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X-MEN2
Invitado
NUNCA en la vida he soportado "sacarme" la goma con más guaro. De hecho, después de una buena parranda me da asco de solo pensarlo, y paso al menos dos días antes de volver a beber. Siempre tengo whisky en la casa y NUNCA tomo solo. CASI NUNCA empiezo a tomar por la tarde y es casi milagroso que tome un domingo, incluso cuando es víspera de feriado. Si tengo algo importante que hacer al día siguiente por la mañana me abstengo porque soy bastante pendejo para levantarme engomado a realizar alguna actividad que requiera cierto esfuerzo físico o mental. Pero sí cuesta que pase más de 8 días sin darle etanol al organismo y cuando tomo no me ensucio la boca por menos de 2 ó 3 cuartas. Hoy viernes y sin compromiso que hacer mañana prefiero quedarme tranquilo sin gastar plata y levantarme fresquito par ir mañana al gimnasio.
Eso es un buen signo que no tiene problemas. Sacarse la goma con licor o cerveza es una primer señal de alarma, máxime cuando sigue bebiendo la persona y va aumentando la frecuencia de las gomas. Al tiempo comienzan a agarrar pequeñas tandas tal vez del fin de semana, es decir, pasar bebiendo casi todo el día.
Ahora bien, la idea de una serie de especialistas y de Alcohólicos Anónimos, es que existe una predisposición física al alcoholismo, algo que funciona diferente en el cerebro del alcohólico que lo lleva a buscar cantidades crecientes de bebida y a depender de forma progresiva del alcohol. Parece que tiene que ver con ciertos neurotransmisores que fallan en algunas personas, incluso se ha encontrado alguna causalidad genética. Es mayor la probabalidad de desarrollar alcoholismo en personas con antecedentes familiares de padres u otros familiares con problemas de alcohol.
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