¡Ay, Dios mío! Qué pena ajena... La tranquilidad de San Felipe de Alajuelita se vio sacudida ayer noche por una balacera que dejó a una señora de 53 años, doña Marta Maltés, con heridas y a otro vecino queriéndose hacer el loco, negándose a presentar denuncia. Parece que alguien se le fue encima con ganas, y ahora todos estamos preguntándonos qué demonios pasó.
Según nos cuentan desde el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), la jugada se armó pasadas las nueve de la noche. Un tipo, bien picado, llegó en un carro, se bajó, entró en una alameda y ahí sí, empezó a disparar a diestra y siniestra. Las balas alcanzaron a doña Marta, quien estaba adentro de su casita, y a un vecino que andaba por ahí. Pero el vecino, sorpresa, se hizo rogar y decidió no meter la mano, dejándolo todo en manos del OIJ. ¡Qué cosas!
Doña Marta, pobrecita, terminó con heridas en el abdomen y en el pie izquierdo. Imagínate el susto y el dolor… ¡Menos mal que llegó la ambulancia a tiempo! Por su parte, el tipo que echó la bala salió corriendo en el mismo carro, dejando a todos boquiabiertos. El OIJ, rápido como un rayo, logró rastrear el vehículo en Los Jardines, pero el sospechoso ya había desaparecido cual humo.
Lo curioso del caso es que, en el camino de la alameda hasta donde encontraron el carro, los judiciales recuperaron un arma de fuego larga y un cargador. Ahora esos chuches van al laboratorio forense para ver si tienen algo que ver con esta bronca. Además, recogieron varios indicios balísticos en la escena, así que todavía hay mucho por investigar. ¡Parece novela!
Y hablando del carro, resulta que era un taxi, que prestaba un servicio de transporte. El chofer, aunque involucrado, quedó libre. Aparentemente, él no sabía nada de lo que iba a pasar, y simplemente estaba haciendo su brete, llevando gente de un lado a otro. ¡Qué trabajadera la de taxista, siempre metidos en líos!
Las autoridades aseguran que están trabajando a toda máquina para aclarar qué onda con esto, cuál fue el motivo del ataque y quién es el responsable. Dicen que están revisando cámaras de seguridad y entrevistando a testigos, buscando cualquier pista que les lleve al culpable. Esperemos que pronto agarren al tipo y lo pongan a limpiar, porque esto ya da miedo. La violencia urbana sigue golpeando fuerte.
Este tipo de incidentes nos hacen pensar en cómo ha cambiado nuestro país. Antes, Alajuelita era un pueblito tranquilo, donde la gente se conocía y se cuidaba unos a otros. Ahora, parece que cualquiera puede aparecer de la nada y empezar a causar problemas. Uno se queda pensando, ¿hasta cuándo vamos a tener que vivir con esta inseguridad?
Con este panorama, me pregunto, ¿creen ustedes que las autoridades deberían endurecer las medidas de seguridad en barrios residenciales como Alajuelita para prevenir estos actos violentos, o creen que la solución pasa por abordar las causas sociales y económicas que alimentan la criminalidad en nuestra sociedad?
Según nos cuentan desde el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), la jugada se armó pasadas las nueve de la noche. Un tipo, bien picado, llegó en un carro, se bajó, entró en una alameda y ahí sí, empezó a disparar a diestra y siniestra. Las balas alcanzaron a doña Marta, quien estaba adentro de su casita, y a un vecino que andaba por ahí. Pero el vecino, sorpresa, se hizo rogar y decidió no meter la mano, dejándolo todo en manos del OIJ. ¡Qué cosas!
Doña Marta, pobrecita, terminó con heridas en el abdomen y en el pie izquierdo. Imagínate el susto y el dolor… ¡Menos mal que llegó la ambulancia a tiempo! Por su parte, el tipo que echó la bala salió corriendo en el mismo carro, dejando a todos boquiabiertos. El OIJ, rápido como un rayo, logró rastrear el vehículo en Los Jardines, pero el sospechoso ya había desaparecido cual humo.
Lo curioso del caso es que, en el camino de la alameda hasta donde encontraron el carro, los judiciales recuperaron un arma de fuego larga y un cargador. Ahora esos chuches van al laboratorio forense para ver si tienen algo que ver con esta bronca. Además, recogieron varios indicios balísticos en la escena, así que todavía hay mucho por investigar. ¡Parece novela!
Y hablando del carro, resulta que era un taxi, que prestaba un servicio de transporte. El chofer, aunque involucrado, quedó libre. Aparentemente, él no sabía nada de lo que iba a pasar, y simplemente estaba haciendo su brete, llevando gente de un lado a otro. ¡Qué trabajadera la de taxista, siempre metidos en líos!
Las autoridades aseguran que están trabajando a toda máquina para aclarar qué onda con esto, cuál fue el motivo del ataque y quién es el responsable. Dicen que están revisando cámaras de seguridad y entrevistando a testigos, buscando cualquier pista que les lleve al culpable. Esperemos que pronto agarren al tipo y lo pongan a limpiar, porque esto ya da miedo. La violencia urbana sigue golpeando fuerte.
Este tipo de incidentes nos hacen pensar en cómo ha cambiado nuestro país. Antes, Alajuelita era un pueblito tranquilo, donde la gente se conocía y se cuidaba unos a otros. Ahora, parece que cualquiera puede aparecer de la nada y empezar a causar problemas. Uno se queda pensando, ¿hasta cuándo vamos a tener que vivir con esta inseguridad?
Con este panorama, me pregunto, ¿creen ustedes que las autoridades deberían endurecer las medidas de seguridad en barrios residenciales como Alajuelita para prevenir estos actos violentos, o creen que la solución pasa por abordar las causas sociales y económicas que alimentan la criminalidad en nuestra sociedad?