¡Ay, Dios mío! Esto sí que está feo, mi gente. Parece que el brete político en Costa Rica se nos está yendo al traste, y ahora todos estamos pagando la cuenta. El Informe del Estado de la Nación 2025 soltó la bomba: la producción de leyes y decretos llegó al piso más bajo en décadas. Tres años y medio de enfrentamientos entre Don Rodri y los otros poderes, y mira dónde acabamos: con una capacidad legislativa prácticamente paralizada.
Y ni hablar, porque esto no es novedad. Desde hace rato venimos viendo cómo el Presidente Chaves, en lugar de colaborar con la Asamblea, prefiere echarle la culpa a todo el mundo. Los ataques a jueces, ministros, diputados... ¡pues eso tiene consecuencias! Como dicen por ahí, “quien siembra vientos, recoge tempestades”. El informe, pa’ ponerle pausa, no se anda con rodeos: dice que el gobierno exhibe ‘serias limitaciones’ en toda la onda.
Lo que más me preocupa es que esto afecta directamente nuestras vidas. Las leyes nuevas no llegan, los problemas no se solucionan, y nosotros, los ciudadanos, terminamos buscando justicia en los tribunales. ¡Qué carga!, porque mientras algunos andan peleándose por quién manda, nosotros seguimos batallando con lo básico: educación, salud, seguridad… Ya hasta los problemas de tránsito parecen más complicados porque no hay leyes claras para regularlos.
El dato duro es que la producción de leyes beneficiosas se redujo a la mitad en la última década. Antes, por cada ley que perjudicaba al pueblo, se aprobaban veinte que ayudaban. Ahora, apenas alcanzan las ocho leyes y siete decretos progresivos por cada norma regresiva. ¡Qué sal! Cómo vamos a mejorar si siempre estamos dando pasos atrás.
Y ni hablemos de la rotación ministerial que se vive en el gobierno. Cambian ministros más rápido que yo cambio de chanclas en verano. El colmo es el Ministerio de la Presidencia, que lleva meses sin nadie al mando. ¡Pero qué barbaridad! Imagínate dirigir una orquesta sin director, ¿no?
Los investigadores del Estado de la Nación explican que para que las cosas funcionen, necesitamos cooperación entre los poderes de la República y un gobierno unido. Pero con la forma de trabajar de Don Rodri, eso parece ciencia ficción. Dicen que construye agendas “reducidas y rígidas”, pensando solo en sus propios intereses, sin escuchar a la oposición. ¡Eso no funciona en ningún lado!
Pa' rematar, el informe revela que, aunque se presentaron muchos proyectos de ley, muy pocos llegaron a convertirse en realidad. De todas las propuestas hechas al inicio del gobierno, apenas unas pocas se han implementado. Y peor aún, muchas de ellas no están relacionadas con los problemas que realmente preocupan a la ciudadanía. Por ejemplo, la inseguridad es nuestra mayor preocupación, pero la mayoría de los proyectos de ley relacionados con este tema provienen de la Asamblea, no del Ejecutivo. ¡Una verdadera pena!
Ahora, cuéntenme, mi gente: ¿creemos que Don Rodri va a cambiar su estilo de gobernar o esto seguirá siendo una torta hasta que termine su período? ¿Qué medidas deberían tomar los diputados para desbloquear la situación y empezar a legislar de verdad?
Y ni hablar, porque esto no es novedad. Desde hace rato venimos viendo cómo el Presidente Chaves, en lugar de colaborar con la Asamblea, prefiere echarle la culpa a todo el mundo. Los ataques a jueces, ministros, diputados... ¡pues eso tiene consecuencias! Como dicen por ahí, “quien siembra vientos, recoge tempestades”. El informe, pa’ ponerle pausa, no se anda con rodeos: dice que el gobierno exhibe ‘serias limitaciones’ en toda la onda.
Lo que más me preocupa es que esto afecta directamente nuestras vidas. Las leyes nuevas no llegan, los problemas no se solucionan, y nosotros, los ciudadanos, terminamos buscando justicia en los tribunales. ¡Qué carga!, porque mientras algunos andan peleándose por quién manda, nosotros seguimos batallando con lo básico: educación, salud, seguridad… Ya hasta los problemas de tránsito parecen más complicados porque no hay leyes claras para regularlos.
El dato duro es que la producción de leyes beneficiosas se redujo a la mitad en la última década. Antes, por cada ley que perjudicaba al pueblo, se aprobaban veinte que ayudaban. Ahora, apenas alcanzan las ocho leyes y siete decretos progresivos por cada norma regresiva. ¡Qué sal! Cómo vamos a mejorar si siempre estamos dando pasos atrás.
Y ni hablemos de la rotación ministerial que se vive en el gobierno. Cambian ministros más rápido que yo cambio de chanclas en verano. El colmo es el Ministerio de la Presidencia, que lleva meses sin nadie al mando. ¡Pero qué barbaridad! Imagínate dirigir una orquesta sin director, ¿no?
Los investigadores del Estado de la Nación explican que para que las cosas funcionen, necesitamos cooperación entre los poderes de la República y un gobierno unido. Pero con la forma de trabajar de Don Rodri, eso parece ciencia ficción. Dicen que construye agendas “reducidas y rígidas”, pensando solo en sus propios intereses, sin escuchar a la oposición. ¡Eso no funciona en ningún lado!
Pa' rematar, el informe revela que, aunque se presentaron muchos proyectos de ley, muy pocos llegaron a convertirse en realidad. De todas las propuestas hechas al inicio del gobierno, apenas unas pocas se han implementado. Y peor aún, muchas de ellas no están relacionadas con los problemas que realmente preocupan a la ciudadanía. Por ejemplo, la inseguridad es nuestra mayor preocupación, pero la mayoría de los proyectos de ley relacionados con este tema provienen de la Asamblea, no del Ejecutivo. ¡Una verdadera pena!
Ahora, cuéntenme, mi gente: ¿creemos que Don Rodri va a cambiar su estilo de gobernar o esto seguirá siendo una torta hasta que termine su período? ¿Qué medidas deberían tomar los diputados para desbloquear la situación y empezar a legislar de verdad?