¡Aguántense!, porque les voy a contar una vaina que está echando chispa en nuestro país. Parece mentira, pero Costa Rica está dando vueltas al mundo con un proyecto de ciberseguridad que está dejando boquiabiertos a todos. No estamos hablando de algo cualquiera, sino de un modelo educativo único en Latinoamérica que le está abriendo puertas a nuestros jóvenes en un mercado laboral que está pidiendo gritos.
Todo este movimiento se gestó en la Fundación La Libertad, un lugar que siempre ha apostado por el desarrollo comunitario. Imaginen eso: un espacio cultural donde además se están formando unos verdaderos expertos en ciberseguridad. Y lo mejor de todo es que esto es fruto de una alianza tremenda entre la Fundación, la UTN, la gente de Cisco Networking Academy y, claro, la industria privada. Un verdadero brete de colaboración.
Marisol Ibarra, la jefa de Cisco Networking Academy para Costa Rica, lo puso bien claro: “Este programa muestra que la tecnología puede ser una herramienta de inclusión social y empleabilidad. Cuando el sector privado y la academia se unen con un propósito claro, el impacto es real y medible”. ¡Y vaya que es real! Estamos viendo resultados que dan gusto, especialmente pensando en la necesidad urgente de cerrar brechas de talento en el país.
Pero, ¿cómo nació esta idea tan buena? Pues resulta que en el 2023, la Fundación La Libertad se registró como academia técnica y ahí empezó la magia. Cisco, con su experiencia, se metió de lleno en el asunto, haciendo consultas con empresas líderes como GBM, SPC y Fusionet para entender qué habilidades realmente necesitan en el mercado. No fue a tientas, vamos. Se pusieron a investigar con lupa.
Después de tanto estudio, la UTN y Cisco se juntaron para diseñar un currículo especializado en ciberseguridad, ajustándolo al Marco Nacional de Cualificaciones y, sobre todo, a las demandas específicas de la industria. Nos hablan de seguridad de redes, ciberdefensa, ingeniería social… ¡una chimba! Pero también le dieron importancia a las habilidades blandas, esas que te hacen destacar en cualquier trabajo. Porque no basta con saber programar, hay que saber tratar a la gente, ¿eh?
Y los números hablan por sí solos. Hace poco, en enero del 2025, se graduó la primera promoción de 36 analistas junior en ciberseguridad. ¡Y qué barbaridad! Ya 30 de ellos tienen chamba en empresas del sector tecnológico. Eso demuestra que el modelo funciona, que está conectado con la realidad del mercado y que le está dando una oportunidad a muchos jóvenes que, de otra forma, estarían batallando para encontrar su lugar.
Lo que más me gusta de todo esto es que el programa está abierto a jóvenes que tienen acceso limitado a oportunidades. Ofrecen exoneración total de matrícula, apoyo económico para transporte y comida, y un ambiente de aprendizaje súper seguro. Además, los estudiantes participan en otras iniciativas, como programas STEM para mujeres y proyectos ambientales. Una verdadera formación integral, ¡qué carga!
Este proyecto es un ejemplo clarísimo de cómo la formación técnica, la creatividad, la comunidad y las necesidades del mercado pueden unirse para transformar vidas. Como dice Patricio Morera Viquez, director ejecutivo de La Fundación La Libertad: “Es un modelo construido desde la escucha a la industria empleadora y desde la realidad de los jóvenes”. Ahora, mi pregunta para ustedes: ¿creen que este tipo de modelos educativos centrados en las necesidades del mercado laboral deberían replicarse en otros sectores de la economía costarricense? ¡Den sus opiniones en el foro!
Todo este movimiento se gestó en la Fundación La Libertad, un lugar que siempre ha apostado por el desarrollo comunitario. Imaginen eso: un espacio cultural donde además se están formando unos verdaderos expertos en ciberseguridad. Y lo mejor de todo es que esto es fruto de una alianza tremenda entre la Fundación, la UTN, la gente de Cisco Networking Academy y, claro, la industria privada. Un verdadero brete de colaboración.
Marisol Ibarra, la jefa de Cisco Networking Academy para Costa Rica, lo puso bien claro: “Este programa muestra que la tecnología puede ser una herramienta de inclusión social y empleabilidad. Cuando el sector privado y la academia se unen con un propósito claro, el impacto es real y medible”. ¡Y vaya que es real! Estamos viendo resultados que dan gusto, especialmente pensando en la necesidad urgente de cerrar brechas de talento en el país.
Pero, ¿cómo nació esta idea tan buena? Pues resulta que en el 2023, la Fundación La Libertad se registró como academia técnica y ahí empezó la magia. Cisco, con su experiencia, se metió de lleno en el asunto, haciendo consultas con empresas líderes como GBM, SPC y Fusionet para entender qué habilidades realmente necesitan en el mercado. No fue a tientas, vamos. Se pusieron a investigar con lupa.
Después de tanto estudio, la UTN y Cisco se juntaron para diseñar un currículo especializado en ciberseguridad, ajustándolo al Marco Nacional de Cualificaciones y, sobre todo, a las demandas específicas de la industria. Nos hablan de seguridad de redes, ciberdefensa, ingeniería social… ¡una chimba! Pero también le dieron importancia a las habilidades blandas, esas que te hacen destacar en cualquier trabajo. Porque no basta con saber programar, hay que saber tratar a la gente, ¿eh?
Y los números hablan por sí solos. Hace poco, en enero del 2025, se graduó la primera promoción de 36 analistas junior en ciberseguridad. ¡Y qué barbaridad! Ya 30 de ellos tienen chamba en empresas del sector tecnológico. Eso demuestra que el modelo funciona, que está conectado con la realidad del mercado y que le está dando una oportunidad a muchos jóvenes que, de otra forma, estarían batallando para encontrar su lugar.
Lo que más me gusta de todo esto es que el programa está abierto a jóvenes que tienen acceso limitado a oportunidades. Ofrecen exoneración total de matrícula, apoyo económico para transporte y comida, y un ambiente de aprendizaje súper seguro. Además, los estudiantes participan en otras iniciativas, como programas STEM para mujeres y proyectos ambientales. Una verdadera formación integral, ¡qué carga!
Este proyecto es un ejemplo clarísimo de cómo la formación técnica, la creatividad, la comunidad y las necesidades del mercado pueden unirse para transformar vidas. Como dice Patricio Morera Viquez, director ejecutivo de La Fundación La Libertad: “Es un modelo construido desde la escucha a la industria empleadora y desde la realidad de los jóvenes”. Ahora, mi pregunta para ustedes: ¿creen que este tipo de modelos educativos centrados en las necesidades del mercado laboral deberían replicarse en otros sectores de la economía costarricense? ¡Den sus opiniones en el foro!