¡Pero qué vaina, raza! Resulta que la Real Academia Española (RAE), esos académicos que se creen los dueños del castellano, decidieron darle entrada a unas palabritas nuevas al diccionario. Y no me vengan con que esto es bueno, porque a veces parecen que andan desconectados de cómo hablamos la gente en la calle, ¡y eso que estamos hablando de un diccionario panhispánico!
Entre las novedades encontramos cosas como “microteatro”, que ya llevamos años usando acá en Costa Rica para esas obras cortitas que hacen en gallineros y centros comunitarios; “loguearse”, para entrar a Facebook o Instagram, ¡como si fuera una conquista militar!; y “turismofobia”, que pa’ nosotros es más que conocida, porque a veces vemos cómo el turismo nos come vivo el país, arrasando con nuestras playas y tradiciones.
Además de estas, entraron otras cositas raras, como “crudivorismo” (comer ensalada, vamos), “millenial” (ese mae que nació después del 90 y cree que lo sabe todo) y renovaciones de palabras que ni acordábamos que existían. Por ejemplo, ahora “chapar” significa cerrar un negocio, ¡qué aguante!, ¿quién iba a pensar eso? Y “eco”, pues resulta que es ecografía, ¡idiay! Se me hacía más interesante buscarlo en los volcanes…
Lo que sí me parece bacán es que le dieron espacio a palabras que usamos en Latinoamérica, como “morro” (niño) en Centroamérica y “cubetera” (recipiente de hielo) en algunos países del Caribe. Esto demuestra que aunque la RAE esté en España, reconoce que el español es nuestro y que tenemos nuestras propias formas de expresarnos. Un poquito de respeto, académicos.
Entre las novedades encontramos cosas como “microteatro”, que ya llevamos años usando acá en Costa Rica para esas obras cortitas que hacen en gallineros y centros comunitarios; “loguearse”, para entrar a Facebook o Instagram, ¡como si fuera una conquista militar!; y “turismofobia”, que pa’ nosotros es más que conocida, porque a veces vemos cómo el turismo nos come vivo el país, arrasando con nuestras playas y tradiciones.
Además de estas, entraron otras cositas raras, como “crudivorismo” (comer ensalada, vamos), “millenial” (ese mae que nació después del 90 y cree que lo sabe todo) y renovaciones de palabras que ni acordábamos que existían. Por ejemplo, ahora “chapar” significa cerrar un negocio, ¡qué aguante!, ¿quién iba a pensar eso? Y “eco”, pues resulta que es ecografía, ¡idiay! Se me hacía más interesante buscarlo en los volcanes…
Lo que sí me parece bacán es que le dieron espacio a palabras que usamos en Latinoamérica, como “morro” (niño) en Centroamérica y “cubetera” (recipiente de hielo) en algunos países del Caribe. Esto demuestra que aunque la RAE esté en España, reconoce que el español es nuestro y que tenemos nuestras propias formas de expresarnos. Un poquito de respeto, académicos.