¡Ay, Dios mío, qué alivio! Después de tanto regaño y papeleo, la Contraloría finalmente le dio el visto bueno al proyecto de modernización de Puerto Caldera. Los empresarios ya están celebrando y nosotros nos preguntamos... ¿será que esto realmente va a solucionar los problemas del puerto o solo vamos a estar parcheando la cosa?
Como bien saben todos los que tienen que ver con el comercio exterior –y eso aquí en Costa Rica son muchos–, Caldera lleva tiempo hecha un maje. Saturación, demoras, camiones atascados hasta la vista… ¡Un estrés pa’ matá’! La situación era tan grave que hasta los monos del parque estaban poniendo cara de preocupación viendo el tráfico.
Según CRECEX, este aval es una “buena noticia para Costa Rica” y abre el camino para que el proceso de concesión siga adelante. Dicen que ahora pueden ir avanzando “con fluidez” y llegar a una adjudicación pronto. Suena lindo, ¿verdad? Pero hay que recordar que todavía quedan varios obstáculos en el camino y que agosto de 2026 está más cerca de lo que pensamos. ¡La vara está alta!
La verdad es que la demora estaba amenazando la seguridad de toda la cadena de suministro. Imagínate, si el puerto no funciona bien, afecta desde el mae que vende plátanos en el mercado hasta la empresa que exporta café a Europa. Un problema en Caldera es un problema para todo el país, ¡y eso no es ninguna exageración!
El Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (INCOP) y el gobierno también están contentos con la decisión de la Contraloría. Prometen trabajar juntos para agilizar el proceso y asegurarse de que Caldera se convierta en un puerto “moderno y eficiente”. ¡Esperemos que sí, mi pana! Porque ya hemos escuchado muchas promesas bonitas que terminaron siendo humo.
Ahora, lo importante es no bajar la guardia. Hay que estar pendientes de cómo se desarrolla la licitación, exigir transparencia y asegurarnos de que la nueva concesión beneficie a todos los costarricenses, no solo a unos pocos allegados. La gente necesita ver resultados tangibles, no solo discursos vacíos. Queremos ver contenedores moviéndose rápido, camiones entrando y saliendo ágilmente, y trabajadores contentos.
Por supuesto, también hay quienes dicen que esta modernización va a traer consigo nuevos problemas, como el aumento de tarifas y el impacto ambiental. Es cierto, hay que tomar esas cosas en cuenta y buscar soluciones creativas que minimicen los efectos negativos. No podemos simplemente destruir nuestro entorno en nombre del progreso económico, ¡eso sería un despiche terrible!
En fin, parece que Caldera tiene una oportunidad de resurgir de sus cenizas. Pero la pelota está en la cancha del INCOP, del gobierno y de los empresarios. ¿Serán capaces de aprovechar esta oportunidad y convertir a nuestro puerto en un modelo de eficiencia y sostenibilidad? O, como dice el dicho, ¿nos volveremos a llevar otra torta? Cuéntame tú, ¿crees que esta vez sí van a salir las cosas bien o estamos condenados a repetir los mismos errores?
Como bien saben todos los que tienen que ver con el comercio exterior –y eso aquí en Costa Rica son muchos–, Caldera lleva tiempo hecha un maje. Saturación, demoras, camiones atascados hasta la vista… ¡Un estrés pa’ matá’! La situación era tan grave que hasta los monos del parque estaban poniendo cara de preocupación viendo el tráfico.
Según CRECEX, este aval es una “buena noticia para Costa Rica” y abre el camino para que el proceso de concesión siga adelante. Dicen que ahora pueden ir avanzando “con fluidez” y llegar a una adjudicación pronto. Suena lindo, ¿verdad? Pero hay que recordar que todavía quedan varios obstáculos en el camino y que agosto de 2026 está más cerca de lo que pensamos. ¡La vara está alta!
La verdad es que la demora estaba amenazando la seguridad de toda la cadena de suministro. Imagínate, si el puerto no funciona bien, afecta desde el mae que vende plátanos en el mercado hasta la empresa que exporta café a Europa. Un problema en Caldera es un problema para todo el país, ¡y eso no es ninguna exageración!
El Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (INCOP) y el gobierno también están contentos con la decisión de la Contraloría. Prometen trabajar juntos para agilizar el proceso y asegurarse de que Caldera se convierta en un puerto “moderno y eficiente”. ¡Esperemos que sí, mi pana! Porque ya hemos escuchado muchas promesas bonitas que terminaron siendo humo.
Ahora, lo importante es no bajar la guardia. Hay que estar pendientes de cómo se desarrolla la licitación, exigir transparencia y asegurarnos de que la nueva concesión beneficie a todos los costarricenses, no solo a unos pocos allegados. La gente necesita ver resultados tangibles, no solo discursos vacíos. Queremos ver contenedores moviéndose rápido, camiones entrando y saliendo ágilmente, y trabajadores contentos.
Por supuesto, también hay quienes dicen que esta modernización va a traer consigo nuevos problemas, como el aumento de tarifas y el impacto ambiental. Es cierto, hay que tomar esas cosas en cuenta y buscar soluciones creativas que minimicen los efectos negativos. No podemos simplemente destruir nuestro entorno en nombre del progreso económico, ¡eso sería un despiche terrible!
En fin, parece que Caldera tiene una oportunidad de resurgir de sus cenizas. Pero la pelota está en la cancha del INCOP, del gobierno y de los empresarios. ¿Serán capaces de aprovechar esta oportunidad y convertir a nuestro puerto en un modelo de eficiencia y sostenibilidad? O, como dice el dicho, ¿nos volveremos a llevar otra torta? Cuéntame tú, ¿crees que esta vez sí van a salir las cosas bien o estamos condenados a repetir los mismos errores?
