¡Ay, Dios mío! Ya nos andábamos tranquilizando con la lluvia amainando, pero parece que todavía no nos salvamos. La Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE) sigue con la guardia alta, aunque las gotitas hayan dado una pausa. ¡Imagínate!, dicen que los efectos acumulados de estos días de aguaceros aún nos tienen agarrados.
Después de unos días que parecían que íbamos a terminar en una piscina gigante, ayer reportaron solamente diez incidentes de inundación en todo el país. No es nada despreciable, claro, pero sí mucho mejor que los números escalofriantes que estábamos viendo hace poco. Igual, el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo no se anda con rodeos, sigue trabajando duro en distintos lugares donde la cosa quedó fea.
Lo más triste de todo es que todavía hay más de 485 personitas que tuvieron que dejar sus casas y buscar refugio. Están ahí, calentitos pero preocupados, en tres albergues diferentes. En Paraíso de Santa Cruz, hay 14 personas en el salón comunal; en la Escuela de Riojalandia, en El Roble de Puntarenas, casi 340 chavos y luego en la Escuela Augusto Colombari, en Barranca, otras 135 almas buscando un respiro.
La CNE ha prometido que van a tratar a esas familias como se debe, asegurándose de que tengan todo lo que necesitan hasta que puedan volver a casa tranquilos. Ni que decir que eso implica comida, techo, atención médica... ¡Todo el paquete! Porque nadie quiere pasarla mal así, abandonado a su suerte, ¿verdad?
Y mientras tanto, los técnicos ya están evaluando los daños, tratando de ver dónde se metió el agua y qué carreteras quedaron bloqueadas por deslizamientos. Se han programado inspecciones en los ríos Barranca y Naranjito para este martes, con gente del MOPT y expertos de la CNE revisando cada rincón, buscando posibles problemas.
Los comités comunitarios también están haciendo su parte, recorriendo las zonas de riesgo y ayudando a las familias que lo necesitan. Son pura bendición esos vecinos que se organizan para echarse una mano, porque al final del día, así nos apoyamos los ticos. De verdad, ¡qué orgullo tenerlos!
Ahora, la alerta sigue prendida: naranja para la Región Central, Zona Norte y la Vertiente del Pacífico, y amarilla para la Vertiente del Caribe. Así que ojo, paisano, mantenete informado y escucha las recomendaciones de las autoridades. Mejor prevenir que lamentar, como dice mi abuelita, ¡y ella sabe! Además, con este clima impredecible, nunca se sabe cuándo va a volver a llover a cántaros.
En fin, esta situación nos recuerda lo vulnerables que somos ante la naturaleza, pero también lo resilientes que podemos ser cuando trabajamos juntos. Ahora me pregunto, ¿cree usted que el gobierno está haciendo lo suficiente para mitigar los efectos del cambio climático y proteger a las comunidades costeras de futuras emergencias?
Después de unos días que parecían que íbamos a terminar en una piscina gigante, ayer reportaron solamente diez incidentes de inundación en todo el país. No es nada despreciable, claro, pero sí mucho mejor que los números escalofriantes que estábamos viendo hace poco. Igual, el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo no se anda con rodeos, sigue trabajando duro en distintos lugares donde la cosa quedó fea.
Lo más triste de todo es que todavía hay más de 485 personitas que tuvieron que dejar sus casas y buscar refugio. Están ahí, calentitos pero preocupados, en tres albergues diferentes. En Paraíso de Santa Cruz, hay 14 personas en el salón comunal; en la Escuela de Riojalandia, en El Roble de Puntarenas, casi 340 chavos y luego en la Escuela Augusto Colombari, en Barranca, otras 135 almas buscando un respiro.
La CNE ha prometido que van a tratar a esas familias como se debe, asegurándose de que tengan todo lo que necesitan hasta que puedan volver a casa tranquilos. Ni que decir que eso implica comida, techo, atención médica... ¡Todo el paquete! Porque nadie quiere pasarla mal así, abandonado a su suerte, ¿verdad?
Y mientras tanto, los técnicos ya están evaluando los daños, tratando de ver dónde se metió el agua y qué carreteras quedaron bloqueadas por deslizamientos. Se han programado inspecciones en los ríos Barranca y Naranjito para este martes, con gente del MOPT y expertos de la CNE revisando cada rincón, buscando posibles problemas.
Los comités comunitarios también están haciendo su parte, recorriendo las zonas de riesgo y ayudando a las familias que lo necesitan. Son pura bendición esos vecinos que se organizan para echarse una mano, porque al final del día, así nos apoyamos los ticos. De verdad, ¡qué orgullo tenerlos!
Ahora, la alerta sigue prendida: naranja para la Región Central, Zona Norte y la Vertiente del Pacífico, y amarilla para la Vertiente del Caribe. Así que ojo, paisano, mantenete informado y escucha las recomendaciones de las autoridades. Mejor prevenir que lamentar, como dice mi abuelita, ¡y ella sabe! Además, con este clima impredecible, nunca se sabe cuándo va a volver a llover a cántaros.
En fin, esta situación nos recuerda lo vulnerables que somos ante la naturaleza, pero también lo resilientes que podemos ser cuando trabajamos juntos. Ahora me pregunto, ¿cree usted que el gobierno está haciendo lo suficiente para mitigar los efectos del cambio climático y proteger a las comunidades costeras de futuras emergencias?
