¡Ay, Dios mío, qué bronca! La política en Costa Rica nunca deja de sorprendernos, y esta vez tenemos un brenazgo tremendo entre el Presidente Chaves y su exministro Luis Amador. Parece que los dos se están tirando hielo porque Amador soltó unas verdades que pusieron a Chaves rojo.
La jugada empezó cuando Amador, en medio de una comisión legislativa, juramentó que el Presidente le hacía presión para favorecer a una empresa mexicana en un contrato millonario para ampliar la ruta Interamericana. Estamos hablando de 180 palos verdes, ¡una vara bien gorda!
Chaves, obviamente, no se quedó callado. En lugar de negar las acusaciones directamente, decidió minimizar la importancia de lo que dijo Amador, diciendo que no tenía tiempo para escucharlo. "No tengo tiempo que botar y oír a este señor decir las tonterías que está diciendo, sobre casos que son imaginaciones de él", sentenció a Trivisión. ¡Imagínate la cara de Amador!
Pero ahí no acabó la cosa. Aunque se deshizo de rápido con las acusaciones de corrupción, Chaves no ha aclarado si tiene algún tipo de relación con Randall Chuken, un abogado que Amador asegura había reunido con el Presidente varias veces para hablar de contratos públicos e incluso ofreció financiar la campaña electoral de Chaves. Esto ya empieza a oler a changüí, chunches turbios...
Y claro, el abogado de Chuken, Olger Calvo, no tardó en salir a defenderlo, calificando las declaraciones de Amador como falsas y amenazando con demandarlo. "Se valora presentar acciones legales contra el señor Amador. Por tal motivo, no se dará ninguna información a la prensa al tratarse de un asunto que podría ser judicializado", declaró Calvo, dejando claro que esto va a ser un brete legal.
Este caso plantea serias interrogantes sobre la transparencia en la gestión pública y el posible tráfico de influencias en la adjudicación de contratos. Recordemos que estamos hablando de recursos públicos que deberían beneficiar a todos los costarricenses, no enriquecer a unos pocos allegados al poder. Además, toda esta polémica sale en un momento delicado, justo cuando nos preparamos para las elecciones presidenciales del próximo año. ¡Qué sal!
La credibilidad de Chaves está en juego. Necesita aclarar rápidamente estas acusaciones y demostrar que su gobierno está comprometido con la ética y la legalidad. De lo contrario, corremos el riesgo de caer en la impunidad y perpetuar una cultura de corrupción que lastima a nuestro país. Esta maraña de acusaciones y negaciones me da escalofríos, sinceramente.
En fin, este es un panorama bastante complicado, y creo que es importante que como ciudadanos estemos atentos a cómo se desarrolla esta situación. ¿Ustedes creen que estas acusaciones podrían afectar seriamente las posibilidades de reelección de Chaves? ¿O será que simplemente estamos ante otra pelea de gallos política más?
La jugada empezó cuando Amador, en medio de una comisión legislativa, juramentó que el Presidente le hacía presión para favorecer a una empresa mexicana en un contrato millonario para ampliar la ruta Interamericana. Estamos hablando de 180 palos verdes, ¡una vara bien gorda!
Chaves, obviamente, no se quedó callado. En lugar de negar las acusaciones directamente, decidió minimizar la importancia de lo que dijo Amador, diciendo que no tenía tiempo para escucharlo. "No tengo tiempo que botar y oír a este señor decir las tonterías que está diciendo, sobre casos que son imaginaciones de él", sentenció a Trivisión. ¡Imagínate la cara de Amador!
Pero ahí no acabó la cosa. Aunque se deshizo de rápido con las acusaciones de corrupción, Chaves no ha aclarado si tiene algún tipo de relación con Randall Chuken, un abogado que Amador asegura había reunido con el Presidente varias veces para hablar de contratos públicos e incluso ofreció financiar la campaña electoral de Chaves. Esto ya empieza a oler a changüí, chunches turbios...
Y claro, el abogado de Chuken, Olger Calvo, no tardó en salir a defenderlo, calificando las declaraciones de Amador como falsas y amenazando con demandarlo. "Se valora presentar acciones legales contra el señor Amador. Por tal motivo, no se dará ninguna información a la prensa al tratarse de un asunto que podría ser judicializado", declaró Calvo, dejando claro que esto va a ser un brete legal.
Este caso plantea serias interrogantes sobre la transparencia en la gestión pública y el posible tráfico de influencias en la adjudicación de contratos. Recordemos que estamos hablando de recursos públicos que deberían beneficiar a todos los costarricenses, no enriquecer a unos pocos allegados al poder. Además, toda esta polémica sale en un momento delicado, justo cuando nos preparamos para las elecciones presidenciales del próximo año. ¡Qué sal!
La credibilidad de Chaves está en juego. Necesita aclarar rápidamente estas acusaciones y demostrar que su gobierno está comprometido con la ética y la legalidad. De lo contrario, corremos el riesgo de caer en la impunidad y perpetuar una cultura de corrupción que lastima a nuestro país. Esta maraña de acusaciones y negaciones me da escalofríos, sinceramente.
En fin, este es un panorama bastante complicado, y creo que es importante que como ciudadanos estemos atentos a cómo se desarrolla esta situación. ¿Ustedes creen que estas acusaciones podrían afectar seriamente las posibilidades de reelección de Chaves? ¿O será que simplemente estamos ante otra pelea de gallos política más?
