Hoy, como cada 9 de septiembre, Costa Rica celebra el Día del Niño (Children’s Day), una fecha dedicada a recordar los derechos, necesidades y el bienestar de los más pequeños de la sociedad. Sin embargo, surge una pregunta incómoda: si el Día de la Madre y el Día del Padre son fechas que se conmemoran como feriados, ¿por qué el Día del Niño no recibe el mismo trato?
¿Acaso se está diciendo, sin decirlo, que la niñez no tiene el mismo valor en la estructura social costarricense?
La cuestión podría parecer trivial para algunos, pero en el fondo toca temas más profundos sobre el lugar que los niños ocupan en nuestra sociedad.
El Día de la Madre y el Día del Padre son libres en Costa Rica, fechas donde las familias se reúnen, los comercios colapsan con ofertas, y todo el país se detiene para honrar a estas figuras. En cambio, el Día del Niño es un día laboral más, aunque decorado con sonrisas infantiles y globos en las escuelas. Sin embargo, la ausencia de un feriado en esta ocasión deja entrever la falta de equidad en la manera en que la sociedad costarricense trata a los niños en comparación con los adultos.
Es por eso que, aunque pueda parecer contradictorio, no convertir el Día del Niño en un feriado puede tener un trasfondo positivo. En las escuelas de todo el país, este día se celebra con actividades conmemorativas, fiestas y, en muchos casos, una comida especial que algunos niños no tendrían en casa. Si fuera un día feriado, esos mismos niños quedarían desprotegidos, sin la posibilidad de disfrutar de las actividades que las escuelas organizan para hacerlos sentir especiales. La educación pública, en este sentido, cumple un papel fundamental para equilibrar, aunque sea por un día, las desigualdades que muchos niños enfrentan a diario.
Al final, la ausencia de un feriado para el Día del Niño podría estar más relacionada con una decisión consciente de no privar a los más vulnerables de un espacio donde puedan ser celebrados en igualdad de condiciones. Puede que no sea un día festivo oficial, pero en muchas escuelas, este día es lo más cercano a una celebración que algunos niños experimentarán, y eso no es algo que deba pasarse por alto. Por eso, mientras el país sigue trabajando por la igualdad y los derechos de la niñez, tal vez sea prudente dejar esta fecha tal como está: un día de celebración dentro de las aulas, donde la magia del Día del Niño pueda llegar a todos, sin excepción.
¿Acaso se está diciendo, sin decirlo, que la niñez no tiene el mismo valor en la estructura social costarricense?
La cuestión podría parecer trivial para algunos, pero en el fondo toca temas más profundos sobre el lugar que los niños ocupan en nuestra sociedad.
El Día de la Madre y el Día del Padre son libres en Costa Rica, fechas donde las familias se reúnen, los comercios colapsan con ofertas, y todo el país se detiene para honrar a estas figuras. En cambio, el Día del Niño es un día laboral más, aunque decorado con sonrisas infantiles y globos en las escuelas. Sin embargo, la ausencia de un feriado en esta ocasión deja entrever la falta de equidad en la manera en que la sociedad costarricense trata a los niños en comparación con los adultos.
- Teorizando sobre posibles razones, uno podría pensar que la respuesta es más económica que sentimental. Si el Día del Niño fuera un feriado, significaría parar las actividades laborales en todo el país, lo que podría implicar una pérdida económica considerable. Y, como bien sabemos, las decisiones que afectan el bolsillo de la nación rara vez se toman a la ligera. Pero entonces, ¿por qué sí se considera aceptable detener el país por un Día de la Madre o un Día del Padre? Quizá se trate de una cuestión de tradición y valores sociales que, desde hace mucho tiempo, han colocado a los padres y las madres en un pedestal incuestionable, mientras que los niños, al ser menores de edad y no producir bienes económicos, son vistos como una responsabilidad antes que una prioridad.
- Otra posible explicación es que el Día del Niño, a diferencia de otras fechas, no está tan arraigado en la cultura familiar. A fin de cuentas, muchos padres consideran que “todos los días son el Día del Niño”, lo cual, aunque tenga buenas intenciones, diluye la importancia de esta fecha en comparación con las otras. No es un día para comprar regalos ni para hacer grandes celebraciones en casa; es un día para reflexionar sobre los derechos de los niños, un tema que, desafortunadamente, no siempre genera el mismo entusiasmo que la compra de flores o chocolates.
- Ahora bien, la razón más convincente parece venir de un aspecto profundamente social: la realidad de los niños de escasos recursos. Aunque muchos podrían pensar que sería ideal tener un feriado para que los niños disfruten de un día en casa, el panorama cambia drásticamente cuando se considera que muchos de ellos no tienen las mismas oportunidades para celebrar. En particular, los educadores han señalado que una gran cantidad de niños provienen de familias que viven en condiciones de pobreza extrema. Para ellos, el Día del Niño no significa regalos, ni fiestas en casa. Muy por el contrario, podría significar un día más de hambre o abandono, ya que muchas veces es en las escuelas donde estos pequeños encuentran un lugar seguro, comida y una razón para sonreír.
Es por eso que, aunque pueda parecer contradictorio, no convertir el Día del Niño en un feriado puede tener un trasfondo positivo. En las escuelas de todo el país, este día se celebra con actividades conmemorativas, fiestas y, en muchos casos, una comida especial que algunos niños no tendrían en casa. Si fuera un día feriado, esos mismos niños quedarían desprotegidos, sin la posibilidad de disfrutar de las actividades que las escuelas organizan para hacerlos sentir especiales. La educación pública, en este sentido, cumple un papel fundamental para equilibrar, aunque sea por un día, las desigualdades que muchos niños enfrentan a diario.
Al final, la ausencia de un feriado para el Día del Niño podría estar más relacionada con una decisión consciente de no privar a los más vulnerables de un espacio donde puedan ser celebrados en igualdad de condiciones. Puede que no sea un día festivo oficial, pero en muchas escuelas, este día es lo más cercano a una celebración que algunos niños experimentarán, y eso no es algo que deba pasarse por alto. Por eso, mientras el país sigue trabajando por la igualdad y los derechos de la niñez, tal vez sea prudente dejar esta fecha tal como está: un día de celebración dentro de las aulas, donde la magia del Día del Niño pueda llegar a todos, sin excepción.
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