JorgeF
Forero Regular
No hay duda que algunas veces se utiliza la calificación de anti-semita o anti-semitismo para descalificar lo que puede ser una razonable crítica del comportamiento de algunos judíos, o específicamente, las acciones y la política de Israel. Ciertamente no hay un límite exacto donde la crítica se convierte en epíteto. Como se diría, parafraseando la pornografía, quizás es difícil calificar qué es anti-semitismo o no, pero se sabe cuando se oye.
Y en este sentido, las declaraciones de Manrique OViedo contra el Vice-Presidente Liberman pasan todo límite de lo que una discusión política debe ser. No hay duda que el debate político no puede estar ausente la retórica acalorada, y muchas veces las palabras subidas de tono. Pero el ataque de Oviedo es, además de engañoso y aberrante, altamente ofensivo. Su carrera política debería terminar ahora, por el bien del país y del propio prestigio de la clase política del país. En ausencia de esto, debería ser condenado al mayor ostracismo.
No es sólo la acusación que lanza contra costarricenses de orígen judío, por un supuesto parasitismo que no existe. Para peor, se trata de disculpar afirmando que en realidad su epíteto se dirígía al vicepresidente Lieberman, que lo asemejaba a un "capo" judío, es decir, aquellos judíos que durante el Holocausto, servían de apoyo a los nazis como guardias y represores de sus propios correligionarios. La acusación es una barbaridad y una obscenidad: acusar de esto a un judío, cuya familia muy probablemente sufrió la muerte de familiares a manos del Holocausto, resulta canallesca y totalmente repudiable. Ninguna persona decente debiera interactuar con este diputado.
Y en este sentido, las declaraciones de Manrique OViedo contra el Vice-Presidente Liberman pasan todo límite de lo que una discusión política debe ser. No hay duda que el debate político no puede estar ausente la retórica acalorada, y muchas veces las palabras subidas de tono. Pero el ataque de Oviedo es, además de engañoso y aberrante, altamente ofensivo. Su carrera política debería terminar ahora, por el bien del país y del propio prestigio de la clase política del país. En ausencia de esto, debería ser condenado al mayor ostracismo.
No es sólo la acusación que lanza contra costarricenses de orígen judío, por un supuesto parasitismo que no existe. Para peor, se trata de disculpar afirmando que en realidad su epíteto se dirígía al vicepresidente Lieberman, que lo asemejaba a un "capo" judío, es decir, aquellos judíos que durante el Holocausto, servían de apoyo a los nazis como guardias y represores de sus propios correligionarios. La acusación es una barbaridad y una obscenidad: acusar de esto a un judío, cuya familia muy probablemente sufrió la muerte de familiares a manos del Holocausto, resulta canallesca y totalmente repudiable. Ninguna persona decente debiera interactuar con este diputado.