¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez, hablando de cómo nos estamos hundiendo poquito a poco. El Estado de la Nación 2025 soltó la bomba: tenemos dos problemas gordísimos que nos pueden acabar la fiesta económica, y si no hacemos algo ya mismo, nos va a ir peor que a mi abuela intentando entender TikTok.
Parece que invertir en carreteras decentes y ponerle orden a la seguridad es pedir mucho en este país. Según el informe, llevamos años descuidando el transporte, metiéndole apenas el 0.8% del PIB hasta el 2024, y eso bajó aún más al 0.5%. ¡Pero esperen!, porque para alcanzar los estándares mínimos, debimos estar metiendo el 4% del PIB anualmente desde 2019. Un desmadre, ¿eh?
Y ni hablar de los proyectos que sí arrancaron, porque esos andan más lentos que tortuga en día lluvioso. La Circunvalación Norte lleva 66 meses de retraso y cuesta un 65% más de lo planeado. La Ruta 32 no se queda atrás, igual de atrasada y con un sobrecosto del 43%. ¡Y para rematarla!, el proyecto Taras–La Lima se ha demorado 30 meses y aumentó su precio en un 23%. Entre esas tres obras, ya nos hemos tragado un 0.64% del PIB en sobrecostos solo en 2024... ¡Una carga!
Pero no crean que eso es todo, porque hay más. Resulta que el 70% de nuestros puentes están en estado crítico, algunos a punto de caerse. Según el Lanamme-UCR, están “alarmantes”, “de falla inminente” o “deficientes”. Imagínense cruzar uno de esos puentes con la incertidumbre de si vas a llegar al otro lado… ¡Da qué pensar!
Como bien nos recordó Luis Vargas, investigador del informe, todo esto nos sale caro, muy caro. Perder ingresos por culpa de problemas en el transporte nos costó el 1.58% del PIB en 2024. Pura pérdida de plata, pura oportunidad perdida. Él puso un ejemplo clarito: un puente sobre el río Tempisque cerrado parcialmente durante 121 días cuesta 1.38 veces su valor de reemplazo, ¡y uno total sería 15.78 veces! Mejor reconstruirlo, parece.
Ahora, cambiemos de tema, pero no menos grave. Nos encontramos viviendo una epidemia de homicidios, según la OMS. Tenemos una tasa de 16.6 por cada 100,000 habitantes. Los cantones costeros son los más afectados, especialmente la zona del Pacífico, donde la violencia está escalando a niveles preocupantes. Y la cosa es más complicada de lo que parece…
Un estudio dentro del informe encontró que, en los cantones con más homicidios, la industria se hunde y el comercio crece, pero de forma extraña. No es un crecimiento sano, sino provocado por el crimen organizado, que usa esos negocios para lavar dinero y mover droga. ¡Qué vara! Esto distorsiona la economía y perjudica a todos los que trabajamos honestamente. Así no vamos a ningún lado, chunches.
En resumen, estamos en una encrucijada. Necesitamos urgentemente meterle mano al brote de infraestructura y frenar la ola de criminalidad. Más inversión pública, proyectos bien ejecutados, puentes en buen estado y una policía que realmente proteja a la ciudadanía. Pero me pregunto, mis queridos lectores del Foro de Costa Rica, ¿cree usted que nuestro gobierno tiene la voluntad y la capacidad de enfrentar estos desafíos y sacarnos de este brete, o estamos condenados a seguir viendo cómo se nos va la olla?
Parece que invertir en carreteras decentes y ponerle orden a la seguridad es pedir mucho en este país. Según el informe, llevamos años descuidando el transporte, metiéndole apenas el 0.8% del PIB hasta el 2024, y eso bajó aún más al 0.5%. ¡Pero esperen!, porque para alcanzar los estándares mínimos, debimos estar metiendo el 4% del PIB anualmente desde 2019. Un desmadre, ¿eh?
Y ni hablar de los proyectos que sí arrancaron, porque esos andan más lentos que tortuga en día lluvioso. La Circunvalación Norte lleva 66 meses de retraso y cuesta un 65% más de lo planeado. La Ruta 32 no se queda atrás, igual de atrasada y con un sobrecosto del 43%. ¡Y para rematarla!, el proyecto Taras–La Lima se ha demorado 30 meses y aumentó su precio en un 23%. Entre esas tres obras, ya nos hemos tragado un 0.64% del PIB en sobrecostos solo en 2024... ¡Una carga!
Pero no crean que eso es todo, porque hay más. Resulta que el 70% de nuestros puentes están en estado crítico, algunos a punto de caerse. Según el Lanamme-UCR, están “alarmantes”, “de falla inminente” o “deficientes”. Imagínense cruzar uno de esos puentes con la incertidumbre de si vas a llegar al otro lado… ¡Da qué pensar!
Como bien nos recordó Luis Vargas, investigador del informe, todo esto nos sale caro, muy caro. Perder ingresos por culpa de problemas en el transporte nos costó el 1.58% del PIB en 2024. Pura pérdida de plata, pura oportunidad perdida. Él puso un ejemplo clarito: un puente sobre el río Tempisque cerrado parcialmente durante 121 días cuesta 1.38 veces su valor de reemplazo, ¡y uno total sería 15.78 veces! Mejor reconstruirlo, parece.
Ahora, cambiemos de tema, pero no menos grave. Nos encontramos viviendo una epidemia de homicidios, según la OMS. Tenemos una tasa de 16.6 por cada 100,000 habitantes. Los cantones costeros son los más afectados, especialmente la zona del Pacífico, donde la violencia está escalando a niveles preocupantes. Y la cosa es más complicada de lo que parece…
Un estudio dentro del informe encontró que, en los cantones con más homicidios, la industria se hunde y el comercio crece, pero de forma extraña. No es un crecimiento sano, sino provocado por el crimen organizado, que usa esos negocios para lavar dinero y mover droga. ¡Qué vara! Esto distorsiona la economía y perjudica a todos los que trabajamos honestamente. Así no vamos a ningún lado, chunches.
En resumen, estamos en una encrucijada. Necesitamos urgentemente meterle mano al brote de infraestructura y frenar la ola de criminalidad. Más inversión pública, proyectos bien ejecutados, puentes en buen estado y una policía que realmente proteja a la ciudadanía. Pero me pregunto, mis queridos lectores del Foro de Costa Rica, ¿cree usted que nuestro gobierno tiene la voluntad y la capacidad de enfrentar estos desafíos y sacarnos de este brete, o estamos condenados a seguir viendo cómo se nos va la olla?