¡Ay, pata! Resulta que Chubascos, esos que nos hacen suspirar con sus frailes y gallitos, agarraron y abrieron una franquicia en Escazú. Sí, sí, en medio del GAM, donde la gente anda apurada y buscando dónde echarse un buen plato rápido. Pero ojo, que esto no es cualquier franquicia cualquiera, sino que llevan toda la onda, todo el sabor de casa.
Para los que no estén enterados, Chubascos es pura tradición. Llevan más de cuarenta años regalándonos la verdadera cocina campesina, con esas recetas familiares que te recuerdan a la abu cocinando en la cocina. Imagínate, un pedazo de Costa Rica en medio del cemento, eso es lo que están trayendo.
Según Ileana Alfaro, la empresaria que está manejando este nuevo brete, la idea surgió porque la gente andaba pidiendo a gritos comida típica sin tener que viajar hasta Fraijanes, que ya sabemos, queda un buen trecho. Muchos se estaban quedando con las ganas de ese casado sabroso, de esa olla de carne humeante… ¡Qué pena!
Pero llegar a este momento no fue fácil, diay. Alfaro contó que la negociación duró como dos años, porque era la primera vez que abrían el concepto a alguien más, y claro, tenían que asegurarse de que nadie le metiera mano al legado familiar. Se pusieron quisquillosos, revisaron cada proceso, cada receta, para que mantuviera la autenticidad.
Y hablando de recetas, ahí no hay trucos ni atajos. En Chubascos todavía le ponen cariño a la comida. Usan tomate natural para las salsas, siguen el mismo estilo casero de siempre, nada de polvos ni conservantes. ¡Eso es lo que hace la diferencia, mae! De verdad que puedes sentir el amor puesto en cada bocado.
Dicen que el menú y los precios son exactamente iguales que en Fraijanes, así que no tienes que preocuparte por pagarle más por estar en Escazú. Y pa’ complementar, tienen unos cócteles bien creativos, inspirados en sabores ticos. El “Sour de Albahaca” suena delicioso, y el “Tico Fashioned”… ¡ummm, me imagino el sabor!
Además, no se quedaron atrás en lo de la seguridad alimentaria. Han implementado todos los controles necesarios, audiciones, análisis constantes, todo pa' que comamos tranquilos. Y también están generando empleo, sustentando a cerca de setenta personas directamente y apoyando a pequeños productores locales. Eso sí que es trabajar duro por el país, ¡qué buena vara!
La franquicia quedó súper bonita, recrearon el ambiente de montaña con plantas y espacios para la familia. Horarios para desayuno, almuerzo y café, pa’ que vayas cuando quieras. Con todo esto, ¿crees que esta franquicia de Chubascos realmente logrará llevar un poco del espíritu tradicional costarricense al corazón del GAM, o será solo otra opción más entre tantas?
Para los que no estén enterados, Chubascos es pura tradición. Llevan más de cuarenta años regalándonos la verdadera cocina campesina, con esas recetas familiares que te recuerdan a la abu cocinando en la cocina. Imagínate, un pedazo de Costa Rica en medio del cemento, eso es lo que están trayendo.
Según Ileana Alfaro, la empresaria que está manejando este nuevo brete, la idea surgió porque la gente andaba pidiendo a gritos comida típica sin tener que viajar hasta Fraijanes, que ya sabemos, queda un buen trecho. Muchos se estaban quedando con las ganas de ese casado sabroso, de esa olla de carne humeante… ¡Qué pena!
Pero llegar a este momento no fue fácil, diay. Alfaro contó que la negociación duró como dos años, porque era la primera vez que abrían el concepto a alguien más, y claro, tenían que asegurarse de que nadie le metiera mano al legado familiar. Se pusieron quisquillosos, revisaron cada proceso, cada receta, para que mantuviera la autenticidad.
Y hablando de recetas, ahí no hay trucos ni atajos. En Chubascos todavía le ponen cariño a la comida. Usan tomate natural para las salsas, siguen el mismo estilo casero de siempre, nada de polvos ni conservantes. ¡Eso es lo que hace la diferencia, mae! De verdad que puedes sentir el amor puesto en cada bocado.
Dicen que el menú y los precios son exactamente iguales que en Fraijanes, así que no tienes que preocuparte por pagarle más por estar en Escazú. Y pa’ complementar, tienen unos cócteles bien creativos, inspirados en sabores ticos. El “Sour de Albahaca” suena delicioso, y el “Tico Fashioned”… ¡ummm, me imagino el sabor!
Además, no se quedaron atrás en lo de la seguridad alimentaria. Han implementado todos los controles necesarios, audiciones, análisis constantes, todo pa' que comamos tranquilos. Y también están generando empleo, sustentando a cerca de setenta personas directamente y apoyando a pequeños productores locales. Eso sí que es trabajar duro por el país, ¡qué buena vara!
La franquicia quedó súper bonita, recrearon el ambiente de montaña con plantas y espacios para la familia. Horarios para desayuno, almuerzo y café, pa’ que vayas cuando quieras. Con todo esto, ¿crees que esta franquicia de Chubascos realmente logrará llevar un poco del espíritu tradicional costarricense al corazón del GAM, o será solo otra opción más entre tantas?