¡Ay, Dios mío! Aquí estamos otra vez, hablando de inflación. Parece que nunca vamos a salir de esta montaña rusa económica. Pero resulta que ni el FMI ni Bank of America (BofA) están precisamente celebrando la deflación que hemos tenido estos últimos tiempos. Al contrario, están echándose unas reflexiones serias sobre qué nos espera en el futuro cercano.
Como les cuento, el Fondo Monetario Internacional (FMI) dice que para el 2026 podríamos ver la inflación volviendo a terreno positivo, ¡hasta acercándose al rango que maneja el Banco Central! Esto después de un 2024 con -0,4% de inflación y un 2025 donde apenas llega al 0,4%. A eso súmale que BofA, esos señores, llevan casi 30 meses analizando esta situación de deflación que nos ha tocado vivir. Ya no lo ven como algo pasajero, ¡le dieron nombre: un fenómeno acumulado!
Y ojo, porque hace poquito BofA nos había pintado un panorama bastante lindo, llamándonos “economía jaguar”. Decían que estábamos combinando un crecimiento fuerte con esta deflación rarísima. Pero parece que la cosa cambió, porque ahora esos mismos señores nos dicen que hay que cuidarnos de sorpresas inflacionarias. ¡Un cambio de tercio, diay!
¿Cuál es la razón detrás de este cambio de opinión? Pues sencillito, los precios internacionales de los combustibles. Durante años hemos andado con precios bajos, lo cual nos ha ayudado a mantener la inflación controlada. Pero el FMI estima que para finales del 2026, ¡el precio de la gasolina podría subir un 13%! Imagínate el chururrón que eso le puede dar al bolsillo del pueblo.
Por otro lado, tenemos lo bueno: los precios internacionales de productos agrícolas como el maíz, azúcar y trigo podrían mantenerse bajos durante el 2026. Eso ayuda, claro, pero el informe de BofA dice que estas cosas se van a empezar a moderar. En resumen, nos quieren decir que, aunque tengamos algunas ventajas, el riesgo de que la inflación empiece a subir es alto. ¡Más vale prevenir que lamentar, como dice mi abu!
Entonces, ¿qué implica esto para nosotros, los catrachos? Pues básicamente, que es poco probable que el Banco Central baje las tasas de interés pronto. Recordemos que esas tasas afectan directamente cuánto nos cuesta pedir prestado dinero para comprar una casa, carro o cualquier otra cosa. Si no bajan las tasas, ¡tendremos que seguir pagando intereses altos por un buen rato!
La inflación general, medida por el Índice de Precios al Consumidor (IPC), siguió en terreno negativo en septiembre del año pasado (-1%), cumpliendo así cinco meses seguidos de deflación desde mayo. Como les digo, esta ha sido la norma en los últimos años. Pero ahora, con estas advertencias del FMI y BofA, parece que la tranquilidad se acabó. La junta directiva del Banco Central ya ha postergado varias veces sus proyecciones sobre cuándo va a regresar la inflación al rango de tolerancia. Primero decían que sería en el primer trimestre de 2026, luego en el segundo... ¡ahora hablan de inicios de 2027 para la inflación general y medio del 2026 para la subyacente! Un verdadero chinchorro, la verdad.
Con todo este panorama, me pregunto, ¿creen ustedes que el gobierno está haciendo lo suficiente para prepararnos ante un posible aumento de la inflación? ¿O deberíamos esperar lo peor y empezar a ahorrar un poquito más de pura precaución?
Como les cuento, el Fondo Monetario Internacional (FMI) dice que para el 2026 podríamos ver la inflación volviendo a terreno positivo, ¡hasta acercándose al rango que maneja el Banco Central! Esto después de un 2024 con -0,4% de inflación y un 2025 donde apenas llega al 0,4%. A eso súmale que BofA, esos señores, llevan casi 30 meses analizando esta situación de deflación que nos ha tocado vivir. Ya no lo ven como algo pasajero, ¡le dieron nombre: un fenómeno acumulado!
Y ojo, porque hace poquito BofA nos había pintado un panorama bastante lindo, llamándonos “economía jaguar”. Decían que estábamos combinando un crecimiento fuerte con esta deflación rarísima. Pero parece que la cosa cambió, porque ahora esos mismos señores nos dicen que hay que cuidarnos de sorpresas inflacionarias. ¡Un cambio de tercio, diay!
¿Cuál es la razón detrás de este cambio de opinión? Pues sencillito, los precios internacionales de los combustibles. Durante años hemos andado con precios bajos, lo cual nos ha ayudado a mantener la inflación controlada. Pero el FMI estima que para finales del 2026, ¡el precio de la gasolina podría subir un 13%! Imagínate el chururrón que eso le puede dar al bolsillo del pueblo.
Por otro lado, tenemos lo bueno: los precios internacionales de productos agrícolas como el maíz, azúcar y trigo podrían mantenerse bajos durante el 2026. Eso ayuda, claro, pero el informe de BofA dice que estas cosas se van a empezar a moderar. En resumen, nos quieren decir que, aunque tengamos algunas ventajas, el riesgo de que la inflación empiece a subir es alto. ¡Más vale prevenir que lamentar, como dice mi abu!
Entonces, ¿qué implica esto para nosotros, los catrachos? Pues básicamente, que es poco probable que el Banco Central baje las tasas de interés pronto. Recordemos que esas tasas afectan directamente cuánto nos cuesta pedir prestado dinero para comprar una casa, carro o cualquier otra cosa. Si no bajan las tasas, ¡tendremos que seguir pagando intereses altos por un buen rato!
La inflación general, medida por el Índice de Precios al Consumidor (IPC), siguió en terreno negativo en septiembre del año pasado (-1%), cumpliendo así cinco meses seguidos de deflación desde mayo. Como les digo, esta ha sido la norma en los últimos años. Pero ahora, con estas advertencias del FMI y BofA, parece que la tranquilidad se acabó. La junta directiva del Banco Central ya ha postergado varias veces sus proyecciones sobre cuándo va a regresar la inflación al rango de tolerancia. Primero decían que sería en el primer trimestre de 2026, luego en el segundo... ¡ahora hablan de inicios de 2027 para la inflación general y medio del 2026 para la subyacente! Un verdadero chinchorro, la verdad.
Con todo este panorama, me pregunto, ¿creen ustedes que el gobierno está haciendo lo suficiente para prepararnos ante un posible aumento de la inflación? ¿O deberíamos esperar lo peor y empezar a ahorrar un poquito más de pura precaución?