¡Ay, Dios mío! La cosa está cambiando rápido, mi gente. Parece que ayer estábamos viendo videos de YouTube en baja resolución y hoy las empresas acá tienen que pensar en reclutar gente desde China o India pa’ echarle mano a proyectos. Luis Diego Loaiciga, el mero mero de American Talent Jobs, nos está abriendo los ojos: el juego ya no es local, es mundial.
Y no me vengan con cuentos de que esto va a quitarle el brete a los nacionales, porque según Loaiciga, no es así. Él dice que es más bien pa’ darle más potencia a las empresas costarricenses, que podamos ofrecer servicios a otro nivel y tener gente especializada que aquí, pues... no hay. Imagínense poder tener a un experto en inteligencia artificial de Silicon Valley trabajando desde casa en Heredia, ¡qué chiva!
Pero claro, no todo es miel sobre hojuelas. Contratar a alguien desde otro país tiene sus trabas. Regulaciones fiscales, leyes laborales diferentes, seguros… ¡Un verdadero mamotreto! Loaiciga advierte que muchos se meten sin saber y terminan pagando un precio muy alto, a veces, literalmente, en multas millonarias. Hay que ir con cuidado, mi pana, como cuando vas a comprarte un carro usado, revisas todo bien antes de firmar.
El problema más común, según él, es tratar a un empleado remoto como si fuera un freelancer. Eso te puede meter en problemas gordos, tanto aquí como en el país donde vive la persona. “En Estados Unidos y Latinoamérica existen modelos de contratación muy distintos,” recalca Loaiciga. Por eso, antes de aventurarte a buscar talento global, necesitas asesoría seria, pa’ no irte al traste.
Loaiciga nos explica que estamos en un punto crucial. Si queremos que Costa Rica siga siendo competitivo a nivel mundial, tenemos que abrazar esta idea de “contratación sin fronteras”. No es una moda, es una necesidad. Mira nomás, la tecnología avanza a pasos agigantados, y si nosotros nos quedamos atrás, vamos a quedar como churros. Tenemos que estar listos para adaptarnos y aprovechar las oportunidades que se nos presenten.
Esto implica cambiar la mentalidad. Ya no basta con buscar el talento en el barrio o en la universidad cercana. Tenemos que estar abiertos a considerar candidatos de todo el mundo, siempre y cuando tengan las habilidades y la experiencia necesarias. Pero ojo, no se trata de dejar de valorar el talento local. Al contrario, se trata de complementar las fortalezas de ambos mundos, creando equipos diversos y multidisciplinarios que puedan enfrentar cualquier desafío.
Pensándolo bien, esta apertura al talento global podría ser justo lo que necesitamos para impulsar la economía nacional y seguir generando empleos de calidad. Podemos convertirnos en un centro neurálgico de innovación y servicios de alta gama, atrayendo inversión extranjera y mostrando al mundo entero de lo que somos capaces. ¡Qué nivel si logramos esto!
Ahora, dime tú, ¿crees que las pequeñas y medianas empresas costarricenses realmente están preparadas para afrontar estos cambios? ¿Es posible encontrar un equilibrio entre la contratación de talento internacional y la protección del capital humano local, o corremos el riesgo de sacrificar nuestro patrimonio cultural e intelectual en aras de la eficiencia económica? ¡Déjanos tus opiniones en el foro, mi pana!
Y no me vengan con cuentos de que esto va a quitarle el brete a los nacionales, porque según Loaiciga, no es así. Él dice que es más bien pa’ darle más potencia a las empresas costarricenses, que podamos ofrecer servicios a otro nivel y tener gente especializada que aquí, pues... no hay. Imagínense poder tener a un experto en inteligencia artificial de Silicon Valley trabajando desde casa en Heredia, ¡qué chiva!
Pero claro, no todo es miel sobre hojuelas. Contratar a alguien desde otro país tiene sus trabas. Regulaciones fiscales, leyes laborales diferentes, seguros… ¡Un verdadero mamotreto! Loaiciga advierte que muchos se meten sin saber y terminan pagando un precio muy alto, a veces, literalmente, en multas millonarias. Hay que ir con cuidado, mi pana, como cuando vas a comprarte un carro usado, revisas todo bien antes de firmar.
El problema más común, según él, es tratar a un empleado remoto como si fuera un freelancer. Eso te puede meter en problemas gordos, tanto aquí como en el país donde vive la persona. “En Estados Unidos y Latinoamérica existen modelos de contratación muy distintos,” recalca Loaiciga. Por eso, antes de aventurarte a buscar talento global, necesitas asesoría seria, pa’ no irte al traste.
Loaiciga nos explica que estamos en un punto crucial. Si queremos que Costa Rica siga siendo competitivo a nivel mundial, tenemos que abrazar esta idea de “contratación sin fronteras”. No es una moda, es una necesidad. Mira nomás, la tecnología avanza a pasos agigantados, y si nosotros nos quedamos atrás, vamos a quedar como churros. Tenemos que estar listos para adaptarnos y aprovechar las oportunidades que se nos presenten.
Esto implica cambiar la mentalidad. Ya no basta con buscar el talento en el barrio o en la universidad cercana. Tenemos que estar abiertos a considerar candidatos de todo el mundo, siempre y cuando tengan las habilidades y la experiencia necesarias. Pero ojo, no se trata de dejar de valorar el talento local. Al contrario, se trata de complementar las fortalezas de ambos mundos, creando equipos diversos y multidisciplinarios que puedan enfrentar cualquier desafío.
Pensándolo bien, esta apertura al talento global podría ser justo lo que necesitamos para impulsar la economía nacional y seguir generando empleos de calidad. Podemos convertirnos en un centro neurálgico de innovación y servicios de alta gama, atrayendo inversión extranjera y mostrando al mundo entero de lo que somos capaces. ¡Qué nivel si logramos esto!
Ahora, dime tú, ¿crees que las pequeñas y medianas empresas costarricenses realmente están preparadas para afrontar estos cambios? ¿Es posible encontrar un equilibrio entre la contratación de talento internacional y la protección del capital humano local, o corremos el riesgo de sacrificar nuestro patrimonio cultural e intelectual en aras de la eficiencia económica? ¡Déjanos tus opiniones en el foro, mi pana!