Diay, maes, parece que por fin se acabó el “veremos” en el Banco de Costa Rica. Después de meses con la gerencia general en modo interino, la Junta Directiva finalmente soltó la noticia: Julio César Trejos Delgado, el mismo que ya estaba calentando la silla desde febrero, se queda con el brete de forma oficial. La confirmación llegó este lunes y, si todo sale según el plan, el señor Trejos estará al mando del buque por los próximos seis años. Así que si esperaban una cara nueva o un giro dramático en el guion, pues parece que esta vez la trama apostó por la continuidad y no por la sorpresa.
Ahora, la pregunta del millón: ¿cómo fue que se decidieron por él, si ya estaba ahí? Según el comunicado oficial, todo fue parte de un proceso de reclutamiento y selección de altísimo nivel. Contrataron a una empresa externa, la famosa Doris Peters & Asociados, para que montara todo un andamiaje de pruebas técnicas, académicas y de liderazgo. La vara, según la presidenta de la Junta, Mahity Flores, era encontrar a alguien con “orientación a resultados, trabajo en equipo, visión estratégica y liderazgo ejemplar”. O sea, el combo completo que uno pone en el currículum. Para serles franco, suena a que estaban buscando al Capitán América de las finanzas, pero al final del día, el elegido fue el candidato que ya tenía las llaves de la oficina.
Y es que, seamos claros, Julio César Trejos no es ningún aparecido. El mae tiene un colmillo que se lo pisa, con casi 40 años de estar metido en el sector bancario. Es economista, tiene una maestría en Banca y Finanzas, y ya era parte del BCR desde enero de 2024 como subgerente de Banca Corporativa. O sea, en poco más de año y medio pasó de subgerente a gerente general en propiedad. Una movida rápida, sin duda. Su nombramiento como interino fue unánime en su momento, lo que ya nos daba una pista de por dónde iban los tiros. Se podría decir que este concurso público sirvió más como una confirmación formal que como una búsqueda real de alternativas.
La justificación de la Junta Directiva es que este nombramiento asegura la continuidad del Plan Estratégico. En buen tico: la idea es no mover mucho el barco y seguir la ruta que ya estaba trazada. Quieren consolidar al BCR como un “banco universal relevante”, fortalecer su músculo financiero y, por supuesto, mejorar la experiencia del cliente (el eterno mantra de toda empresa hoy en día). Es la jugada segura. En lugar de traer a alguien de afuera que podría llegar a patear el tablero, prefirieron a un hombre de la casa, que conoce los pasillos, a la gente y, más importante aún, los procesos internos de un gigante estatal como lo es el BCR.
Esto nos deja con un panorama interesante. Por un lado, la estabilidad es buena, sobre todo en un banco sistémico. Nadie quiere experimentos raros con la plata de la gente. Pero por otro, a veces la falta de sangre nueva puede llevar al estancamiento. La decisión de ratificar a Trejos es, en esencia, una apuesta por la experiencia y el conocimiento interno por sobre la innovación disruptiva que podría traer un agente externo. No es ni bueno ni malo per se, pero sí define un camino claro para el banco en el futuro cercano. Ahora la presión está sobre los hombros de don Julio César para demostrar que la confianza depositada en él no fue solo por ser la opción más cómoda.
Mi pregunta para el foro es: ¿les cuadra esta movida? ¿O creen que el BCR, siendo un chunche tan clave para el país, se hubiera beneficiado de traer a alguien de afuera, con ideas frescas, aunque fuera más riesgoso?
Ahora, la pregunta del millón: ¿cómo fue que se decidieron por él, si ya estaba ahí? Según el comunicado oficial, todo fue parte de un proceso de reclutamiento y selección de altísimo nivel. Contrataron a una empresa externa, la famosa Doris Peters & Asociados, para que montara todo un andamiaje de pruebas técnicas, académicas y de liderazgo. La vara, según la presidenta de la Junta, Mahity Flores, era encontrar a alguien con “orientación a resultados, trabajo en equipo, visión estratégica y liderazgo ejemplar”. O sea, el combo completo que uno pone en el currículum. Para serles franco, suena a que estaban buscando al Capitán América de las finanzas, pero al final del día, el elegido fue el candidato que ya tenía las llaves de la oficina.
Y es que, seamos claros, Julio César Trejos no es ningún aparecido. El mae tiene un colmillo que se lo pisa, con casi 40 años de estar metido en el sector bancario. Es economista, tiene una maestría en Banca y Finanzas, y ya era parte del BCR desde enero de 2024 como subgerente de Banca Corporativa. O sea, en poco más de año y medio pasó de subgerente a gerente general en propiedad. Una movida rápida, sin duda. Su nombramiento como interino fue unánime en su momento, lo que ya nos daba una pista de por dónde iban los tiros. Se podría decir que este concurso público sirvió más como una confirmación formal que como una búsqueda real de alternativas.
La justificación de la Junta Directiva es que este nombramiento asegura la continuidad del Plan Estratégico. En buen tico: la idea es no mover mucho el barco y seguir la ruta que ya estaba trazada. Quieren consolidar al BCR como un “banco universal relevante”, fortalecer su músculo financiero y, por supuesto, mejorar la experiencia del cliente (el eterno mantra de toda empresa hoy en día). Es la jugada segura. En lugar de traer a alguien de afuera que podría llegar a patear el tablero, prefirieron a un hombre de la casa, que conoce los pasillos, a la gente y, más importante aún, los procesos internos de un gigante estatal como lo es el BCR.
Esto nos deja con un panorama interesante. Por un lado, la estabilidad es buena, sobre todo en un banco sistémico. Nadie quiere experimentos raros con la plata de la gente. Pero por otro, a veces la falta de sangre nueva puede llevar al estancamiento. La decisión de ratificar a Trejos es, en esencia, una apuesta por la experiencia y el conocimiento interno por sobre la innovación disruptiva que podría traer un agente externo. No es ni bueno ni malo per se, pero sí define un camino claro para el banco en el futuro cercano. Ahora la presión está sobre los hombros de don Julio César para demostrar que la confianza depositada en él no fue solo por ser la opción más cómoda.
Mi pregunta para el foro es: ¿les cuadra esta movida? ¿O creen que el BCR, siendo un chunche tan clave para el país, se hubiera beneficiado de traer a alguien de afuera, con ideas frescas, aunque fuera más riesgoso?