¡Ay, Dios mío! Esto sí que es tremendo movimiento, raza. El gobierno le está metiendo unas buenas sumas al sector agrícola, ¿se imaginan? Ciento cuarenta millones de dólares pa’ modernizar el campo, apoyar a los agricultores y hasta compensarlos por cuidar el medio ambiente. Parece que por fin nos vamos a poner las pilas y darle el respiro que necesita nuestra gente que trabaja la tierra.
La movida completa viene en dos proyectos de ley, uno ya casi listo que trae consigo el empréstito de esos 140 palos verdes financiados por el Banco Mundial y el FIDA, y otro que busca darle valor al trabajo de conservación que hacen los productores. Básicamente, quieren premiarlos por mantener el agua limpia, proteger los bosques y reducir las emisiones de gases contaminantes. Es un cambio radical, porque hasta ahora eso era algo que hacíamos “por conciencia”, ahora van a sacar provecho directamente.
El programa grande, que va a durar seis años y estará a cargo del Ministerio de Agricultura, promete impactar a más de noventa mil productores, especialmente jóvenes y mujeres, que muchas veces quedan olvidadas. Piensen en la posibilidad de tener crédito fácil, tecnología y apoyo técnico para mejorar sus cultivos… ¡eso sí que es una buena vara!
¿Y qué van a financiar exactamente? Pues mira, infraestructura hidráulica moderna para regar los sembríos, una planta frigorífica gigante en Puntarenas para fortalecer la pesca y ayudar a los pescadores a obtener mejores precios, trazabilidad agropecuaria para abrirnos paso en mercados internacionales, digitalización para que todo funcione como reloj suizo y asistencia técnica a través de plataformas digitales. ¡Hasta extensionistas virtuales tendrán!
Pero la joya de la corona es la nueva ley que reconoce el valor de los servicios ecosistémicos. ¿Qué significa esto?, que los productores podrán recibir dinero por conservar los suelos, plantar árboles y proteger los ríos. Se crea una especie de subcuenta especial dentro de FONAFIFO, con reglas claras y transparentes para evitar cualquier despiste. Así que imaginen: producen café, cuidan el bosque y reciben una paga extra por hacerlo. ¡Qué chimba!
El Ministro Carvajal lo dijo claro: “Ya basta de declararnos defensores del campo; hay que demostrarlo con hechos”. Y vaya que estamos viendo hechos. Este modelo de ejecución por resultados, donde el dinero se libera conforme se cumplen las metas, es el primero que implementan el Banco Mundial y el FIDA en toda Latinoamérica y el Caribe. Eso nos pone en el mapa como ejemplo de cómo se hace bien las cosas. Ya saben, Costa Rica siempre tratando de llevar la batuta.
Ahora bien, estos cambios también abren la puerta a nuevos mercados internacionales de carbono. Con la ley, los productores podrían vender créditos de carbono a empresas extranjeras que necesitan compensar sus propias emisiones. Eso significaría ingresos extras para los agricultores y una oportunidad para combatir el cambio climático a la vez. Es como si pudiéramos multiplicar el beneficio de cuidar la naturaleza.
En fin, parece que el futuro del campo tico se ve bastante prometedor. Pero dime, mi gente del foro: ¿creemos realmente que esta iniciativa cambiará la realidad de los pequeños productores, o será otra promesa incumplida? ¿Será suficiente con el financiamiento para superar los desafíos que enfrenta el sector, como la competencia internacional y el cambio climático?
La movida completa viene en dos proyectos de ley, uno ya casi listo que trae consigo el empréstito de esos 140 palos verdes financiados por el Banco Mundial y el FIDA, y otro que busca darle valor al trabajo de conservación que hacen los productores. Básicamente, quieren premiarlos por mantener el agua limpia, proteger los bosques y reducir las emisiones de gases contaminantes. Es un cambio radical, porque hasta ahora eso era algo que hacíamos “por conciencia”, ahora van a sacar provecho directamente.
El programa grande, que va a durar seis años y estará a cargo del Ministerio de Agricultura, promete impactar a más de noventa mil productores, especialmente jóvenes y mujeres, que muchas veces quedan olvidadas. Piensen en la posibilidad de tener crédito fácil, tecnología y apoyo técnico para mejorar sus cultivos… ¡eso sí que es una buena vara!
¿Y qué van a financiar exactamente? Pues mira, infraestructura hidráulica moderna para regar los sembríos, una planta frigorífica gigante en Puntarenas para fortalecer la pesca y ayudar a los pescadores a obtener mejores precios, trazabilidad agropecuaria para abrirnos paso en mercados internacionales, digitalización para que todo funcione como reloj suizo y asistencia técnica a través de plataformas digitales. ¡Hasta extensionistas virtuales tendrán!
Pero la joya de la corona es la nueva ley que reconoce el valor de los servicios ecosistémicos. ¿Qué significa esto?, que los productores podrán recibir dinero por conservar los suelos, plantar árboles y proteger los ríos. Se crea una especie de subcuenta especial dentro de FONAFIFO, con reglas claras y transparentes para evitar cualquier despiste. Así que imaginen: producen café, cuidan el bosque y reciben una paga extra por hacerlo. ¡Qué chimba!
El Ministro Carvajal lo dijo claro: “Ya basta de declararnos defensores del campo; hay que demostrarlo con hechos”. Y vaya que estamos viendo hechos. Este modelo de ejecución por resultados, donde el dinero se libera conforme se cumplen las metas, es el primero que implementan el Banco Mundial y el FIDA en toda Latinoamérica y el Caribe. Eso nos pone en el mapa como ejemplo de cómo se hace bien las cosas. Ya saben, Costa Rica siempre tratando de llevar la batuta.
Ahora bien, estos cambios también abren la puerta a nuevos mercados internacionales de carbono. Con la ley, los productores podrían vender créditos de carbono a empresas extranjeras que necesitan compensar sus propias emisiones. Eso significaría ingresos extras para los agricultores y una oportunidad para combatir el cambio climático a la vez. Es como si pudiéramos multiplicar el beneficio de cuidar la naturaleza.
En fin, parece que el futuro del campo tico se ve bastante prometedor. Pero dime, mi gente del foro: ¿creemos realmente que esta iniciativa cambiará la realidad de los pequeños productores, o será otra promesa incumplida? ¿Será suficiente con el financiamiento para superar los desafíos que enfrenta el sector, como la competencia internacional y el cambio climático?
