¡Ay, patata! Quién lo diría, mi gente. Costa Rica, el país de ‘pura vida’, ahora figuramos en una lista negra… ¡y no precisamente por turismo! Un nuevo índice global acaba de tirar la bomba: estamos entre los 22 países peor calificados del mundo por tráfico de cocaína. Sí, así como lo leyeron, entre los peores, compas. Parece que nuestros paisajes paradisíacos se han convertido en autopistas para el polvo blanco, y eso no pinta nada bueno para el futuro.
Según el Índice Global de Crimen Organizado 2025, financiado por una pila de organizaciones internacionales – Unión Europea, Estados Unidos, Interpol, pa’ qué les cuento – el problema es serio. Este índice, que ya lleva funcionando unos añitos, analiza la criminalidad en casi doscientas naciones, evaluándolos en tres cosas principales: cómo de grande es el mercado criminal, quiénes son los peces gordos detrás de todo esto y qué tan resistentes somos ante el crimen organizado. Y parece que nuestra resistencia es, digamos... bastante floja.
El informe remarca que las redes criminales acá se han ligado cabezoneramente a cárteles latinoamericanos pesados como el Jalisco Nueva Generación y el Clan del Golfo. Se dedican a facilitar el traslado de cocaína utilizando nuestro territorio como trampolín, ofreciendo apoyo logístico como combustible y lanchas rapidísimas. Pero no es solo eso; también andan metidos en el ciberdelito, estafando gente, robando identidades y hasta haciendo extorsiones digitales. ¡Menuda mezcla!
Lo preocupante es que estos carteles tienen “un papel central” en nuestras operaciones, según el estudio. No solo pasan la droga por acá, sino que la almacenan, la preparan, la camuflan. Al parecer, se han vuelto unos maestros escondiendo la mercancía dentro de cargamentos de fruta y café – ¡imagínense la bronca que le damos al café de altura y resulta que ahí va algo turbio! Y encima, el consumo de cocaína está aumentando en el país, alimentando la violencia y dejando un reguero de crímenes relacionados con el narcotráfico. Qué sal, mi pana.
Las autoridades han hecho esfuerzos, claro que sí, pero parece que siempre vamos un paso atrás. Las incautaciones fluctúan, porque estos narcos son astutos y cambian sus tácticas constantemente. Dicen que ahora usan rutas marítimas más complicadas, mulas más jóvenes, incluso modifican la composición química de la droga para evadir los controles. Es una carrera armamentista que estamos perdiendo, y eso me pone los pelos de punta. ¡Qué despiche!
Si miramos el panorama general, Costa Rica no es el único país en apuros. Colombia, Perú, Venezuela, México, Ecuador… todos encabeczan la lista de los más afectados. Estamos conectados a una red de crimen organizado que se extiende por toda América Latina y llega hasta Europa y Estados Unidos. Ser un país estratégico, en medio de rutas de tráfico, nos convierte en un imán para estas mafias. Es como estar parado en medio de un vendaval, esperando que te arrastre.
El informe tampoco ignora otras actividades ilícitas. Menciona que el mercado de marihuana está bien arraigado en el país, tanto para consumo local como para reexportación. Aunque hay producción nacional, gran parte viene de Colombia y termina en manos de bandas ticas que la distribuyen o la mandan afuera. Incluso, han desmantelado redes de tráfico de órganos, involucrando a personas del ámbito médico, demostrando lo profundo que este cáncer criminal ha penetrado en nuestras instituciones. Una vara muy fea, sin duda alguna.
Ahora, la gran pregunta queda flotando en el aire: ¿Cómo podemos frenar esta marea imparable? ¿Deberíamos enfocarnos en endurecer las penas, fortalecer la inteligencia policial, buscar cooperación internacional, o quizás abordar las causas sociales que llevan a la gente a involucrarse en estas actividades ilícitas? ¿Ustedes, compañeros del Foro, qué soluciones propondrían para sacar a Costa Rica de esta zona gris y recuperar la 'pura vida' que tanto valoramos?
Según el Índice Global de Crimen Organizado 2025, financiado por una pila de organizaciones internacionales – Unión Europea, Estados Unidos, Interpol, pa’ qué les cuento – el problema es serio. Este índice, que ya lleva funcionando unos añitos, analiza la criminalidad en casi doscientas naciones, evaluándolos en tres cosas principales: cómo de grande es el mercado criminal, quiénes son los peces gordos detrás de todo esto y qué tan resistentes somos ante el crimen organizado. Y parece que nuestra resistencia es, digamos... bastante floja.
El informe remarca que las redes criminales acá se han ligado cabezoneramente a cárteles latinoamericanos pesados como el Jalisco Nueva Generación y el Clan del Golfo. Se dedican a facilitar el traslado de cocaína utilizando nuestro territorio como trampolín, ofreciendo apoyo logístico como combustible y lanchas rapidísimas. Pero no es solo eso; también andan metidos en el ciberdelito, estafando gente, robando identidades y hasta haciendo extorsiones digitales. ¡Menuda mezcla!
Lo preocupante es que estos carteles tienen “un papel central” en nuestras operaciones, según el estudio. No solo pasan la droga por acá, sino que la almacenan, la preparan, la camuflan. Al parecer, se han vuelto unos maestros escondiendo la mercancía dentro de cargamentos de fruta y café – ¡imagínense la bronca que le damos al café de altura y resulta que ahí va algo turbio! Y encima, el consumo de cocaína está aumentando en el país, alimentando la violencia y dejando un reguero de crímenes relacionados con el narcotráfico. Qué sal, mi pana.
Las autoridades han hecho esfuerzos, claro que sí, pero parece que siempre vamos un paso atrás. Las incautaciones fluctúan, porque estos narcos son astutos y cambian sus tácticas constantemente. Dicen que ahora usan rutas marítimas más complicadas, mulas más jóvenes, incluso modifican la composición química de la droga para evadir los controles. Es una carrera armamentista que estamos perdiendo, y eso me pone los pelos de punta. ¡Qué despiche!
Si miramos el panorama general, Costa Rica no es el único país en apuros. Colombia, Perú, Venezuela, México, Ecuador… todos encabeczan la lista de los más afectados. Estamos conectados a una red de crimen organizado que se extiende por toda América Latina y llega hasta Europa y Estados Unidos. Ser un país estratégico, en medio de rutas de tráfico, nos convierte en un imán para estas mafias. Es como estar parado en medio de un vendaval, esperando que te arrastre.
El informe tampoco ignora otras actividades ilícitas. Menciona que el mercado de marihuana está bien arraigado en el país, tanto para consumo local como para reexportación. Aunque hay producción nacional, gran parte viene de Colombia y termina en manos de bandas ticas que la distribuyen o la mandan afuera. Incluso, han desmantelado redes de tráfico de órganos, involucrando a personas del ámbito médico, demostrando lo profundo que este cáncer criminal ha penetrado en nuestras instituciones. Una vara muy fea, sin duda alguna.
Ahora, la gran pregunta queda flotando en el aire: ¿Cómo podemos frenar esta marea imparable? ¿Deberíamos enfocarnos en endurecer las penas, fortalecer la inteligencia policial, buscar cooperación internacional, o quizás abordar las causas sociales que llevan a la gente a involucrarse en estas actividades ilícitas? ¿Ustedes, compañeros del Foro, qué soluciones propondrían para sacar a Costa Rica de esta zona gris y recuperar la 'pura vida' que tanto valoramos?
