¡Imagínate esto, mae! Costa Rica, tierra de pura vida y playas paradisíacas, siempre se ha esforzado por ser un ejemplo mundial en sostenibilidad y hospitalidad. Pero, ¿sabías que había un huequito grande en la atención a un grupo importante de viajeros? Pues sí, amigos, la inclusión turística tenía una deuda pendiente, especialmente cuando se trataba de personas con sordera. Ahora, parece que estamos a punto de darle la vuelta a la tortilla gracias a una iniciativa súper bacana.
Durante años, la falta de protocolos claros en hoteles y servicios turísticos ha sido una barrera silenciosa que ha complicado la experiencia de muchos visitantes sordos. En lugar de disfrutar plenamente sus vacaciones, estos turistas a menudo tenían que ser ellos mismos quienes se preparaban para comunicarse y asegurarse de entender todo lo que les rodeaba. Era un poco injusto, ¿verdad?
Pero ahora, Estefanía Benavides, una estudiante universitaria de la Universidad Hispanoamericana (UH), se fajó y desarrolló el primer protocolo nacional para la atención de turistas con sordera. ¡Qué carga de trabajo!, pero vaya que valió la pena. El documento, respaldado por expertos y líderes del sector turístico, ofrece pautas claras y concisas para cada departamento de un hotel: desde la recepción hasta el restaurante. ¡Un cambio radical!
Este protocolo no es solo una formalidad, es una herramienta práctica que busca romper esas barreras de comunicación. “En Costa Rica, generalmente el turista sordo es quien se prepara para la llegada, no el hotel,” explica Estefanía, señalando la necesidad urgente de este cambio. Con este protocolo, la responsabilidad recae en el establecimiento para garantizar una experiencia inclusiva y accesible para todos.
Y hablando de números, la Organización Mundial del Turismo (OMT) estima que más de mil trescientos millones de personas en el mundo tienen alguna discapacidad, incluyendo unas 70 mil en nuestra propia Costa Rica. Sumado a esto, la Ley 7600 nos obliga a garantizar la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad. Este protocolo, además de cumplir con la ley, representa una ventaja competitiva para los negocios turísticos.
¿Cómo beneficia a los hoteles? Bueno, ¡de muchas maneras! Pueden mejorar su reputación, fidelizar a sus clientes, destacarse como líderes en turismo accesible y atraer nuevos mercados internacionales que buscan precisamente este tipo de inclusión. Además, el protocolo sugiere cosas sencillas pero efectivas, como mantener contacto visual, ofrecer distintas opciones de comunicación (oral, escrita, visual, e incluso LESCO) y evitar improvisar señas, ¡diay, qué momento!
El documento también incluye pictogramas, menús visuales y programas de capacitación periódica para el personal. Se enfatiza la importancia de estar preparados para situaciones de emergencia, asegurando que tanto los huéspedes como el personal sepan cómo actuar en caso de cualquier eventualidad. ¡Esto le da otra perspectiva totalmente diferente al concepto de servicio al cliente!
Ahora bien, la pregunta que me quito de encima: ¿Creemos que la adopción masiva de este protocolo transformará realmente la industria turística en Costa Rica y hará que sea un destino verdaderamente inclusivo para todas las personas, independientemente de sus capacidades? ¿Será suficiente para cambiar la mentalidad de algunos hoteleros que todavía ven esto como una carga extra en vez de una oportunidad de crecimiento y mejora?
Durante años, la falta de protocolos claros en hoteles y servicios turísticos ha sido una barrera silenciosa que ha complicado la experiencia de muchos visitantes sordos. En lugar de disfrutar plenamente sus vacaciones, estos turistas a menudo tenían que ser ellos mismos quienes se preparaban para comunicarse y asegurarse de entender todo lo que les rodeaba. Era un poco injusto, ¿verdad?
Pero ahora, Estefanía Benavides, una estudiante universitaria de la Universidad Hispanoamericana (UH), se fajó y desarrolló el primer protocolo nacional para la atención de turistas con sordera. ¡Qué carga de trabajo!, pero vaya que valió la pena. El documento, respaldado por expertos y líderes del sector turístico, ofrece pautas claras y concisas para cada departamento de un hotel: desde la recepción hasta el restaurante. ¡Un cambio radical!
Este protocolo no es solo una formalidad, es una herramienta práctica que busca romper esas barreras de comunicación. “En Costa Rica, generalmente el turista sordo es quien se prepara para la llegada, no el hotel,” explica Estefanía, señalando la necesidad urgente de este cambio. Con este protocolo, la responsabilidad recae en el establecimiento para garantizar una experiencia inclusiva y accesible para todos.
Y hablando de números, la Organización Mundial del Turismo (OMT) estima que más de mil trescientos millones de personas en el mundo tienen alguna discapacidad, incluyendo unas 70 mil en nuestra propia Costa Rica. Sumado a esto, la Ley 7600 nos obliga a garantizar la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad. Este protocolo, además de cumplir con la ley, representa una ventaja competitiva para los negocios turísticos.
¿Cómo beneficia a los hoteles? Bueno, ¡de muchas maneras! Pueden mejorar su reputación, fidelizar a sus clientes, destacarse como líderes en turismo accesible y atraer nuevos mercados internacionales que buscan precisamente este tipo de inclusión. Además, el protocolo sugiere cosas sencillas pero efectivas, como mantener contacto visual, ofrecer distintas opciones de comunicación (oral, escrita, visual, e incluso LESCO) y evitar improvisar señas, ¡diay, qué momento!
El documento también incluye pictogramas, menús visuales y programas de capacitación periódica para el personal. Se enfatiza la importancia de estar preparados para situaciones de emergencia, asegurando que tanto los huéspedes como el personal sepan cómo actuar en caso de cualquier eventualidad. ¡Esto le da otra perspectiva totalmente diferente al concepto de servicio al cliente!
Ahora bien, la pregunta que me quito de encima: ¿Creemos que la adopción masiva de este protocolo transformará realmente la industria turística en Costa Rica y hará que sea un destino verdaderamente inclusivo para todas las personas, independientemente de sus capacidades? ¿Será suficiente para cambiar la mentalidad de algunos hoteleros que todavía ven esto como una carga extra en vez de una oportunidad de crecimiento y mejora?