, la verdadera pregunta es: ¿Qué cambios necesita la selección nacional para revertir esta situación tan crítica? ¿Se debe cambiar al entrenador? ¿Se necesitan jugadores nuevos? ¿O el problema es más profundo y requiere de una reforma estructural en el fútbol costarricense? ¿Cuál es su opinión al respecto, compas? ¡Den sus argumentos en el foro, queremos saber qué piensan ustedes!
Todo comenzó cuando algunos periodistas, haciendo nuestro trabajo, le preguntaron al técnico Miguel Herrera si consideraba que era momento de buscar nuevos aires en la dirección técnica. Cosas que pasan cuando vas perdiendo puntos como canicas en la hexagonal, ¿verdad? Pues eso pareció sacarlo del control al señor Faitelson, quien, aunque dice que no es así, siempre ha sido un defensor a capa y espada de los entrenadores, incluso cuando las cosas van horriblemente mal. Y ahora, resulta que nos toca aguantar sus críticas, ¡el colmo!
En medio de la polémica, Faitelson soltó la bomba: “El periodismo costarricense me avergüenza”. ¡Imagínate! Dijo que no compartía el trato que se le estaba dando al Piojo Herrera. Argumentó que los periodistas no debemos convertirnos en aficionados o ‘barras bravas’ exigiendo renuncias. ¡Parece sacado directamente de un manual de fútbol sudamericano! Lo que no recuerda, o finge olvidar, es que él mismo ha sido el primero en pedirle la cabeza a entrenadores con peores resultados que los que está mostrando Herrera aquí. Es pura hipocresía, diay.
Las redes sociales, como era de esperarse, explotaron en un torbellino de reacciones. Muchísima gente le recordó al comentarista su propia trayectoria llena de críticas mordaces y exigencias similares hacia otros entrenadores. No faltaron memes ni burlas al respecto, demostrando que la gente no está precisamente dispuesta a tragarse esas justificaciones. De hecho, muchos señalan que Faitelson se ha convertido en un personaje polarizador, más interesado en generar controversia que en ofrecer análisis objetivos. El mae busca llamar la atención a toda costa, ¡y parece que lo está logrando!
Este rollo con Faitelson pone de manifiesto un problema más profundo: la relación entre la prensa deportiva y los equipos nacionales. En Costa Rica, a veces hay cierta complacencia o temor a criticar abiertamente a los dirigentes o entrenadores, por miedo a represalias o a ser tachados de detractores. Pero el periodismo tiene que ser independiente y fiscalizador, y eso implica señalar los errores cuando estos existen, sin importar quiénes sean los responsables. ¿Para qué sirve un periodista si no hace preguntas incómodas?
Además, el caso de Faitelson alimenta el debate sobre el rol de los comentaristas deportivos extranjeros en nuestra liga. Si bien es cierto que aportan experiencia y otra perspectiva, también pueden caer en actitudes prepotentes e irrespetuosas, como la que vimos recientemente. Hay que recordar que ellos no viven las consecuencias directas de las decisiones que se toman en el fútbol costarricense, y su opinión no debería tener más peso que la de aquellos que sí estamos comprometidos con el desarrollo de nuestro deporte.
Volviendo al tema central, la derrota ante Haití es un golpe duro para nuestras aspiraciones mundialistas. Con un rendimiento paupérrimo, la selección se encuentra prácticamente eliminada de la competencia. Y en medio de esta crisis deportiva, aparece un comentarista extranjero para culpar a la prensa. ¡Qué despiche! En lugar de buscar soluciones y apoyar al equipo, prefiere lanzar acusaciones injustas. Esto demuestra, una vez más, que el fútbol es mucho más que un juego: es un negocio millonario lleno de intereses encontrados y manipulaciones mediáticas.
Ahora bien, dejando de lado la polémica con Faitelson, la verdadera pregunta es: ¿Qué cambios necesita la selección nacional para revertir esta situación tan crítica? ¿Se debe cambiar al entrenador? ¿Se necesitan jugadores nuevos? ¿O el problema es más profundo y requiere de una reforma estructural en el fútbol costarricense? ¿Cuál es su opinión al respecto, compas? ¡Den sus argumentos en el foro, queremos saber qué piensan ustedes!