¡Ay, Dios mío! El cierre de año parece que quiere agarrarnos con todo, má! Entre corridas de toros improvisadas y un chapulín que decidió irse al diablo en Cartago, nuestros cuerpos de rescate no han tenido ni un respiro. Parece que la pura alegría navideña se les fue al traste a algunos, pues las emergencias no cesan. Ya vamos con un saldo considerable de incidentes desde Navidad y esto apenas va por mitad la celebración.
La Cruz Roja reportó este martes dos situaciones realmente complicadas. Primero, tuvimos que atender a un torero, digamos, 'entusiasta', que terminó siendo protagonista involuntario de una embestida inesperada en las corridas de Zapote. A eso de las siete y cuarenta de la noche, el pobre cayó rendido, recibiendo la visita feísima del toro. Joshua López, un paramédico de la Cruz Roja, nos comentó que el mae llegó con varios golpes que requerían atención urgente. No dieron muchos detalles, pero imagínatelo, ¡qué susto!
Y si pensábamos que lo peor ya estaba librado, ¡aquí apareció otra vara! Un chapulín, sí señor, un vehículo repleto de gente, incluyendo varios niños, decidió volcarse en Corralillo de Cartago. La alarma saltó a las cuatro y catorce de la tarde, y ahí empezó el brete. Cruz Roja movilizó todas sus fuerzas para atender a los afectados, resultando en 40 personas necesitadas de ayuda médica. ¡Un verdadero qué sal!
De esas 40 personas, 15 eran niños, de edades comprendidas entre seis y diecisiete años. Cuatro llegaron en condición crítica – tres de esos pequeños, precisamente – mientras que otros seis estaban en estado urgente. Los treinta restantes, aunque estabiles, necesitaban revisión y seguimiento médico. Cruz Roja desplegó quince ambulancias, entre básicas, avanzadas y de rescate, para trasladarlos a diferentes centros médicos. ¡Imagínate la coordinación necesaria para lograrlo!
Los hospitales que recibieron a los pacientes fueron el Hospital de Niños, el Hospital Max Peralta de Cartago, la Clínica Marcial Fallas en Desamparados y el CAIS Los Santos. La logística fue impresionante, coordinando traslados rápidos y eficientes para asegurar que todos recibieran la atención que necesitaban. Esto demuestra la capacidad de respuesta de nuestro sistema de salud ante situaciones de emergencia, aunque te digo, ¡imagínate estar en esa situación!
Pero ojo, que esto no es todo. Desde el 25 de diciembre, la Cruz Roja ya ha atendido a 100 personas y ha tenido que trasladar a siete a centros médicos. La mayoría de estas atenciones se deben a golpes, lo que indica que la euforia de las fiestas puede llevarnos a cometer descuidos y accidentes. ¡Hay que tener cuidado, maes! Disfrutemos, pero con precaución, porque luego vienen los problemas.
Es importante recordar que estas fiestas suelen ser propensas a accidentes, especialmente por el consumo excesivo de alcohol y la falta de cuidado al manipular objetos peligrosos. Tenemos que ser conscientes de nuestros actos y cuidar de nosotros mismos y de los demás. Hay que ponerle el corazón a estas cosas, porque al final, lo más importante es regresar sanos y salvos a casa. ¡Y evitar, por favor, imitar a toreros profesionales sin preparación!
Con tantas emergencias y tanto movimiento, me pregunto: ¿cree usted que las autoridades deberían aumentar las medidas de seguridad y regulación en los espacios públicos durante las fiestas populares para prevenir futuros incidentes como estos, o considera que la responsabilidad recae principalmente en el autocuidado de cada persona?
La Cruz Roja reportó este martes dos situaciones realmente complicadas. Primero, tuvimos que atender a un torero, digamos, 'entusiasta', que terminó siendo protagonista involuntario de una embestida inesperada en las corridas de Zapote. A eso de las siete y cuarenta de la noche, el pobre cayó rendido, recibiendo la visita feísima del toro. Joshua López, un paramédico de la Cruz Roja, nos comentó que el mae llegó con varios golpes que requerían atención urgente. No dieron muchos detalles, pero imagínatelo, ¡qué susto!
Y si pensábamos que lo peor ya estaba librado, ¡aquí apareció otra vara! Un chapulín, sí señor, un vehículo repleto de gente, incluyendo varios niños, decidió volcarse en Corralillo de Cartago. La alarma saltó a las cuatro y catorce de la tarde, y ahí empezó el brete. Cruz Roja movilizó todas sus fuerzas para atender a los afectados, resultando en 40 personas necesitadas de ayuda médica. ¡Un verdadero qué sal!
De esas 40 personas, 15 eran niños, de edades comprendidas entre seis y diecisiete años. Cuatro llegaron en condición crítica – tres de esos pequeños, precisamente – mientras que otros seis estaban en estado urgente. Los treinta restantes, aunque estabiles, necesitaban revisión y seguimiento médico. Cruz Roja desplegó quince ambulancias, entre básicas, avanzadas y de rescate, para trasladarlos a diferentes centros médicos. ¡Imagínate la coordinación necesaria para lograrlo!
Los hospitales que recibieron a los pacientes fueron el Hospital de Niños, el Hospital Max Peralta de Cartago, la Clínica Marcial Fallas en Desamparados y el CAIS Los Santos. La logística fue impresionante, coordinando traslados rápidos y eficientes para asegurar que todos recibieran la atención que necesitaban. Esto demuestra la capacidad de respuesta de nuestro sistema de salud ante situaciones de emergencia, aunque te digo, ¡imagínate estar en esa situación!
Pero ojo, que esto no es todo. Desde el 25 de diciembre, la Cruz Roja ya ha atendido a 100 personas y ha tenido que trasladar a siete a centros médicos. La mayoría de estas atenciones se deben a golpes, lo que indica que la euforia de las fiestas puede llevarnos a cometer descuidos y accidentes. ¡Hay que tener cuidado, maes! Disfrutemos, pero con precaución, porque luego vienen los problemas.
Es importante recordar que estas fiestas suelen ser propensas a accidentes, especialmente por el consumo excesivo de alcohol y la falta de cuidado al manipular objetos peligrosos. Tenemos que ser conscientes de nuestros actos y cuidar de nosotros mismos y de los demás. Hay que ponerle el corazón a estas cosas, porque al final, lo más importante es regresar sanos y salvos a casa. ¡Y evitar, por favor, imitar a toreros profesionales sin preparación!
Con tantas emergencias y tanto movimiento, me pregunto: ¿cree usted que las autoridades deberían aumentar las medidas de seguridad y regulación en los espacios públicos durante las fiestas populares para prevenir futuros incidentes como estos, o considera que la responsabilidad recae principalmente en el autocuidado de cada persona?
