Campañas Presidenciales: ¡Qué Desastre Digital! Errores y Estrategias Desfasadas Frenan a Aspirantes

Estudiante Periodismo

Moderador en Noticias
Forero Regular
¡Ay, Dios mío, qué torta se han metido algunas campañas presidenciales! A menos de dos meses para las elecciones, parece que algunos candidatos andan más perdidos que chancho en aserradero. Las redes sociales, que deberían ser su aliado número uno, se les están convirtiendo en un dolor de cabeza mayúsculo. Según el analista Mario Quirós, estamos viendo un panorama preocupante lleno de manejos deficientes, estilos que parecen sacados de otra época, y una falta de constancia que puede costarle caro a varios.

La verdad, es que ya estábamos sospechando. Vimos cómo la campaña oficialista tuvo que lidiar con esa grabación incómoda de Laura Fernández, donde salió a relucir más de la cuenta. Pero lo que realmente me hizo caer el ojo, dice Quirós, no fue tanto el micrófono oculto en sí, sino cómo se manejó la situación. Parece que echaron leña al fuego, y ahora la gente percibe las cosas mucho más negativas. ¡Imagínate la bronca!

Ahora hablemos de Álvaro Ramos. El tipo tiene experiencia, nadie lo niega, pero parece que se aferró a unos códigos políticos tan clásicos que ya ni los entienden los votantes más jóvenes. Es como si estuviera dando un discurso en la Plaza de la Democracia en los años 80, mientras todos están pegados al TikTok. No estoy diciendo que la tradición sea mala, pero hay que saber adaptarte, ¿me entiendes?

Y luego tenemos a Claudia Dobles, que a veces hace picos de popularidad tremenda, lanza un mensaje que prende como pólvora y todo el mundo habla de ella. Pero luego... ¿qué pasa? Se apaga la luz. Le falta continuidad, parece que cambia de idea cada cinco minutos. Es como ver un fogonazo: bonito, pero efímero. Necesita construir una narrativa más sólida, porque así no se gana una elección, diay.

Lo único que parece estar funcionando bien es la campaña de Ariel Robles. Ese mae anda más relajado, con menos presión encima y, por eso mismo, puede permitirse probar cosas nuevas, arriesgarse un poco más. Eso le da una imagen de autenticidad, de alguien que no tiene nada que esconder. Aunque, claro, la pregunta es si esa autenticidad se traducirá en votos reales. Porque tener visibilidad y viralidad es bueno, pero necesitas credibilidad para llegar a Casa Amarilla.

No quiero sonar pesimista, pero la realidad es que este es un momento crucial. La gente espera coherencia, constancia y, sobre todo, conexión. Estamos en una época donde la información viaja a la velocidad de la luz, y si te equivocas, te caen encima como mangu. Las campañas tienen que entender que el electorado emergente, esos jóvenes que están siempre conectados, no van a votar por alguien que no les hable en su idioma.

Quirós, el analista, lo resume perfecto: el ecosistema digital es implacable. Te premia por la autenticidad, pero te castiga duramente por la improvisación y las estrategias desconectadas. Ya no basta con ir a los barrios a repartir volantes y dar discursos vacíos. Hay que construir una marca personal sólida, que conecte con la gente a través de las redes sociales y otras plataformas digitales. Es un brete, sí, pero es la única forma de ganar hoy en día.

¿Y tú, qué piensas? ¿Crees que estos errores pueden ser perdonados por el electorado, o ya es demasiado tarde para cambiar el rumbo de las campañas? ¿Cuál candidato consideras que tiene la mejor estrategia en este panorama digital convulso, y cuál necesita urgentemente un cambio de timón para evitar irse al traste?
 
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