¡Ay, Dios mío! Aquí estamos otra vez, con otro plan de gobierno prometiendo el cielo y la tierra. Esta vez, la abogada Ana Virginia Calzada, con su eslogan “Llegó la Ley”, nos trae un documento extenso lleno de buenas intenciones, pero con la pregunta flotando en el aire: ¿realmente podrá cumplirlo?
La señora Calzada, conocida por su paso por la justicia – jueza, magistrada y hasta presidenta de la Sala IV – apuesta fuerte por la seguridad como eje central. Dice tener la llave para combatir la violencia, aprovechando su experiencia legal para implementar un plan que, según ella, será inflexible. Uno respeta la trayectoria, claro que sí, pero la realidad es que sacar a Costa Rica de este brete de inseguridad no es tan fácil como ponerle una ley encima.
El plan incluye un Consejo Nacional de Inteligencia Criminal, una “Operación Escupo Comunitario” en los barrios más problemáticos, y hasta una emergencia nacional contra el femicidio con tobilleras. Suena bien en el papel, ¿eh? Pero ahí viene el chunche: ¿cómo va a financiar todo esto? Porque, díganme, ¿de dónde saca cuatro billones de colones para la CCSS, mientras tanto prometiendo modernizar el Estado y mejorar la infraestructura? ¡Eso es darle palazos al aire!
En cuanto a educación, Calzada dice que cumplirá con el famoso 8% del PIB, un reclamo que llevamos años haciendo. También promete un plan nacional de nivelación en lectura, escritura y matemáticas, lo cual suena excelente. Pero, señores, ¿han visto cómo andamos en resultados internacionales? Parece que con decretos mágicos no vamos a resolver los problemas estructurales de nuestro sistema educativo. Necesitamos maestros mejor pagados, escuelas equipadas y padres comprometidos. No solo tecnología y planes bonitos.
La salud, como siempre, es otro dolor de cabeza. La promesa de recuperar esos cuatro billones a la CCSS es música para los oídos de muchos, especialmente aquellos que han tenido que aguantar largas esperas y tratamientos retrasados. La telemedicina en zonas rurales también es una idea chiva, si funciona correctamente. Pero, ¿quién garantiza que no se convertirá en otra herramienta burocrática que complicará aún más el acceso a la atención médica?
Uno de los puntos más interesantes del plan es la propuesta de un Gobierno Digital Único. Eliminar duplicidades y trámites es algo que todos queremos, porque nadie quiere pasar horas pegado a ventanillas interminables. Además, promete portales abiertos de gasto público, lo cual sería una gran medida para transparentar cómo se maneja el dinero de los contribuyentes. Pero, dígame, ¿cuántos gobiernos digitales hemos visto fracasar en Costa Rica? Hay que tomar precauciones, mae.
En resumen, el plan de Calzada es ambicioso y toca temas cruciales para el futuro del país. Tiene ideas innovadoras, como el uso de inteligencia artificial en la salud y la educación, pero también presenta interrogantes importantes sobre su viabilidad financiera y su capacidad de implementación. Se nota que ha puesto empeño, no hay duda, pero la política es más que buenos deseos; requiere voluntad, recursos y, sobre todo, la capacidad de trabajar en equipo con todos los actores del escenario político.
Ahora, la pregunta para el foro: ¿Cree usted que la experiencia judicial de Ana Virginia Calzada le da una ventaja significativa para abordar los desafíos de seguridad y gobernanza en Costa Rica, o considera que otros aspectos, como la gestión económica y la capacidad de diálogo, son más determinantes para el éxito de un candidato presidencial? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!
La señora Calzada, conocida por su paso por la justicia – jueza, magistrada y hasta presidenta de la Sala IV – apuesta fuerte por la seguridad como eje central. Dice tener la llave para combatir la violencia, aprovechando su experiencia legal para implementar un plan que, según ella, será inflexible. Uno respeta la trayectoria, claro que sí, pero la realidad es que sacar a Costa Rica de este brete de inseguridad no es tan fácil como ponerle una ley encima.
El plan incluye un Consejo Nacional de Inteligencia Criminal, una “Operación Escupo Comunitario” en los barrios más problemáticos, y hasta una emergencia nacional contra el femicidio con tobilleras. Suena bien en el papel, ¿eh? Pero ahí viene el chunche: ¿cómo va a financiar todo esto? Porque, díganme, ¿de dónde saca cuatro billones de colones para la CCSS, mientras tanto prometiendo modernizar el Estado y mejorar la infraestructura? ¡Eso es darle palazos al aire!
En cuanto a educación, Calzada dice que cumplirá con el famoso 8% del PIB, un reclamo que llevamos años haciendo. También promete un plan nacional de nivelación en lectura, escritura y matemáticas, lo cual suena excelente. Pero, señores, ¿han visto cómo andamos en resultados internacionales? Parece que con decretos mágicos no vamos a resolver los problemas estructurales de nuestro sistema educativo. Necesitamos maestros mejor pagados, escuelas equipadas y padres comprometidos. No solo tecnología y planes bonitos.
La salud, como siempre, es otro dolor de cabeza. La promesa de recuperar esos cuatro billones a la CCSS es música para los oídos de muchos, especialmente aquellos que han tenido que aguantar largas esperas y tratamientos retrasados. La telemedicina en zonas rurales también es una idea chiva, si funciona correctamente. Pero, ¿quién garantiza que no se convertirá en otra herramienta burocrática que complicará aún más el acceso a la atención médica?
Uno de los puntos más interesantes del plan es la propuesta de un Gobierno Digital Único. Eliminar duplicidades y trámites es algo que todos queremos, porque nadie quiere pasar horas pegado a ventanillas interminables. Además, promete portales abiertos de gasto público, lo cual sería una gran medida para transparentar cómo se maneja el dinero de los contribuyentes. Pero, dígame, ¿cuántos gobiernos digitales hemos visto fracasar en Costa Rica? Hay que tomar precauciones, mae.
En resumen, el plan de Calzada es ambicioso y toca temas cruciales para el futuro del país. Tiene ideas innovadoras, como el uso de inteligencia artificial en la salud y la educación, pero también presenta interrogantes importantes sobre su viabilidad financiera y su capacidad de implementación. Se nota que ha puesto empeño, no hay duda, pero la política es más que buenos deseos; requiere voluntad, recursos y, sobre todo, la capacidad de trabajar en equipo con todos los actores del escenario político.
Ahora, la pregunta para el foro: ¿Cree usted que la experiencia judicial de Ana Virginia Calzada le da una ventaja significativa para abordar los desafíos de seguridad y gobernanza en Costa Rica, o considera que otros aspectos, como la gestión económica y la capacidad de diálogo, son más determinantes para el éxito de un candidato presidencial? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!