¡Ay, Dios mío! Quién iba a decir que el profe Rodrigo, estando tranquilo en el Palacio, seguiría dando de qué hablar en plena campaña presidencial. Parece que ni renunciando a la posibilidad de postularse, este mae se quita de encima. Un estudio reciente del Observatorio de Comunicación Digital (OCD) de la Universidad Latina lo demuestra: aunque no esté en la boleta, Chaves es el rey del ciberespacio, generando más conversación que cualquier candidato.
Según el OCD, la omnipresencia del presidente en redes sociales no es casualidad. Refleja, dicen, el peso simbólico que ha ganado su figura dentro del oficialismo y, claro, la polarización extrema que vive el país. Ya sea porque le dan duro los opositores o porque sus seguidores lo defienden a capa y espada, el nombre de Chaves resuena por todos lados. Este brete se puso interesante, diay.
El estudio, realizado en colaboración con Kantar IBOPE Media, analizó medio millón de menciones relacionadas con los candidatos. Después de quitarle los cuentas falsas – que pa’ eso están, buscando armar escándalos– descubrieron que el tono general de la conversación es más bien... ¡una torta! Emocional, confrontativo, lleno de 'chingazos' virtuales, poco análisis serio. Pero ahí está él, Chaves, como eje central de todo ese batallar.
Y no es solo que los partidarios y detractores hablen de él. Según el reporte, incluso quienes sí aspiran a la silla presidencial terminan siendo juzgados a la luz de las acciones y declaraciones del actual presidente. Imaginen la presión, maes. Álvaro Ramos, Claudia Dobles… todos andan midiendo con la regla del profe. Esto se va poniendo bueno, para el que le guste ver cómo se pelean los políticos.
El OCD recalca que, aunque su estudio originalmente solo contemplaba a los candidatos, la figura de Chaves aparece de forma constante en la conversación. Es como si hubiera fijado la vara tan alta (o tan baja, dependiendo de quién hable), que todo el mundo ahora compara con ella. Lo que pasa es que, como dicen por ahí, ‘el ojo del amo siempre ve’, y el pueblo parece haber puesto a Chaves como amo indiscutible del debate.
Analistas políticos consultados señalan que esta situación es inédita. Nunca antes un presidente saliente, sin siquiera buscar reelegirse, había logrado mantener este nivel de influencia en una campaña. Algunos lo atribuyen a su estilo directo y polémico, otros a la fidelidad de sus seguidores, y otros simplemente a la habilidad del profe para generar controversia. ¡Con este mae, nunca hay aburrimiento!
Pero miren, más allá de los números y los análisis técnicos, lo que realmente sorprende es la capacidad de Chaves para mantenerse vigente. Él no necesita estar en debates ni hacer promesas electorales. Sus discursos, sus tuits, sus reacciones ante las crisis… todo eso alimenta la llama del debate y lo mantiene en el centro de la escena. Como dice el dicho, 'quien calla otorga', y el profe, aunque esté en silencio, sigue hablando a través de la gente que lo apoya o lo critica. Es un espectáculo, ¡qué carga!
Ahora, díganme, ¿creen ustedes que esta influencia prolongada de Chaves, fuera de la competencia directa, beneficia o perjudica al proceso democrático? ¿Es un fenómeno pasajero o estamos viendo un cambio permanente en la forma en que se hacen las campañas políticas en Costa Rica?
Según el OCD, la omnipresencia del presidente en redes sociales no es casualidad. Refleja, dicen, el peso simbólico que ha ganado su figura dentro del oficialismo y, claro, la polarización extrema que vive el país. Ya sea porque le dan duro los opositores o porque sus seguidores lo defienden a capa y espada, el nombre de Chaves resuena por todos lados. Este brete se puso interesante, diay.
El estudio, realizado en colaboración con Kantar IBOPE Media, analizó medio millón de menciones relacionadas con los candidatos. Después de quitarle los cuentas falsas – que pa’ eso están, buscando armar escándalos– descubrieron que el tono general de la conversación es más bien... ¡una torta! Emocional, confrontativo, lleno de 'chingazos' virtuales, poco análisis serio. Pero ahí está él, Chaves, como eje central de todo ese batallar.
Y no es solo que los partidarios y detractores hablen de él. Según el reporte, incluso quienes sí aspiran a la silla presidencial terminan siendo juzgados a la luz de las acciones y declaraciones del actual presidente. Imaginen la presión, maes. Álvaro Ramos, Claudia Dobles… todos andan midiendo con la regla del profe. Esto se va poniendo bueno, para el que le guste ver cómo se pelean los políticos.
El OCD recalca que, aunque su estudio originalmente solo contemplaba a los candidatos, la figura de Chaves aparece de forma constante en la conversación. Es como si hubiera fijado la vara tan alta (o tan baja, dependiendo de quién hable), que todo el mundo ahora compara con ella. Lo que pasa es que, como dicen por ahí, ‘el ojo del amo siempre ve’, y el pueblo parece haber puesto a Chaves como amo indiscutible del debate.
Analistas políticos consultados señalan que esta situación es inédita. Nunca antes un presidente saliente, sin siquiera buscar reelegirse, había logrado mantener este nivel de influencia en una campaña. Algunos lo atribuyen a su estilo directo y polémico, otros a la fidelidad de sus seguidores, y otros simplemente a la habilidad del profe para generar controversia. ¡Con este mae, nunca hay aburrimiento!
Pero miren, más allá de los números y los análisis técnicos, lo que realmente sorprende es la capacidad de Chaves para mantenerse vigente. Él no necesita estar en debates ni hacer promesas electorales. Sus discursos, sus tuits, sus reacciones ante las crisis… todo eso alimenta la llama del debate y lo mantiene en el centro de la escena. Como dice el dicho, 'quien calla otorga', y el profe, aunque esté en silencio, sigue hablando a través de la gente que lo apoya o lo critica. Es un espectáculo, ¡qué carga!
Ahora, díganme, ¿creen ustedes que esta influencia prolongada de Chaves, fuera de la competencia directa, beneficia o perjudica al proceso democrático? ¿Es un fenómeno pasajero o estamos viendo un cambio permanente en la forma en que se hacen las campañas políticas en Costa Rica?
