¡Ay, Dios mío! Este caso que llegó al Foro de Costa Rica da escalofríos. Una madre, Eilyn Madrigal, ha levantado la liebre con una denuncia tremenda contra una asistente de educación especial en la Escuela La Lía de Curridabat. Se trata de supuestos actos de negligencia y, lo más preocupante, comentarios con tintes sexuales dirigidos a su hijo, un angelito con parálisis cerebral.
La historia es dura, pura torta. El pequeño, quien tiene tetraparesia espástica y un nivel funcional V, requiere de cuidados especiales y asistencia constante. Según la denuncia, la asistente, identificada como Marín, no estaba cumpliendo con sus deberes básicos: no lo cambiaba de postura, no lo alimentaba ni le ponía las férulas. Además, llegaba tarde a recogerlo, dejando al niño prácticamente abandonado. ¡Qué poca empatía!
Pero la vara se pone aún peor. La madre alega que Marín soltaba comentarios inapropiados frente a otros trabajadores de la escuela, frases como “Las personas con discapacidad tienen el miembro grande” o referirse al niño con expresiones vulgares sobre su anatomía. ¡Imagínense el impacto psicológico en un niño vulnerable! Esto es digno de que nos pinchemos un poquito más.
Eilyn Madrigal cuenta que, tras estos comentarios, su hijo empezó a mostrar conductas sexuales inusuales, algo que nunca había hecho antes. Claro, un niño expuesto a semejantes situaciones puede procesarlas de formas extrañas. Y aunque el niño negó haber sido tocado directamente, sí reconoció haber escuchado esas conversaciones comprometedoras. ¡Esto es una pena nacional!
La madre intentó solucionar el problema internamente, presentando reclamos al director de la escuela. Pero parece que cayó en saco roto; las actas de reunión apenas reflejaban los problemas o los minimizaban. Al final, recurrió a un recurso de amparo ante la Sala Constitucional, buscando protección para su hijo y exigiendo la destitución de la asistente. El expediente 25-023680-0007-CO está dando vuelta en tribunales, y nosotros estamos atentos a cada detalle, diay.
Después de varios meses, y con la intervención de la asesora de Educación Especial del MEP, Yorleny Vargas Ávila, se acordó que ella misma asistiera al niño temporalmente mientras se cerraba el código de Marín. Sin embargo, la asistente continuó laborando en la escuela, aparentemente sin consecuencias. La madre insistió, enviando cartas a la DRE de San José Central solicitando el traslado urgente de Marín. ¿Hasta cuándo vamos a tener que aguantar estas barbaridades?
Por supuesto, la funcionaria Marín niega rotundamente las acusaciones, alegando que son falsas e infundadas. Su abogado, Walter Chaves, incluso amenaza con demandar a la madre por injurias, calumnias y difamación. ¡Qué bronca! Parece que prefiere irse al traste antes que reconocer sus errores. El MEP, por su lado, afirma que se está llevando el caso conforme al debido proceso y que están esperando la resolución del Tribunal. Vamos a ver qué sale de tanto papeleo.
Este caso es un llamado de atención para todas las instituciones educativas y para toda la sociedad costarricense. ¿Cómo podemos garantizar la seguridad y el bienestar de nuestros niños, especialmente aquellos que requieren de cuidados especiales? ¿Será que necesitamos revisar a fondo los protocolos de selección y capacitación de personal en escuelas y centros educativos? ¡Compas del foro, díganme ustedes qué piensan! ¿Deberíamos exigir sanciones más severas para quienes abusen de su poder sobre menores vulnerables?
La historia es dura, pura torta. El pequeño, quien tiene tetraparesia espástica y un nivel funcional V, requiere de cuidados especiales y asistencia constante. Según la denuncia, la asistente, identificada como Marín, no estaba cumpliendo con sus deberes básicos: no lo cambiaba de postura, no lo alimentaba ni le ponía las férulas. Además, llegaba tarde a recogerlo, dejando al niño prácticamente abandonado. ¡Qué poca empatía!
Pero la vara se pone aún peor. La madre alega que Marín soltaba comentarios inapropiados frente a otros trabajadores de la escuela, frases como “Las personas con discapacidad tienen el miembro grande” o referirse al niño con expresiones vulgares sobre su anatomía. ¡Imagínense el impacto psicológico en un niño vulnerable! Esto es digno de que nos pinchemos un poquito más.
Eilyn Madrigal cuenta que, tras estos comentarios, su hijo empezó a mostrar conductas sexuales inusuales, algo que nunca había hecho antes. Claro, un niño expuesto a semejantes situaciones puede procesarlas de formas extrañas. Y aunque el niño negó haber sido tocado directamente, sí reconoció haber escuchado esas conversaciones comprometedoras. ¡Esto es una pena nacional!
La madre intentó solucionar el problema internamente, presentando reclamos al director de la escuela. Pero parece que cayó en saco roto; las actas de reunión apenas reflejaban los problemas o los minimizaban. Al final, recurrió a un recurso de amparo ante la Sala Constitucional, buscando protección para su hijo y exigiendo la destitución de la asistente. El expediente 25-023680-0007-CO está dando vuelta en tribunales, y nosotros estamos atentos a cada detalle, diay.
Después de varios meses, y con la intervención de la asesora de Educación Especial del MEP, Yorleny Vargas Ávila, se acordó que ella misma asistiera al niño temporalmente mientras se cerraba el código de Marín. Sin embargo, la asistente continuó laborando en la escuela, aparentemente sin consecuencias. La madre insistió, enviando cartas a la DRE de San José Central solicitando el traslado urgente de Marín. ¿Hasta cuándo vamos a tener que aguantar estas barbaridades?
Por supuesto, la funcionaria Marín niega rotundamente las acusaciones, alegando que son falsas e infundadas. Su abogado, Walter Chaves, incluso amenaza con demandar a la madre por injurias, calumnias y difamación. ¡Qué bronca! Parece que prefiere irse al traste antes que reconocer sus errores. El MEP, por su lado, afirma que se está llevando el caso conforme al debido proceso y que están esperando la resolución del Tribunal. Vamos a ver qué sale de tanto papeleo.
Este caso es un llamado de atención para todas las instituciones educativas y para toda la sociedad costarricense. ¿Cómo podemos garantizar la seguridad y el bienestar de nuestros niños, especialmente aquellos que requieren de cuidados especiales? ¿Será que necesitamos revisar a fondo los protocolos de selección y capacitación de personal en escuelas y centros educativos? ¡Compas del foro, díganme ustedes qué piensan! ¿Deberíamos exigir sanciones más severas para quienes abusen de su poder sobre menores vulnerables?
