¡Ay, Dios mío! Un buen golpe nos cayó este martes a todos los que vivimos pegaditos a internet. Desde tempranitas, varios sitios web se fueron pa’l carajo, dejando a medio país buscando qué hacer con sus vidas desconectados. Resulta que la bronca viene de Cloudflare, esa plataforma que le da soporte a un montón de cosas que usamos diario, desde redes sociales hasta jueguitos online.
Para ponerlos en clima, Cloudflare es como el portero de internet: recibe todo el tráfico y decide qué pasa y qué se queda afuera. Manejan cerca del 20% del tráfico mundial, ¡una locura!, así que cuando les falla, se siente el temblor en todo el mundo digital. Según Marvin Jiménez, de la Comisión de Ciberseguridad del CPIC, esto es un problemón porque además es el tercer apagón importante en servicios en la nube que vivimos en el último mes. Primero Amazon, luego Microsoft, y ahora Cloudflare… ¿Será que alguien anda jugando sucio?
La magnitud del problema es de llamar la atención. Imaginen: X (antes Twitter), ChatGPT, varias plataformas de juegos... todas dando tumbos. Algunos usuarios se agarraron la cabeza, pensando que sus datos se perdieron, mientras que otros simplemente aprovecharon para salir a tomarse un café. Pero la verdad, la preocupación es real. Dependemos tanto de estos servicios que cuando se caen, nos sentimos como si nos hubieran cortado un pedazo de brazo.
Según parece, la falla tuvo que ver con un aumento inusual de tráfico y algún problemita interno en el sistema de protección contra bots de Cloudflare. El CTO de la empresa, Dane Knecht, salió a pedir mil disculpas en X (sí, ¡ironías de la vida!), reconociendo que lo sucedido es inaceptable y prometiendo investigar a fondo para evitar que vuelva a pasar. Aseguró que no fue un ataque externo, sino un fallo suyo, y vaya que dieron en el clavo con eso.
Y aquí es donde entra el rol de nosotros, los informáticos. Jiménez Agüero recomendaba borrar el caché del navegador e intentar recargar las páginas, pero admitió que eso no era garantía de solución. “Al ser una falla en la infraestructura de Cloudflare, esas medidas no garantizarían la recuperación”, sentenció. Vaya, ahí te quedas, esperando que los técnicos resuelvan el brete. En fin, es un llamado de atención para que las empresas inviertan en seguridad y redundancia, porque confiarse puede resultar caro.
Pero, ¿qué significa esto para el futuro? Muchos expertos advierten que estos tipos de incidentes podrían volverse más frecuentes debido a la creciente dependencia de la nube y la complejidad de las infraestructuras digitales. Además, la guerra cibernética no precisamente ayuda. Hay quienes sospechan de ataques coordinados para desestabilizar sistemas críticos, aunque por ahora no hay pruebas sólidas al respecto. El caso es que la seguridad digital ya no es un lujo, sino una necesidad urgente.
Estos fallos ponen en evidencia nuestra vulnerabilidad. Nos hemos vuelto tan cómodos usando estos servicios que olvidamos que detrás hay máquinas y programas propensos a errores. Es hora de que las empresas sean transparentes con sus usuarios y les ofrezcan alternativas en caso de emergencia. También es importante que los usuarios desarrollen habilidades básicas de ciberseguridad para protegerse de posibles amenazas. Después de todo, somos responsables de nuestra propia seguridad en el mundo digital.
La caída de Cloudflare nos deja reflexionando sobre nuestra dependencia tecnológica y la importancia de tener planes alternativos. Ahora me pregunto, ¿cree usted que debemos diversificar nuestras opciones de proveedores de servicios en la nube para mitigar riesgos similares en el futuro, o es suficiente con confiar en que las grandes empresas aprenderán de estas experiencias y fortalecerán sus sistemas?
Para ponerlos en clima, Cloudflare es como el portero de internet: recibe todo el tráfico y decide qué pasa y qué se queda afuera. Manejan cerca del 20% del tráfico mundial, ¡una locura!, así que cuando les falla, se siente el temblor en todo el mundo digital. Según Marvin Jiménez, de la Comisión de Ciberseguridad del CPIC, esto es un problemón porque además es el tercer apagón importante en servicios en la nube que vivimos en el último mes. Primero Amazon, luego Microsoft, y ahora Cloudflare… ¿Será que alguien anda jugando sucio?
La magnitud del problema es de llamar la atención. Imaginen: X (antes Twitter), ChatGPT, varias plataformas de juegos... todas dando tumbos. Algunos usuarios se agarraron la cabeza, pensando que sus datos se perdieron, mientras que otros simplemente aprovecharon para salir a tomarse un café. Pero la verdad, la preocupación es real. Dependemos tanto de estos servicios que cuando se caen, nos sentimos como si nos hubieran cortado un pedazo de brazo.
Según parece, la falla tuvo que ver con un aumento inusual de tráfico y algún problemita interno en el sistema de protección contra bots de Cloudflare. El CTO de la empresa, Dane Knecht, salió a pedir mil disculpas en X (sí, ¡ironías de la vida!), reconociendo que lo sucedido es inaceptable y prometiendo investigar a fondo para evitar que vuelva a pasar. Aseguró que no fue un ataque externo, sino un fallo suyo, y vaya que dieron en el clavo con eso.
Y aquí es donde entra el rol de nosotros, los informáticos. Jiménez Agüero recomendaba borrar el caché del navegador e intentar recargar las páginas, pero admitió que eso no era garantía de solución. “Al ser una falla en la infraestructura de Cloudflare, esas medidas no garantizarían la recuperación”, sentenció. Vaya, ahí te quedas, esperando que los técnicos resuelvan el brete. En fin, es un llamado de atención para que las empresas inviertan en seguridad y redundancia, porque confiarse puede resultar caro.
Pero, ¿qué significa esto para el futuro? Muchos expertos advierten que estos tipos de incidentes podrían volverse más frecuentes debido a la creciente dependencia de la nube y la complejidad de las infraestructuras digitales. Además, la guerra cibernética no precisamente ayuda. Hay quienes sospechan de ataques coordinados para desestabilizar sistemas críticos, aunque por ahora no hay pruebas sólidas al respecto. El caso es que la seguridad digital ya no es un lujo, sino una necesidad urgente.
Estos fallos ponen en evidencia nuestra vulnerabilidad. Nos hemos vuelto tan cómodos usando estos servicios que olvidamos que detrás hay máquinas y programas propensos a errores. Es hora de que las empresas sean transparentes con sus usuarios y les ofrezcan alternativas en caso de emergencia. También es importante que los usuarios desarrollen habilidades básicas de ciberseguridad para protegerse de posibles amenazas. Después de todo, somos responsables de nuestra propia seguridad en el mundo digital.
La caída de Cloudflare nos deja reflexionando sobre nuestra dependencia tecnológica y la importancia de tener planes alternativos. Ahora me pregunto, ¿cree usted que debemos diversificar nuestras opciones de proveedores de servicios en la nube para mitigar riesgos similares en el futuro, o es suficiente con confiar en que las grandes empresas aprenderán de estas experiencias y fortalecerán sus sistemas?
