¡Ay, Dios mío! El asunto de Cariñitos sigue sacando espuma por todos lados y Christian Bulgarelli, el mero mero del caso, acaba de soltar una bomba que nos hace preguntarnos qué más andaba guardado el buen hombre. Resulta que, después de casi tres horas frente a los diputados en la Asamblea, el productor audiovisual insiste en que todavía le faltan capítulos por contar sobre lo que pasaba en Casa Presidencial con esos contratos financiados por el BCIE durante el gobierno de Don Rodri.
Y ojo, que no es que Bulgarelli esté buscando excusas ni tratando de echarle la culpa a alguien. Él mismo reconoció que la visita a la Asamblea no fue completa, que dejó cosas importantes atrás. En pocas palabras, nos está diciendo que lo que ya sabemos es solo la punta del iceberg, y que debajo hay un mar de cosas turbias esperando a salir a flote. "Queda absolutamente claro que yo no estoy diciendo toda la información que tengo. Es más, en este momento yo no he dicho toda la información que yo tengo", sentenció con calma, pero dejando caer que todavía tiene bombas preparadas para hacer explotar.
Lo interesante es cómo justifica su silencio parcial. Bulgarelli asegura que ha aguantado ‘muchísimas’ humillaciones públicas, pero que lo que realmente le duele son los ataques a su familia. ¡Uy, qué sal! Ahí sí que se puso serio y defendió a capa y espada a su esposa e hijos, recordando que los insultos y apodos que le han tirado a él son cosa de hombres, pero meterse con la familia es cruzar una línea roja. “Entonces, si vamos a decir mentirosos y si vamos a señalar a las personas... a mí me han dicho apodos, me han tratado a mi familia como el piso…”, expresó visiblemente afectado.
Pero no todo es drama y lágrimas. Bulgarelli reafirmó su confianza en la justicia costarricense y le mandó un mensaje clarito a aquellos que lo acusan de mentiroso: que vayan al estrato judicial a demostrarlo. Como bien dicen por ahí, la verdad primavera. Además, aprovechó para criticar las acciones del Poder Ejecutivo contra el Poder Judicial, insinuando que algunos personajes prefieren buscar atajos en lugar de seguir el debido proceso. “Si la contraparte tuviera decencia, entendería... que un delito menor... vean las películas, que ese es mi tema, las películas; siempre que hay un delito menor las fiscalías prefieren perseguir el delito mayor”, recalcó.
Ahora, volviendo al tema central del caso BCIE-Cariñitos, recordemos brevemente de qué va todo esto. Se presume que el Presidente Rodrigo Chaves y el Ministro de Cultura, Jorge Rodríguez Vives, presionaron a Bulgarelli para que entregara unos $32.000 a “Choreco” Cruz, un antiguo asesor presidencial, como requisito para obtener un contrato financiado por el BCIE. Las pruebas, entre ellas unas grabaciones de la exministra de Comunicación Patricia Navarro, serían demoledoras, pues capturarían conversaciones en las que Chaves pedía “un par de chineos” con fondos públicos. ¡Qué torta!
Pero la trama no termina ahí. Según las denuncias de Bulgarelli, Masís, el director país del BCIE, junto con Erwen Masís, se acercaron a su hermano Giovanni para intimidarlo y obligarlo a cambiar su versión de los hechos. Le ofrecieron un “acuerdo de paz” a cambio de modificar su testimonio, pero Bulgarelli se negó rotundamente. Lo más grave es que también habrían amenazado a su esposa, sugiriéndole que podían afectar su estabilidad laboral a través de contactos en su empresa. ¡Qué nivel de desesperación!
Las cosas se pusieron aún más tensas cuando Bulgarelli denunció públicamente a Chaves y Masís por coacción, aportando pruebas de esas amenazas. Entre ellas, mensajes y reuniones secretas en las que intentaron presionarlo para que cambiara su historia. Este brete legal ha puesto a Costa Rica en el ojo del huracán y ha generado un debate nacional sobre la ética política y la transparencia gubernamental. Es evidente que este caso tiene ramificaciones profundas que podrían afectar el futuro político del país.
