¡Qué despiche nos cayó encima, pura vida! La sequía que azota al país ha pegado duro en la Región Chorotega, donde los embalses de Arenal y Peñas Blancas están mostrando números rojos alarmantes. Las lluvias tardan en llegar y la situación se pone cada vez más complicada, poniendo en riesgo el suministro de agua potable para miles de familias y afectando gravemente a la agricultura, especialmente a los productores de melón y sandía que ya están viendo sus cosechas mermar.
La Comisión Nacional de Aguas y Servicios Públicos (CNAPS), en conjunto con el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), han confirmado que este es uno de los periodos de sequía más intensos de los últimos veinte años. Según datos oficiales, los embalses están operando por debajo del 50% de su capacidad máxima, lo que significa que si no llueve pronto, podríamos estar enfrentando cortes de agua generalizados en Guanacaste, Nicoya y partes de Puntarenas. Diay, qué vara tan salada nos tocó.
Desde hace meses, pequeños agricultores de la zona han reportado dificultades para irrigar sus cultivos, obligándolos a depender de pozos profundos que también están mostrando signos de agotamiento. Algunos incluso han tenido que recurrir a comprar agua a camiones cisterna, un gasto que les está comiendo prácticamente toda su ganancia. “Ya estamos raspando fondo”, lamentaba Don José, un productor de café de Jicaral, quien agregó: “Si esto sigue así, muchos de nosotros tendremos que dejarlo”.
El Gobierno, consciente de la gravedad de la situación, ha declarado emergencia hídrica en siete cantones de la región, permitiendo la activación de fondos de contingencia para implementar medidas paliativas. Entre estas medidas figuran la distribución gratuita de pipas de agua en comunidades rurales, la reparación urgente de sistemas de riego existentes y la búsqueda de fuentes alternativas de abastecimiento, como la construcción de pozos profundos y la interconexión de redes de acueductos.
Sin embargo, muchos expertos consideran que estas medidas son insuficientes ante la magnitud del problema. Señalan que se necesita una inversión mucho mayor en infraestructura hidráulica y en programas de gestión sostenible del agua. También reclaman una planificación más eficiente del uso del recurso, fomentando prácticas agrícolas que requieran menor consumo de agua y promoviendo la conciencia ciudadana sobre la importancia de ahorrar este vital elemento. Un exministro, hablando off the record, me comentó que el brete siempre ha sido la falta de visión a largo plazo.
Además, la falta de inversión en mantenimiento de las tuberías y redes de distribución contribuye a pérdidas significativas de agua, estimadas en alrededor del 30%. Esto significa que, aunque haya suficiente agua disponible en los embalses, gran parte se pierde antes de llegar a los hogares de los ciudadanos. ¡Qué torta! Esta ineficiencia agrava aún más la crisis y dificulta la labor de los profesionales encargados de gestionar el recurso.
La presidenta de la República, durante una visita reciente a la zona afectada, hizo un llamado urgente a la población a racionar el consumo de agua, evitando actividades innecesarias como lavar carros o regar jardines en horarios pico. “Cada gota cuenta”, enfatizó, instando a los ciudadanos a adoptar hábitos más responsables y a denunciar cualquier fuga o desperdicio de agua que detecten. Chévere que diga eso, pero a veces parece que son palabras vacías sin acciones concretas detrás.
Ante este panorama desalentador, ¿cree usted que el gobierno está tomando las medidas necesarias para enfrentar la crisis hídrica de manera efectiva y a largo plazo, o considera que se necesitan soluciones más radicales y urgentes? Comparta su opinión y propuestas en el foro, ¡a ver qué sale!
La Comisión Nacional de Aguas y Servicios Públicos (CNAPS), en conjunto con el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), han confirmado que este es uno de los periodos de sequía más intensos de los últimos veinte años. Según datos oficiales, los embalses están operando por debajo del 50% de su capacidad máxima, lo que significa que si no llueve pronto, podríamos estar enfrentando cortes de agua generalizados en Guanacaste, Nicoya y partes de Puntarenas. Diay, qué vara tan salada nos tocó.
Desde hace meses, pequeños agricultores de la zona han reportado dificultades para irrigar sus cultivos, obligándolos a depender de pozos profundos que también están mostrando signos de agotamiento. Algunos incluso han tenido que recurrir a comprar agua a camiones cisterna, un gasto que les está comiendo prácticamente toda su ganancia. “Ya estamos raspando fondo”, lamentaba Don José, un productor de café de Jicaral, quien agregó: “Si esto sigue así, muchos de nosotros tendremos que dejarlo”.
El Gobierno, consciente de la gravedad de la situación, ha declarado emergencia hídrica en siete cantones de la región, permitiendo la activación de fondos de contingencia para implementar medidas paliativas. Entre estas medidas figuran la distribución gratuita de pipas de agua en comunidades rurales, la reparación urgente de sistemas de riego existentes y la búsqueda de fuentes alternativas de abastecimiento, como la construcción de pozos profundos y la interconexión de redes de acueductos.
Sin embargo, muchos expertos consideran que estas medidas son insuficientes ante la magnitud del problema. Señalan que se necesita una inversión mucho mayor en infraestructura hidráulica y en programas de gestión sostenible del agua. También reclaman una planificación más eficiente del uso del recurso, fomentando prácticas agrícolas que requieran menor consumo de agua y promoviendo la conciencia ciudadana sobre la importancia de ahorrar este vital elemento. Un exministro, hablando off the record, me comentó que el brete siempre ha sido la falta de visión a largo plazo.
Además, la falta de inversión en mantenimiento de las tuberías y redes de distribución contribuye a pérdidas significativas de agua, estimadas en alrededor del 30%. Esto significa que, aunque haya suficiente agua disponible en los embalses, gran parte se pierde antes de llegar a los hogares de los ciudadanos. ¡Qué torta! Esta ineficiencia agrava aún más la crisis y dificulta la labor de los profesionales encargados de gestionar el recurso.
La presidenta de la República, durante una visita reciente a la zona afectada, hizo un llamado urgente a la población a racionar el consumo de agua, evitando actividades innecesarias como lavar carros o regar jardines en horarios pico. “Cada gota cuenta”, enfatizó, instando a los ciudadanos a adoptar hábitos más responsables y a denunciar cualquier fuga o desperdicio de agua que detecten. Chévere que diga eso, pero a veces parece que son palabras vacías sin acciones concretas detrás.
Ante este panorama desalentador, ¿cree usted que el gobierno está tomando las medidas necesarias para enfrentar la crisis hídrica de manera efectiva y a largo plazo, o considera que se necesitan soluciones más radicales y urgentes? Comparta su opinión y propuestas en el foro, ¡a ver qué sale!
