Bueno, pues digámoslo así: el 2025 va a quedar grabado a fuego en nuestra memoria colectiva, pero no precisamente por motivos que nos hagan sentir orgullosos. Después de un año que muchos preferiríamos olvidar, la Selección Costarricense llegó hasta el fondo del pozo y cerró este año en la fatídica posición 49 del Ranking FIFA. ¡Qué despiche!
Para refrescarles la memoria, este año fue un auténtico viacrucis para la Tricolor. Tras no clasificarnos ni al Mundial de Catar 2026 ni a la Copa de Oro, donde caímos como derrotados en cuartos de final contra Estados Unidos, la ilusión futbolística del país prácticamente se fue al traste. Bajo el mando técnico de Miguel Herrera, quien para algunos nunca agarró el brete bien puesto, la selección simplemente no rindió al nivel esperado.
Y ahora, la estocada final: quedar relegados en el escalafón mundial por equipos que francamente, hace unos años ni siquiera consideraríamos competidores directos. Panamá, Canadá, Estados Unidos y México nos dejaron comer polvo en el camino. ¡Qué sal! Pensándolo bien, no es que nos sorprenda tanto, considerando cómo se desarrollaron las cosas durante el año, pero duele igual, ¿verdad?
Muchos analistas ya apuntan a que el problema no radica únicamente en la dirección técnica. Existe una necesidad urgente de revitalizar el fútbol base, de invertir en canteras y de formar jugadores con la mentalidad ganadora que necesita nuestro país. Ya no basta con esperar que aparezca un 'nuevito' de la noche a la mañana; necesitamos un sistema sólido que nos garantice talento fresco y competitivo a largo plazo. Es una vara delicada y requiere atención inmediata.
Desde el Comité Ejecutivo de la Federación Costarricense de Fútbol, han prometido tomar cartas en el asunto y realizar cambios significativos de cara a los próximos torneos. Se habla de buscar un nuevo director técnico con experiencia internacional, de evaluar la conformación de la plantilla nacional y de implementar nuevas estrategias de entrenamiento. Pero vamos, que palabras hay muchas, lo importante es ver si estas promesas se traducirán en acciones concretas que realmente beneficien al fútbol tico.
Sin embargo, no todo está perdido. El fútbol es cíclico, y aunque este año haya sido un golpe duro para la moral de los aficionados, todavía tenemos tiempo para recuperarnos y volver a competir a un nivel más digno. Hay jóvenes talentos que están surgiendo en diferentes ligas, y con el apoyo adecuado podrían convertirse en figuras clave para el futuro de la selección. El mae González, por ejemplo, ha mostrado destellos de calidad impresionantes.
Ahora bien, la pregunta que nos queda es: ¿Realmente estamos dispuestos a aceptar que este tipo de resultados sean la norma, o vamos a exigir un cambio radical en la forma en que se gestiona el fútbol en Costa Rica? Es hora de dejar de echarle la culpa solamente a los jugadores o al entrenador, y empezar a analizar las raíces profundas del problema. Tenemos que asumir nuestras responsabilidades como comunidad futbolística y trabajar juntos para construir un futuro más brillante para la Tricolor.
En fin, cierre de año amargo para el fútbol costarricense. Pero como dice el dicho, “tras la tormenta sale el sol”. ¿Ustedes creen que la Fedefutbol tiene la capacidad y la voluntad política para llevar a cabo las reformas necesarias y devolverle la alegría al fútbol tico? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes, mis queridos foreros!
Para refrescarles la memoria, este año fue un auténtico viacrucis para la Tricolor. Tras no clasificarnos ni al Mundial de Catar 2026 ni a la Copa de Oro, donde caímos como derrotados en cuartos de final contra Estados Unidos, la ilusión futbolística del país prácticamente se fue al traste. Bajo el mando técnico de Miguel Herrera, quien para algunos nunca agarró el brete bien puesto, la selección simplemente no rindió al nivel esperado.
Y ahora, la estocada final: quedar relegados en el escalafón mundial por equipos que francamente, hace unos años ni siquiera consideraríamos competidores directos. Panamá, Canadá, Estados Unidos y México nos dejaron comer polvo en el camino. ¡Qué sal! Pensándolo bien, no es que nos sorprenda tanto, considerando cómo se desarrollaron las cosas durante el año, pero duele igual, ¿verdad?
Muchos analistas ya apuntan a que el problema no radica únicamente en la dirección técnica. Existe una necesidad urgente de revitalizar el fútbol base, de invertir en canteras y de formar jugadores con la mentalidad ganadora que necesita nuestro país. Ya no basta con esperar que aparezca un 'nuevito' de la noche a la mañana; necesitamos un sistema sólido que nos garantice talento fresco y competitivo a largo plazo. Es una vara delicada y requiere atención inmediata.
Desde el Comité Ejecutivo de la Federación Costarricense de Fútbol, han prometido tomar cartas en el asunto y realizar cambios significativos de cara a los próximos torneos. Se habla de buscar un nuevo director técnico con experiencia internacional, de evaluar la conformación de la plantilla nacional y de implementar nuevas estrategias de entrenamiento. Pero vamos, que palabras hay muchas, lo importante es ver si estas promesas se traducirán en acciones concretas que realmente beneficien al fútbol tico.
Sin embargo, no todo está perdido. El fútbol es cíclico, y aunque este año haya sido un golpe duro para la moral de los aficionados, todavía tenemos tiempo para recuperarnos y volver a competir a un nivel más digno. Hay jóvenes talentos que están surgiendo en diferentes ligas, y con el apoyo adecuado podrían convertirse en figuras clave para el futuro de la selección. El mae González, por ejemplo, ha mostrado destellos de calidad impresionantes.
Ahora bien, la pregunta que nos queda es: ¿Realmente estamos dispuestos a aceptar que este tipo de resultados sean la norma, o vamos a exigir un cambio radical en la forma en que se gestiona el fútbol en Costa Rica? Es hora de dejar de echarle la culpa solamente a los jugadores o al entrenador, y empezar a analizar las raíces profundas del problema. Tenemos que asumir nuestras responsabilidades como comunidad futbolística y trabajar juntos para construir un futuro más brillante para la Tricolor.
En fin, cierre de año amargo para el fútbol costarricense. Pero como dice el dicho, “tras la tormenta sale el sol”. ¿Ustedes creen que la Fedefutbol tiene la capacidad y la voluntad política para llevar a cabo las reformas necesarias y devolverle la alegría al fútbol tico? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes, mis queridos foreros!
