La cosa está que arde, mi gente. El diputado Antonio Ortega, conocido por meterle billete a las polémicas, salió con pinta de moscardo a defender al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) y a darle con todo a Catalina Crespo, nuestra embajadora en Estados Unidos. Parece que entre ellos hay gallos aplastados y, bueno, ahora se está armando un berrinche nacional.
Ortega, fiel a su estilo, acusó a la embajadora de estar sembrando noticias falsas sobre el proceso de desafuero al presidente Chaves. Él, que anda de chambelán del chavismo, sacó pecho en una entrevista con unos medios que le hacen juego perfecto, diciendo que Crespo está promoviendo una campaña de desprestigio que allá afuera la ven como un intento de golpe de Estado. ¡Un tremendo mondonguito!
Pero espera, que la cosa se pone más picante. Resulta que Crespo no fue llamada por el Congreso de Estados Unidos en pleno, sino que tuvo que ir a reunirse con un tipo, el congresista Mario Díaz-Balart, en una cita privada, pa’ echarle vaina sobre lo que está pasando por acá. Según ella, simplemente iban a conversar, a darle una explicación clara de cómo van las cosas aquí en Costa Rica, pero Ortega, con su lengua viperina, dice que eso huele a podrido.
“Catalina Crespo como defensora de los habitantes fue muy buena antivacunas; hoy, como embajadora en EE.UU., es muy buena promotora de fake news,” escribió Ortega en su cuenta de X. Y siguió soltando verdades y mentiras (dependiendo del criterio de cada quien), preguntándose qué papel está jugando Crespo en el aumento de los aranceles. ¡Uf, qué galleta!
La propia Crespo admitió que su visita no será una presentación oficial ante el Congreso, sino una reunión informal con Díaz-Balart. Dice que él mismo la invitó para que le contara lo que pasa por acá, pero esto no convenció a Ortega ni a sus seguidores. Pa’ ellos, esto es una jugada sucia para influir en la opinión pública desde afuera.
El TSE y el Poder Judicial, buscando no quedarse atrás en esta telenovela, salieron a defenderse. El TSE recalcó que la citatoria de Crespo no tiene ningún impacto en el proceso electoral ni en el trámite del desafuero. Por otro lado, el Poder Judicial aseguró que los procesos de desafuero se están manejando conforme a la ley y la Constitución, negando cualquier tipo de manipulación.
Y como si fuera poco, ocho expresidentes se sumaron a la polémica, firmando un pronunciamiento en defensa del TSE y pidiendo a la comunidad internacional que tenga cuidado con la información que recibe sobre Costa Rica. Dicen que hay mucha movida y que algunos quieren pintar la realidad como si estuviéramos en un banana republic, ¡qué barbaridad!
Ahora bien, con toda esta sopa de letras y acusaciones cruzadas, me pregunto: ¿Realmente existe una intención deliberada de desacreditar al país en el extranjero, o estamos exagerando por la pasión política? ¿Y hasta dónde llegará este berrinche entre Ortega y Crespo?
Ortega, fiel a su estilo, acusó a la embajadora de estar sembrando noticias falsas sobre el proceso de desafuero al presidente Chaves. Él, que anda de chambelán del chavismo, sacó pecho en una entrevista con unos medios que le hacen juego perfecto, diciendo que Crespo está promoviendo una campaña de desprestigio que allá afuera la ven como un intento de golpe de Estado. ¡Un tremendo mondonguito!
Pero espera, que la cosa se pone más picante. Resulta que Crespo no fue llamada por el Congreso de Estados Unidos en pleno, sino que tuvo que ir a reunirse con un tipo, el congresista Mario Díaz-Balart, en una cita privada, pa’ echarle vaina sobre lo que está pasando por acá. Según ella, simplemente iban a conversar, a darle una explicación clara de cómo van las cosas aquí en Costa Rica, pero Ortega, con su lengua viperina, dice que eso huele a podrido.
“Catalina Crespo como defensora de los habitantes fue muy buena antivacunas; hoy, como embajadora en EE.UU., es muy buena promotora de fake news,” escribió Ortega en su cuenta de X. Y siguió soltando verdades y mentiras (dependiendo del criterio de cada quien), preguntándose qué papel está jugando Crespo en el aumento de los aranceles. ¡Uf, qué galleta!
La propia Crespo admitió que su visita no será una presentación oficial ante el Congreso, sino una reunión informal con Díaz-Balart. Dice que él mismo la invitó para que le contara lo que pasa por acá, pero esto no convenció a Ortega ni a sus seguidores. Pa’ ellos, esto es una jugada sucia para influir en la opinión pública desde afuera.
El TSE y el Poder Judicial, buscando no quedarse atrás en esta telenovela, salieron a defenderse. El TSE recalcó que la citatoria de Crespo no tiene ningún impacto en el proceso electoral ni en el trámite del desafuero. Por otro lado, el Poder Judicial aseguró que los procesos de desafuero se están manejando conforme a la ley y la Constitución, negando cualquier tipo de manipulación.
Y como si fuera poco, ocho expresidentes se sumaron a la polémica, firmando un pronunciamiento en defensa del TSE y pidiendo a la comunidad internacional que tenga cuidado con la información que recibe sobre Costa Rica. Dicen que hay mucha movida y que algunos quieren pintar la realidad como si estuviéramos en un banana republic, ¡qué barbaridad!
Ahora bien, con toda esta sopa de letras y acusaciones cruzadas, me pregunto: ¿Realmente existe una intención deliberada de desacreditar al país en el extranjero, o estamos exagerando por la pasión política? ¿Y hasta dónde llegará este berrinche entre Ortega y Crespo?
