¡Ay, Dios mío, qué panorama estamos viendo, raza! La precampaña ya está candela y los candidatos andan más sueltos que chancho en derramadero. Parece que se olvidaron de las oficinas y se lanzaron directo a la calle para buscar el contacto con la gente. Uno diría que buscando desesperadamente convencer a los indecisos, porque la cosa pinta reñida, mi pana.
Juan Carlos Hidalgo, el rojiazul del PUSC, decidió que lo de los mítines aburridos ya no va. Así que armó su aparatito, sacó unas sillas blancas y se plantó en la Avenida Central con un cartel que rezaba: “Conversemos (…) Pregúnteme lo que guste”. Imagínate la escena: el candidato sentado en una silla, esperando a que la gente se le acerque a soltarle las inquietudes. Un poco raro, sí, pero al menos demuestra ganas de escuchar, ¿no creen?
Y vaya que escuchó. Seguridad, educación, empleo, salud… los temas clásicos que siempre preocupan a los ticos. Hidalgo prometió soluciones, claro, porque pa’ eso están los políticos. Dijo que solo hablando cara a cara con la gente se entiende lo que realmente necesitamos. Y añadió una frasecita interesante: “Costa Rica merece líderes de puertas abiertas, sin rabo que les majen”. Ahí dejó caer algo, ¿eh? Prometiendo transparencia y escucha activa, como si fuera tan fácil, vamos.
Pero no solo Hidalgo anda buscando la aprobación popular. Ariel Robles, el frenteamplista, encontró un escenario inesperado para sus encuentros: ¡las filas para entrar al concierto de Bad Bunny! Sí, así mismo, entre reggaetón y camisetas sudadas. Él llegó con dos sillas plásticas decoradas con imágenes del disco “DeBÍ TiRAR Más FOTOS” y varios jóvenes se animaron a sentarse a charlar con él. Fotos, selfis, promesas… todo en medio del ambiente movido del concierto. ¡Qué creatividad!
Hasta Fernando Zamora, el de Nueva Generación, se lució visitando la feria del agricultor en Oreamuno y el mercado central de Cartago. Demostrando que también puede bajar a tierra y saludar a los campesinos y comerciantes. Un poquito tradicional, sí, pero al menos muestra interés en el sector productivo, que es clave para nuestra economía, mi amor. No sé ustedes, pero me da la impresión que todos los candidatos van buscando cómo conectar con la base votante de alguna manera ingeniosa.
Laura Fernández, de Pueblo Soberano, optó por el camino guanacasteco, recorriendo pueblos y ciudades de la provincia. Reuniones con oreros, areneros, pescadores… buscando apoyo en la región turística más importante del país. Promesas de renovar el MAG, mejorar el aeropuerto de Liberia y asegurar el suministro de agua. Vamos, las mismas canciones de siempre, pero adaptadas al contexto guanacasteco. Y Álvaro Ramos, el verdiblanco de Liberación Nacional, se aventuró a la zona sur, llevando consigo promesas de “alfombra roja” para el sector agrícola y la construcción del puente en Piedras Blancas.
Lo bueno de todo esto es que la gente tiene la oportunidad de ver de cerca a los candidatos, de hacer preguntas y de evaluar quién realmente representa sus intereses. Pero también hay que estar atentos a las promesas vacías y a los discursos grandilocuentes. Porque al final, lo que cuenta es que los candidatos cumplan lo que prometen, y no que se queden solo en buenas intenciones. Vemos que cada uno busca desesperadamente hacerse notar y acaparar atención, tratando de diferenciarse del resto con estrategias creativas, aunque algunas rayen en lo excéntrico.
Ahora bien, díganme ustedes: ¿creen que estas estrategias de acercamiento directo a la gente funcionan de verdad? ¿O es solo una fachada para aparentar cercanía sin compromisos reales? ¿Valoran más las propuestas concretas o el simple hecho de ver al candidato interactuar con la población? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensan sobre esta precampaña a todo gas!
Juan Carlos Hidalgo, el rojiazul del PUSC, decidió que lo de los mítines aburridos ya no va. Así que armó su aparatito, sacó unas sillas blancas y se plantó en la Avenida Central con un cartel que rezaba: “Conversemos (…) Pregúnteme lo que guste”. Imagínate la escena: el candidato sentado en una silla, esperando a que la gente se le acerque a soltarle las inquietudes. Un poco raro, sí, pero al menos demuestra ganas de escuchar, ¿no creen?
Y vaya que escuchó. Seguridad, educación, empleo, salud… los temas clásicos que siempre preocupan a los ticos. Hidalgo prometió soluciones, claro, porque pa’ eso están los políticos. Dijo que solo hablando cara a cara con la gente se entiende lo que realmente necesitamos. Y añadió una frasecita interesante: “Costa Rica merece líderes de puertas abiertas, sin rabo que les majen”. Ahí dejó caer algo, ¿eh? Prometiendo transparencia y escucha activa, como si fuera tan fácil, vamos.
Pero no solo Hidalgo anda buscando la aprobación popular. Ariel Robles, el frenteamplista, encontró un escenario inesperado para sus encuentros: ¡las filas para entrar al concierto de Bad Bunny! Sí, así mismo, entre reggaetón y camisetas sudadas. Él llegó con dos sillas plásticas decoradas con imágenes del disco “DeBÍ TiRAR Más FOTOS” y varios jóvenes se animaron a sentarse a charlar con él. Fotos, selfis, promesas… todo en medio del ambiente movido del concierto. ¡Qué creatividad!
Hasta Fernando Zamora, el de Nueva Generación, se lució visitando la feria del agricultor en Oreamuno y el mercado central de Cartago. Demostrando que también puede bajar a tierra y saludar a los campesinos y comerciantes. Un poquito tradicional, sí, pero al menos muestra interés en el sector productivo, que es clave para nuestra economía, mi amor. No sé ustedes, pero me da la impresión que todos los candidatos van buscando cómo conectar con la base votante de alguna manera ingeniosa.
Laura Fernández, de Pueblo Soberano, optó por el camino guanacasteco, recorriendo pueblos y ciudades de la provincia. Reuniones con oreros, areneros, pescadores… buscando apoyo en la región turística más importante del país. Promesas de renovar el MAG, mejorar el aeropuerto de Liberia y asegurar el suministro de agua. Vamos, las mismas canciones de siempre, pero adaptadas al contexto guanacasteco. Y Álvaro Ramos, el verdiblanco de Liberación Nacional, se aventuró a la zona sur, llevando consigo promesas de “alfombra roja” para el sector agrícola y la construcción del puente en Piedras Blancas.
Lo bueno de todo esto es que la gente tiene la oportunidad de ver de cerca a los candidatos, de hacer preguntas y de evaluar quién realmente representa sus intereses. Pero también hay que estar atentos a las promesas vacías y a los discursos grandilocuentes. Porque al final, lo que cuenta es que los candidatos cumplan lo que prometen, y no que se queden solo en buenas intenciones. Vemos que cada uno busca desesperadamente hacerse notar y acaparar atención, tratando de diferenciarse del resto con estrategias creativas, aunque algunas rayen en lo excéntrico.
Ahora bien, díganme ustedes: ¿creen que estas estrategias de acercamiento directo a la gente funcionan de verdad? ¿O es solo una fachada para aparentar cercanía sin compromisos reales? ¿Valoran más las propuestas concretas o el simple hecho de ver al candidato interactuar con la población? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensan sobre esta precampaña a todo gas!