En fin, la novela de Cariñitos sigue lejos de tener final, y Bulgarelli parece decidido a revelar hasta la última página. Pero ahora la pregunta queda en el aire: ¿Estamos preparados para saber toda la verdad, incluso si nos incomoda? ¿Creen que las autoridades competentes llegarán al fondo del asunto o este caso terminará emborronándose por intereses políticos? Dejen sus opiniones y comentarios, ¡queremos saber qué piensan ustedes!
Y ojo, que no es que Bulgarelli esté buscando excusas ni tratando de echarle la culpa a alguien. Él mismo reconoció que la visita a la Asamblea no fue completa, que dejó cosas importantes atrás. En pocas palabras, nos está diciendo que lo que ya sabemos es solo la punta del iceberg, y que debajo hay un mar de cosas turbias esperando a salir a flote. "Queda absolutamente claro que yo no estoy diciendo toda la información que tengo. Es más, en este momento yo no he dicho toda la información que yo tengo", sentenció con calma, pero dejando caer que todavía tiene bombas preparadas para hacer explotar.
Lo interesante es cómo justifica su silencio parcial. Bulgarelli asegura que ha aguantado ‘muchísimas’ humillaciones públicas, pero que lo que realmente le duele son los ataques a su familia. ¡Uy, qué sal! Ahí sí que se puso serio y defendió a capa y espada a su esposa e hijos, recordando que los insultos y apodos que le han tirado a él son cosa de hombres, pero meterse con la familia es cruzar una línea roja. “Entonces, si vamos a decir mentirosos y si vamos a señalar a las personas... a mí me han dicho apodos, me han tratado a mi familia como el piso…”, expresó visiblemente afectado.
Pero no todo es drama y lágrimas. Bulgarelli reafirmó su confianza en la justicia costarricense y le mandó un mensaje clarito a aquellos que lo acusan de mentiroso: que vayan al estrato judicial a demostrarlo. Como bien dicen por ahí, la verdad primavera. Además, aprovechó para criticar las acciones del Poder Ejecutivo contra el Poder Judicial, insinuando que algunos personajes prefieren buscar atajos en lugar de seguir el debido proceso. “Si la contraparte tuviera decencia, entendería... que un delito menor... vean las películas, que ese es mi tema, las películas; siempre que hay un delito menor las fiscalías prefieren perseguir el delito mayor”, recalcó.
Ahora, volviendo al tema central del caso BCIE-Cariñitos, recordemos brevemente de qué va todo esto. Se presume que el Presidente Rodrigo Chaves y el Ministro de Cultura, Jorge Rodríguez Vives, presionaron a Bulgarelli para que entregara unos $32.000 a “Choreco” Cruz, un antiguo asesor presidencial, como requisito para obtener un contrato financiado por el BCIE. Las pruebas, entre ellas unas grabaciones de la exministra de Comunicación Patricia Navarro, serían demoledoras, pues capturarían conversaciones en las que Chaves pedía “un par de chineos” con fondos públicos. ¡Qué torta!
Pero la trama no termina ahí. Según las denuncias de Bulgarelli, Masís, el director país del BCIE, junto con Erwen Masís, se acercaron a su hermano Giovanni para intimidarlo y obligarlo a cambiar su versión de los hechos. Le ofrecieron un “acuerdo de paz” a cambio de modificar su testimonio, pero Bulgarelli se negó rotundamente. Lo más grave es que también habrían amenazado a su esposa, sugiriéndole que podían afectar su estabilidad laboral a través de contactos en su empresa. ¡Qué nivel de desesperación!
Las cosas se pusieron aún más tensas cuando Bulgarelli denunció públicamente a Chaves y Masís por coacción, aportando pruebas de esas amenazas. Entre ellas, mensajes y reuniones secretas en las que intentaron presionarlo para que cambiara su historia. Este brete legal ha puesto a Costa Rica en el ojo del huracán y ha generado un debate nacional sobre la ética política y la transparencia gubernamental. Es evidente que este caso tiene ramificaciones profundas que podrían afectar el futuro político del país.
En fin, la novela de Cariñitos sigue lejos de tener final, y Bulgarelli parece decidido a revelar hasta la última página. Pero ahora la pregunta queda en el aire: ¿Estamos preparados para saber toda la verdad, incluso si nos incomoda? ¿Creen que las autoridades competentes llegarán al fondo del asunto o este caso terminará emborronándose por intereses políticos? Dejen sus opiniones y comentarios, ¡queremos saber qué piensan ustedes!
