La depresión es uno de los males que más aqueja a la población Costarricense, de hecho es la principal causa de incapacidad laboral en el país.
La Organización Mundial de la Salud ha categorizado la depresión entre los diagnósticos clínicos más discapacitantes, y se estima que en el año 2020 será la segunda causa de enfermedad en el mundo, apenas superada por las enfermedades cardiovasculares.
La depresión es dos veces más frecuente en las mujeres por razones que no han sido aún hoy aclaradas.
El riesgo a lo largo de la vida para este trastorno es de 12.7% para los hombres y de un 21.3% para las mujeres. Extrapolando esos porcentajes, en Costa Rica se consideraría que 254.000 hombres y 426.000 mujeres podrían sufrir de este trastorno a lo largo de su vida.
Es un problema de salud pública, una enfermedad sub-diagnosticada y sub- tratada.
Estudios recientes han sugerido que un 70% de las personas depresivas no reciben tratamiento, la mitad nunca buscan ayuda y sólo un 20 - 25% son diagnosticados y tratados, pero de estos menos del 10% reciben tratamiento adecuado.
Uno de cada ocho adolescentes y uno de cada treinta y tres niños experimentará depresión. Lo anterior contradice la creencia popular que la depresión se presenta únicamente en las y los adultos.
Es importante destacarlo puesto que esta población ha sido invisibilizada no solo por los padres y madres de familia, sino por los mismos funcionarios y funcionarias de salud y por las autoridades institucionales.
Tiene una alta mortalidad: 15% de las y los pacientes con depresión se suicidan y por cada suicidio consumado existen veinte intentos. Las mujeres intentan suicidarse con mayor frecuencia y los hombres logran el suicidio más frecuentemente, con una relación de 4:1 en la literatura, 7:1 en Costa Rica. En la población de niñas, niños y adolescentes las tasas de suicidio también van en aumento.
Si bien es cierto que el suicidio está asociado a la depresión, constituye por sí mismo un problema de salud pública que no ha sido suficientemente estudiado.
Introducirse en el manejo de a depresión y el suicidio en la Caja Costarricense de Seguro Social, parece estar referido a los tratamientos especializados y por los servicios especializados únicamente, donde el mecanismo fundamental es la detección y referencia a dichos servicios, implicando que la o el paciente referido por otros niveles se desentienden del mismo y del seguimiento en el momento de la referencia.
También el servicio especializado que “toma el caso”, trabaja con sus propios procedimientos y no toma en cuenta lo realizado o lo que podrían llevar a cabo otros servicios o niveles no especializados. A su vez, se toma como parámetro para el accionar de cada nivel, el definir exactamente cuáles son sus funciones, y además el no tener ningún contacto entre niveles.
Así las cosas, el Sistema Nacional de Salud, parecen responder a una visión atomista y fragmentada, que parece seguir el lema “divididos trabajamos mejor”.
Sin embargo, la evidencia de la gestión en los sistemas de salud, nos muestran que la eficiencia y eficacia está directamente relacionada con el trabajo en equipo y el trabajo en red.
La importancia del trabajo en red es fundamental para el abordaje de la depresión y el suicidio, y es la perspectiva que se ajusta no solo al modelo readecuado de salud, sino a la lógica desde la cual estoy presentando este blog y a la puesta en práctica del mismo.
La Organización Mundial de la Salud ha categorizado la depresión entre los diagnósticos clínicos más discapacitantes, y se estima que en el año 2020 será la segunda causa de enfermedad en el mundo, apenas superada por las enfermedades cardiovasculares.
La depresión es dos veces más frecuente en las mujeres por razones que no han sido aún hoy aclaradas.
El riesgo a lo largo de la vida para este trastorno es de 12.7% para los hombres y de un 21.3% para las mujeres. Extrapolando esos porcentajes, en Costa Rica se consideraría que 254.000 hombres y 426.000 mujeres podrían sufrir de este trastorno a lo largo de su vida.
Es un problema de salud pública, una enfermedad sub-diagnosticada y sub- tratada.
Estudios recientes han sugerido que un 70% de las personas depresivas no reciben tratamiento, la mitad nunca buscan ayuda y sólo un 20 - 25% son diagnosticados y tratados, pero de estos menos del 10% reciben tratamiento adecuado.
Uno de cada ocho adolescentes y uno de cada treinta y tres niños experimentará depresión. Lo anterior contradice la creencia popular que la depresión se presenta únicamente en las y los adultos.
Es importante destacarlo puesto que esta población ha sido invisibilizada no solo por los padres y madres de familia, sino por los mismos funcionarios y funcionarias de salud y por las autoridades institucionales.
Tiene una alta mortalidad: 15% de las y los pacientes con depresión se suicidan y por cada suicidio consumado existen veinte intentos. Las mujeres intentan suicidarse con mayor frecuencia y los hombres logran el suicidio más frecuentemente, con una relación de 4:1 en la literatura, 7:1 en Costa Rica. En la población de niñas, niños y adolescentes las tasas de suicidio también van en aumento.
Si bien es cierto que el suicidio está asociado a la depresión, constituye por sí mismo un problema de salud pública que no ha sido suficientemente estudiado.
Introducirse en el manejo de a depresión y el suicidio en la Caja Costarricense de Seguro Social, parece estar referido a los tratamientos especializados y por los servicios especializados únicamente, donde el mecanismo fundamental es la detección y referencia a dichos servicios, implicando que la o el paciente referido por otros niveles se desentienden del mismo y del seguimiento en el momento de la referencia.
También el servicio especializado que “toma el caso”, trabaja con sus propios procedimientos y no toma en cuenta lo realizado o lo que podrían llevar a cabo otros servicios o niveles no especializados. A su vez, se toma como parámetro para el accionar de cada nivel, el definir exactamente cuáles son sus funciones, y además el no tener ningún contacto entre niveles.
Así las cosas, el Sistema Nacional de Salud, parecen responder a una visión atomista y fragmentada, que parece seguir el lema “divididos trabajamos mejor”.
Sin embargo, la evidencia de la gestión en los sistemas de salud, nos muestran que la eficiencia y eficacia está directamente relacionada con el trabajo en equipo y el trabajo en red.
La importancia del trabajo en red es fundamental para el abordaje de la depresión y el suicidio, y es la perspectiva que se ajusta no solo al modelo readecuado de salud, sino a la lógica desde la cual estoy presentando este blog y a la puesta en práctica del mismo.