En el brete anterior acostumbrábamos ir a mejenguear fut5 los martes y jueves, y en mi caso, cuando había campeonato de colegios, mejengueaba futbol los sábados. La vara fue que en una de esas mejengas de futbol se me hizo un desgarro en el muslo, y en la clínica el doctor me receto una docena de sesiones con fisioterapeuta.
Empecé a revisar la lista de médicos autorizados y me encontré una doctora que atiende cerca de la casa de mis hijos, en San Rafael de Heredia. Revise el perfil de la mae y se veía una doña bastante bonita, por lo que coordine con la aseguradora la preaprobación para tener que pagar solo el deducible y cuando me la dieron, contacte a la doctora para agendar la primera cita. Obviamente, por razones de brete, debería ser después de la oficina.
Ese día llegue en ropa normal a la casa-clínica y la mae se extraño de verme con pantalón de vestir, pues seguro esperaba que llegar en pantaloneta, para que me hiciera la terapia en el muslo. No obstante, con normalidad me pidió que me quitara el pantalón y me recostara en la camilla boca el arriba, para proceder con el tratamiento. Fue una vara super incomoda, porque ella podría tener unos 35 años y en realidad es super guapa y muy amable, por lo que me daba color que cuando ella me estaba aplicando el gel y el ultrasonido, se me fuera a parar el bate. Gracias a Dios todo salió bien y no hubo ningún contratiempo, por lo que coordinamos cita para la semana siguiente y me pidió que fuera en pantaloneta.... A partir de ese momento se comenzó a despichar tere, pues ya con mas confianza la comencé a saludar de besito en la mejilla (casi robado) y empezamos a hablar de cosas mas personales. Me conto que era divorciada y tenia una hija adolescente y experiencias del trabajo.
A partir de la cuarta cita llegaba en pantaloneta, pero sin boxer y me valía picha si se me paraba el banano, pues en ese tipo de terapias es "normal" que le rocen a uno la maleta. Por las miradas y sonrisas de la guila pude percibir que tampoco le molestaba la situación, pero todo se manejo de una manera profesional hasta la penúltima cita, donde nos dimos algunos besos y arrimones al despiste, para no correr el riesgo que nos viera u oyera la hija. Cuando termino la sesión le dije que como "muestra de agradecimiento" por el buen tratamiento que me había hecho, me gustaría invitarla a tomar algo luego de la ultima sesión y que si estaría bien un vino, lo cual acepto.
El día de la ultima sesión llegue puntual, con una botella de vino en la hielera, y para "sorpresa" la hija andaba en una lunada en el colegio y regresaba hasta tarde...no tuvimos sesión de fisioterapia, pero si de mucha actividad física.
Nos seguimos viendo unas cuantas veces mas, hasta que decidí buscar camino, pues la mae me estaba cuadrando cada vez mas y realmente, prefiero estar libre y sin compromisos con nadie, y la guila encajaba para mi en el perfil de "madre soltera" y no alguien para una relación, y meterse en ese rol es un dolor de cabeza.
El relato es un poco largo pero abarca un periodo de 12 semanas, y quedan muchos detalles sin mencionar, por lo que hay que usar la imaginación.
Por ahí tengo otras anécdotas que me sucedieron con una esteticista y una asistente en una clínica dental. Un día voy a estructurarlas y las traigo por acá.