¡Ay, dios mío! Resulta que el proyecto de la Ruta 1, Barranca-Limonal, no va a estar listo ni viendo las estrellas como prometían algunos. El Presidente Chaves y el ministro Zeledón soltaron la bomba este miércoles: apenas van a lograr un 5% a 10% de avance en los cinco meses que les queda a este gobierno. ¡Qué despiche!
Para ponerle contextito al asunto, este megaproyecto que tanto nos han vendido como solución a los trancones de la Interamericana, debía haber arrancado hace rato. Y ahora resulta que, aunque ya tienen los diseños listos y dos empresas contratadas – Estrella-Bel Ingeniería para Barranca-San Gerardo y Meco para San Gerardo-Limonal –, apenas le meterán unas pocas gotitas de progreso en estos últimos meses. Parece que la construcción va a tomar más tiempo del esperado, llegando probablemente al último cuartezón de 2027.
Durante el programa televisivo semanal desde Casa Presidencial, el ministro Zeledón trató de justificar el retraso diciendo que sí, que están echándole ganas, pero que el tiempo apremia. Dijo que las dos empresas trabajarán “en paralelo” para agilizar las cosas. ¡Un brete el que tienen montado! Pero la verdad, con este ritmo, parece que la paciencia de nosotros, los conductores, se va a acabar antes que la carretera.
Pero lo más jugoso vino de boca del propio Chaves. En una rara admisión de culpabilidad, el Presidente echó balones fuera y apuntó directamente a su exministro de Transportes, Luis Amador. Según él, “el error más grande que cometió en el reclutamiento fue traer a Amador de Canadá”. ¡Uy, qué calentura! Parece que las viejas rencillas siguen vivas y ahora las están usando para justificar los problemas con la carretera.
Y como si esto no fuera suficiente, la Contraloría General de la República (CGR) apenas el martes anterior había dado luz verde a los contratos con ambas empresas, por un total de $176,3 millones. Se demoraron un buen trancazo en aprobarlos, solicitando información adicional al Conavi, lo cual tampoco ayudó a acelerar el proceso. Se dice que el papeleo se extendió más de lo debido, aumentando las dudas sobre cómo andan las cosas por dentro.
En paralelo a todo esto, la Comisión de Ingreso y Gasto Público de la Asamblea Legislativa sigue investigando las supuestas presiones que habría ejercido Chaves para favorecer a la empresa mexicana Tradeco en la adjudicación de la obra. Ya llamaron al exministro Amador, quien reiteró que sintió presión directa por parte del Presidente. ¡Todo un circo mediático alrededor de una carretera que tarda en venir!
Claro que hay que recordar que el asunto tiene ramificaciones económicas importantes. Un retraso así impacta en el comercio, en el transporte de bienes y servicios, y afecta directamente el bolsillo de todos los usuarios de la carretera. Además, pone en tela de juicio la capacidad del gobierno para llevar adelante proyectos de infraestructura tan vitales para el país. Y encima, ¿quién paga la factura al final?
Ahora bien, con todo este panorama, me pregunto: ¿cree usted que este gobierno podrá hacer algo significativo en Barranca-Limonal antes de irse, o estamos condenados a seguir atascándonos por años más mientras se resuelve esta gran torta? Deje su opinión en el foro y digámonos la verdad, ¡mae!
Para ponerle contextito al asunto, este megaproyecto que tanto nos han vendido como solución a los trancones de la Interamericana, debía haber arrancado hace rato. Y ahora resulta que, aunque ya tienen los diseños listos y dos empresas contratadas – Estrella-Bel Ingeniería para Barranca-San Gerardo y Meco para San Gerardo-Limonal –, apenas le meterán unas pocas gotitas de progreso en estos últimos meses. Parece que la construcción va a tomar más tiempo del esperado, llegando probablemente al último cuartezón de 2027.
Durante el programa televisivo semanal desde Casa Presidencial, el ministro Zeledón trató de justificar el retraso diciendo que sí, que están echándole ganas, pero que el tiempo apremia. Dijo que las dos empresas trabajarán “en paralelo” para agilizar las cosas. ¡Un brete el que tienen montado! Pero la verdad, con este ritmo, parece que la paciencia de nosotros, los conductores, se va a acabar antes que la carretera.
Pero lo más jugoso vino de boca del propio Chaves. En una rara admisión de culpabilidad, el Presidente echó balones fuera y apuntó directamente a su exministro de Transportes, Luis Amador. Según él, “el error más grande que cometió en el reclutamiento fue traer a Amador de Canadá”. ¡Uy, qué calentura! Parece que las viejas rencillas siguen vivas y ahora las están usando para justificar los problemas con la carretera.
Y como si esto no fuera suficiente, la Contraloría General de la República (CGR) apenas el martes anterior había dado luz verde a los contratos con ambas empresas, por un total de $176,3 millones. Se demoraron un buen trancazo en aprobarlos, solicitando información adicional al Conavi, lo cual tampoco ayudó a acelerar el proceso. Se dice que el papeleo se extendió más de lo debido, aumentando las dudas sobre cómo andan las cosas por dentro.
En paralelo a todo esto, la Comisión de Ingreso y Gasto Público de la Asamblea Legislativa sigue investigando las supuestas presiones que habría ejercido Chaves para favorecer a la empresa mexicana Tradeco en la adjudicación de la obra. Ya llamaron al exministro Amador, quien reiteró que sintió presión directa por parte del Presidente. ¡Todo un circo mediático alrededor de una carretera que tarda en venir!
Claro que hay que recordar que el asunto tiene ramificaciones económicas importantes. Un retraso así impacta en el comercio, en el transporte de bienes y servicios, y afecta directamente el bolsillo de todos los usuarios de la carretera. Además, pone en tela de juicio la capacidad del gobierno para llevar adelante proyectos de infraestructura tan vitales para el país. Y encima, ¿quién paga la factura al final?
Ahora bien, con todo este panorama, me pregunto: ¿cree usted que este gobierno podrá hacer algo significativo en Barranca-Limonal antes de irse, o estamos condenados a seguir atascándonos por años más mientras se resuelve esta gran torta? Deje su opinión en el foro y digámonos la verdad, ¡mae!