¡Ay, Dios mío! Este Randall Chuken parece tener un talento especial para hacer andar las cosas lentitas, ¿verdad? La Comisión de Control de Ingreso y Gasto Público tuvo que esperar más de media hora para que el abogado, señalado en un buen lío con el contrato de Barranca–Limonal, siquiera empezara a dar su declaración. Un despiche pa’ poner de rijo’, como dicen por acá.
La movida es la siguiente: Chuken, el mismo que ha tenido juntitos varios encuentros con el Presidente Chaves en Casa Presidencial, se vio obligado a rendir cuentas por el caso Tradeco, y desde el principio puso trabas. Pidió recesos para hablar con su abogado, cuestionó hasta el microfono, ¡diay!, parecía más preocupado por eso que por aclarar la bara. Uno piensa, ¿será que le da miedo la verdad?
Y cuando finalmente abrió la boca, ahí sí echó agua al río. Negó rotundamente lo que el exministro del MOPT, Luis Amador Jiménez, dijo la semana pasada en la misma comisión. Amador lo dejó claro: Chuken venía con la lengua larga, metiendo presión para que Tradeco se quedara con el contrato. Lo que pasa que ahora Chuken dice que no sabe nada, pura inocencia… ¿le creyeron?
Pero esto no termina ahí, pues Chuken también reconoció haber estado en unas seis reuniones en Casa Presidencial representando a Tradeco. Seis juntitos, haciendo negocios y tomando café con el mismísimo Presidente. ¡Eso sí que huele raro, chunches! Esto ya va cogiendo callejones oscuros, y la gente está harta de tanto misterio.
Lo más turbio de todo es que este abogado figura inscrito en dos sociedades anónimas en Panamá junto a una señora que anda en problemas por narcotráfico. Documentos del Registro Público de Panamá, que CRHoy consiguió, revelan que Chuken estuvo involucrado en al menos tres sociedades creadas en 2006. Todas suspendidas y relacionadas con propiedades. ¡Esto ya se pone como película de espías, brete!
Y la Fiscalería General no se queda atrás, tiene una investigación corriendo contra el Presidente Chaves por cómo se manejó la licitación del tramo Barranca–Limonal. Parece que alguien quería dirigir el contrato hacia una de las empresas que presentaba Chuken. Una de ellas, precisamente, Tradeco, la cual tiene un historial… digamos, cuestionable. Su exdirectivo en Estados Unidos tuvo problemas con la DEA por tráfico de cocaína, y otro en Honduras por nexos con el hampa.
El Presidente, en su defensa, dice que si se hacía el trato con Tradeco, el país se ahorraría $120 millones y dos años de construcción. Pero ¿vale la pena arriesgar la integridad del país por unos cuantos dólares? Él insiste en que nadie ha cometido ningún delito, que todo es una “torta”. Pero la gente ya está cansada de justificaciones baratas y de escuchar lo mismo una y otra vez. Como dice mi abuela: “Donde hay humo, hay fuego”.
En fin, este caso está lejos de terminar. Con tantas vueltas y contradicciones, uno no sabe a quién creer. Y hablando de eso, ¿ustedes creen que el Presidente Chaves está siendo honesto al defender a Tradeco, o estamos frente a un intento de encubrir algo mucho más grande? ¡Déjenme saber qué piensan en los comentarios, varas!
La movida es la siguiente: Chuken, el mismo que ha tenido juntitos varios encuentros con el Presidente Chaves en Casa Presidencial, se vio obligado a rendir cuentas por el caso Tradeco, y desde el principio puso trabas. Pidió recesos para hablar con su abogado, cuestionó hasta el microfono, ¡diay!, parecía más preocupado por eso que por aclarar la bara. Uno piensa, ¿será que le da miedo la verdad?
Y cuando finalmente abrió la boca, ahí sí echó agua al río. Negó rotundamente lo que el exministro del MOPT, Luis Amador Jiménez, dijo la semana pasada en la misma comisión. Amador lo dejó claro: Chuken venía con la lengua larga, metiendo presión para que Tradeco se quedara con el contrato. Lo que pasa que ahora Chuken dice que no sabe nada, pura inocencia… ¿le creyeron?
Pero esto no termina ahí, pues Chuken también reconoció haber estado en unas seis reuniones en Casa Presidencial representando a Tradeco. Seis juntitos, haciendo negocios y tomando café con el mismísimo Presidente. ¡Eso sí que huele raro, chunches! Esto ya va cogiendo callejones oscuros, y la gente está harta de tanto misterio.
Lo más turbio de todo es que este abogado figura inscrito en dos sociedades anónimas en Panamá junto a una señora que anda en problemas por narcotráfico. Documentos del Registro Público de Panamá, que CRHoy consiguió, revelan que Chuken estuvo involucrado en al menos tres sociedades creadas en 2006. Todas suspendidas y relacionadas con propiedades. ¡Esto ya se pone como película de espías, brete!
Y la Fiscalería General no se queda atrás, tiene una investigación corriendo contra el Presidente Chaves por cómo se manejó la licitación del tramo Barranca–Limonal. Parece que alguien quería dirigir el contrato hacia una de las empresas que presentaba Chuken. Una de ellas, precisamente, Tradeco, la cual tiene un historial… digamos, cuestionable. Su exdirectivo en Estados Unidos tuvo problemas con la DEA por tráfico de cocaína, y otro en Honduras por nexos con el hampa.
El Presidente, en su defensa, dice que si se hacía el trato con Tradeco, el país se ahorraría $120 millones y dos años de construcción. Pero ¿vale la pena arriesgar la integridad del país por unos cuantos dólares? Él insiste en que nadie ha cometido ningún delito, que todo es una “torta”. Pero la gente ya está cansada de justificaciones baratas y de escuchar lo mismo una y otra vez. Como dice mi abuela: “Donde hay humo, hay fuego”.
En fin, este caso está lejos de terminar. Con tantas vueltas y contradicciones, uno no sabe a quién creer. Y hablando de eso, ¿ustedes creen que el Presidente Chaves está siendo honesto al defender a Tradeco, o estamos frente a un intento de encubrir algo mucho más grande? ¡Déjenme saber qué piensan en los comentarios, varas!
