¡Ay, pata! Quién iba a decir que el colón nos iba a dar este respiro. Resulta que, gracias a su apreciación frente al dólar, Hacienda anda más tranquila de lo que esperaba. Según los datos oficiales, el gasto en intereses de la deuda pública ha bajado bastante, y eso siempre es motivo para celebrar, aunque hay que ponerle pausa, ¿verdad?
El asunto es que, si revisamos las cuentas, al cierre de agosto, el gasto por intereses sumó ¢1,56 billones, una cifra menor a los ¢1,69 billones que se gastaron en el mismo período del año pasado. Eso representa una diferencia notable, especialmente si consideramos que estamos hablando de plata que podría destinarse a cosas más importantes, como mejorar la infraestructura educativa o reforzar los programas sociales. ¿Quién no querría ver más inversión en esas áreas, diay?
Los técnicos de Hacienda explican que este alivio fiscal se debe a varios factores: el colón fuerte, claro, reduce el costo de la deuda externa; las operaciones de canje han sido menores; y las tasas de interés, tanto a nivel local como internacional, han ido bajando poco a poco. Todo esto pinta bien en el papel, pero hay que recordar que la economía es como el clima – cambia rápido y puede haber tormentas inesperadas.
Ahora, miren lo que pasó con el dólar. En las últimas semanas, se mantuvo por debajo de los ¢500, una cifra atractiva para quienes tienen ahorros en dólares o importan productos. Esto contribuyó a reducir los costos financieros del país, permitiendo a Hacienda tener más flexibilidad en sus gastos. Parece que nos tocó bailar con la fiera, pero ahora la música suena un poquito más suave, ¿no creen?
Pero atención, porque no todo es miel sobre hojuelas. Aunque los ingresos totales aumentaron en ¢85.176 millones con respecto al año anterior, Hacienda también reportó una desaceleración en el ritmo de crecimiento fiscal. Pasamos de un 2,2% en 2024 a un 1,8% este año. En otras palabras, sí, estamos recaudando más dinero, pero no al mismo ritmo que antes. Esto pone en alerta, pues significa que el espacio para maniobrar es limitado.
Y ahí radica el problema: con menos recursos creciendo como porcentaje del PIB, es más difícil invertir en áreas clave como educación, salud y, sobre todo, seguridad. Ese es el brete. Tenemos que ser creativos y eficientes en cómo utilizamos el dinero público para garantizar el bienestar de todos los ciudadanos. Porque, al final del día, la plata es para servir a la gente, no al revés.
Algunos analistas señalan que esta desaceleración en el crecimiento fiscal podría estar relacionada con factores externos, como la incertidumbre económica global y la fluctuación de los precios internacionales de algunos productos básicos. Otros apuntan a problemas internos, como la informalidad laboral y la evasión de impuestos. Sea cual sea la causa, es importante abordar estos desafíos de manera urgente y efectiva, porque el futuro económico del país depende de ello. No podemos irnos al traste por unos cuantos billetes evadidos, ¡qué sal!
Entonces, ¿será suficiente este respiro financiero para que el gobierno pueda afrontar los retos económicos que tenemos por delante? ¿O estaremos destinados a repetir los mismos errores del pasado, con recortes presupuestarios y proyectos inconclusos? Con toda esta información a cuestas, ¿ustedes qué opinan? ¿Creen que Hacienda podrá mantener el rumbo y asegurar un futuro próspero para Costa Rica, o deberíamos estar preparándonos para tiempos más difíciles? Dejen sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensa la masa.
El asunto es que, si revisamos las cuentas, al cierre de agosto, el gasto por intereses sumó ¢1,56 billones, una cifra menor a los ¢1,69 billones que se gastaron en el mismo período del año pasado. Eso representa una diferencia notable, especialmente si consideramos que estamos hablando de plata que podría destinarse a cosas más importantes, como mejorar la infraestructura educativa o reforzar los programas sociales. ¿Quién no querría ver más inversión en esas áreas, diay?
Los técnicos de Hacienda explican que este alivio fiscal se debe a varios factores: el colón fuerte, claro, reduce el costo de la deuda externa; las operaciones de canje han sido menores; y las tasas de interés, tanto a nivel local como internacional, han ido bajando poco a poco. Todo esto pinta bien en el papel, pero hay que recordar que la economía es como el clima – cambia rápido y puede haber tormentas inesperadas.
Ahora, miren lo que pasó con el dólar. En las últimas semanas, se mantuvo por debajo de los ¢500, una cifra atractiva para quienes tienen ahorros en dólares o importan productos. Esto contribuyó a reducir los costos financieros del país, permitiendo a Hacienda tener más flexibilidad en sus gastos. Parece que nos tocó bailar con la fiera, pero ahora la música suena un poquito más suave, ¿no creen?
Pero atención, porque no todo es miel sobre hojuelas. Aunque los ingresos totales aumentaron en ¢85.176 millones con respecto al año anterior, Hacienda también reportó una desaceleración en el ritmo de crecimiento fiscal. Pasamos de un 2,2% en 2024 a un 1,8% este año. En otras palabras, sí, estamos recaudando más dinero, pero no al mismo ritmo que antes. Esto pone en alerta, pues significa que el espacio para maniobrar es limitado.
Y ahí radica el problema: con menos recursos creciendo como porcentaje del PIB, es más difícil invertir en áreas clave como educación, salud y, sobre todo, seguridad. Ese es el brete. Tenemos que ser creativos y eficientes en cómo utilizamos el dinero público para garantizar el bienestar de todos los ciudadanos. Porque, al final del día, la plata es para servir a la gente, no al revés.
Algunos analistas señalan que esta desaceleración en el crecimiento fiscal podría estar relacionada con factores externos, como la incertidumbre económica global y la fluctuación de los precios internacionales de algunos productos básicos. Otros apuntan a problemas internos, como la informalidad laboral y la evasión de impuestos. Sea cual sea la causa, es importante abordar estos desafíos de manera urgente y efectiva, porque el futuro económico del país depende de ello. No podemos irnos al traste por unos cuantos billetes evadidos, ¡qué sal!
Entonces, ¿será suficiente este respiro financiero para que el gobierno pueda afrontar los retos económicos que tenemos por delante? ¿O estaremos destinados a repetir los mismos errores del pasado, con recortes presupuestarios y proyectos inconclusos? Con toda esta información a cuestas, ¿ustedes qué opinan? ¿Creen que Hacienda podrá mantener el rumbo y asegurar un futuro próspero para Costa Rica, o deberíamos estar preparándonos para tiempos más difíciles? Dejen sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensa la masa.
