¡Ay, Dios mío! Esto sí que fue un baldón. Un chapulín, esos autobuses que recogen gente para ir a trabajar, se salió de madre ayer en Corralillo de Cartago, dejando a cuarenta personas con distintas lesiones. La escena era de fiestón, pero de esos feos, con ambulancias por todos lados y gente buscando agarrarse a algo.
Según nos cuentan desde la Cruz Roja, todo empezó alrededor de las tres y media de la tarde. El pobre del conductor, parece que se le fue todo al garete y el chapulín, que iba reventado de pasajeros, se volcó como si fuera un triciclo jugando a la rayuela. Inicialmente pensamos que la cosa estaba grave con dos niños pequeños y un adulto con heridas considerables, pero luego apareció otra niña de diecisiete años con problemas más serios, así que la movieron rápido al Hospital Nacional de Niños.
Entre los heridos hay doce menores de edad, algunos con raspaduras y contusiones leves, otros con fracturas y otras complicaciones que requieren atención especializada. Diez adultos también resultaron afectados, seis de ellos en condición urgente, lo cual hizo que las autoridades desplegaran todo el operativo para atenderlos a la brevedad. Ambulancias de soporte básico y avanzado, bomberos… ¡Se armó toda una vaina!
Lo que más preocupa ahora es cómo pudo pasar esto. Las autoridades aún están investigando qué causó el accidente, aunque se rumorea que podría haber sido una combinación de factores: exceso de velocidad, fatiga del conductor, o quizás algún problema mecánico con el autobús. Lo cierto es que estos chapulines, aunque son una bendición para mucha gente que no tiene acceso a otro transporte, a veces dan más pena que otra cosa con la seguridad.
Las autoridades correspondientes evacuaron a los lesionados a varios centros médicos en el GAM y alrededores: el Hospital Nacional de Niños, el Hospital Max Peralta en Cartago, la Clínica Marcial Fallas en Desamparados y el CAIS de Los Santos. En fin, un día lleno de emociones fuertes para los cartagüeños y para quienes tuvieron la mala suerte de estar ahí presentes. Imaginen el susto que se llevaron esos pobres tipos...¡Qué sal!
Y hablando de eso, muchos se preguntan si estas empresas de transporte cumplen con todas las medidas de seguridad necesarias. ¿Realmente revisan los autobuses antes de salir a la calle? ¿Capacitan adecuadamente a los conductores? Estas son preguntas que deberíamos hacernos todos, porque la vida de las personas no puede ponerse en riesgo por ahorrar unos cuantos colones.
La verdad es que estos accidentes nos recuerdan lo frágil que es la vida, y lo importante que es tomar precauciones en todo momento. No solo los conductores, sino también los pasajeros, que deberían exigir condiciones seguras y denunciar cualquier irregularidad que observen. Este brete nos deja varios aprendizajes, y espero que sirva para que nadie más tenga que pasar por esto. ¡Qué torta!
Ahora bien, después de este incidente, ¿ustedes creen que debería haber controles más estrictos a las empresas de transporte público en Costa Rica, incluso llegando a suspender temporalmente sus permisos si no cumplen con los estándares de seguridad? ¿O piensan que ya existen suficientes regulaciones y el problema radica en hacerlas cumplir?
Según nos cuentan desde la Cruz Roja, todo empezó alrededor de las tres y media de la tarde. El pobre del conductor, parece que se le fue todo al garete y el chapulín, que iba reventado de pasajeros, se volcó como si fuera un triciclo jugando a la rayuela. Inicialmente pensamos que la cosa estaba grave con dos niños pequeños y un adulto con heridas considerables, pero luego apareció otra niña de diecisiete años con problemas más serios, así que la movieron rápido al Hospital Nacional de Niños.
Entre los heridos hay doce menores de edad, algunos con raspaduras y contusiones leves, otros con fracturas y otras complicaciones que requieren atención especializada. Diez adultos también resultaron afectados, seis de ellos en condición urgente, lo cual hizo que las autoridades desplegaran todo el operativo para atenderlos a la brevedad. Ambulancias de soporte básico y avanzado, bomberos… ¡Se armó toda una vaina!
Lo que más preocupa ahora es cómo pudo pasar esto. Las autoridades aún están investigando qué causó el accidente, aunque se rumorea que podría haber sido una combinación de factores: exceso de velocidad, fatiga del conductor, o quizás algún problema mecánico con el autobús. Lo cierto es que estos chapulines, aunque son una bendición para mucha gente que no tiene acceso a otro transporte, a veces dan más pena que otra cosa con la seguridad.
Las autoridades correspondientes evacuaron a los lesionados a varios centros médicos en el GAM y alrededores: el Hospital Nacional de Niños, el Hospital Max Peralta en Cartago, la Clínica Marcial Fallas en Desamparados y el CAIS de Los Santos. En fin, un día lleno de emociones fuertes para los cartagüeños y para quienes tuvieron la mala suerte de estar ahí presentes. Imaginen el susto que se llevaron esos pobres tipos...¡Qué sal!
Y hablando de eso, muchos se preguntan si estas empresas de transporte cumplen con todas las medidas de seguridad necesarias. ¿Realmente revisan los autobuses antes de salir a la calle? ¿Capacitan adecuadamente a los conductores? Estas son preguntas que deberíamos hacernos todos, porque la vida de las personas no puede ponerse en riesgo por ahorrar unos cuantos colones.
La verdad es que estos accidentes nos recuerdan lo frágil que es la vida, y lo importante que es tomar precauciones en todo momento. No solo los conductores, sino también los pasajeros, que deberían exigir condiciones seguras y denunciar cualquier irregularidad que observen. Este brete nos deja varios aprendizajes, y espero que sirva para que nadie más tenga que pasar por esto. ¡Qué torta!
Ahora bien, después de este incidente, ¿ustedes creen que debería haber controles más estrictos a las empresas de transporte público en Costa Rica, incluso llegando a suspender temporalmente sus permisos si no cumplen con los estándares de seguridad? ¿O piensan que ya existen suficientes regulaciones y el problema radica en hacerlas cumplir?