¡Ay, patético! Qué manera de terminar esta historia. Después de semanas de angustia y rezos, los hijos de Ligia Faerron Jiménez, la empresaria que desapareció misteriosamente hace ya casi un mes, han confirmado lo que todos temíamos: encontraron su cuerpo en Javillos de Florencia. Un golpe duro para toda la comunidad de San Carlos, que mantuvo la esperanza prendida hasta el final.
Ligia, como muchos recuerdan, era una figura bien conocida en la zona, dueña de negocios y siempre dispuesta a echarle una mano. Su desaparición causó revuelo nacional, con búsquedas exhaustivas, pistas falsas y la incertidumbre royéndole el estómago a todos. Desde el principio, se habló de un posible crimen, y ahora, lamentablemente, esas sospechas se confirman con este macabro hallazgo en una finca cercana al vivero.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ), que llevaba la investigación con lupa, confirmó la identidad del cuerpo a través de tatuajes que Ligia tenía en diferentes partes del cuerpo. Según el director del OIJ, Randall Zúñiga, el hallazgo ocurrió cerca de las once y media de la mañana del martes pasado, poniendo fin a días de intensa búsqueda en esa área rural de San Carlos. La información circuló rapidísimo por WhatsApp, ¡qué sal! Una noticia que nadie quería escuchar, pero que llegó como un balde de agua fría a todos.
Y ahí es donde entra la parte más sentida del comunicado de sus hijos. Con el corazón hecho añicos, pero aferrados a su fe, publicaron un mensaje en redes sociales agradeciendo el apoyo masivo recibido durante estos días tan difíciles. “Damos gracias a Dios porque, gracias a la fe y a la perseverancia, finalmente pudimos dar con ella”, escribieron, reflejando la resignación ante la pérdida, pero también la fuerza para seguir adelante. De verdad, ¡qué carga tener que pasar por eso!
Pero no todo es desesperanza. En medio de tanto dolor, la familia exige justicia. Han lanzado un clamor contundente: “Que Dios haga justicia con su mano poderosa.” Y sí, mae, hay que exigir que se investigue a fondo este crimen, que se descubra quién o quiénes estuvieron detrás de esto y que paguen por el daño irreparable causado a una familia y a una comunidad entera. Se habla de un sospechoso con nombre y apellido, un tipo que mantenía una relación cercana con Ligia y que ahora está bajo la lupa del OIJ. Ya veremos cómo avanza la investigación, pero una cosa es segura: este caso no va a quedar impune.
El tema es que este caso ha resonado en todo el país. Desde que se dio la alerta de su desaparición, Costa Rica entera se volcó para ayudar en la búsqueda. Voluntarios, vecinos, amigos, medios de comunicación... Todos unidos esperando un milagro que, tristemente, no sucedió. Ahora, el país llora junto a la familia Faerron, ofreciendo condolencias y solidaridad en estos momentos tan duros. ¡Qué torta! Perder a una persona así, con tantas ganas de vivir y de aportar al país.
Entendemos que la familia necesita tiempo y espacio para sanar estas heridas profundas, y es fundamental respetar su privacidad. Pero también es importante mantener viva la memoria de Ligia, recordándola como la mujer trabajadora, emprendedora y apasionada que era. Una vara ejemplar que dejó huella en la vida de muchas personas. Este brete les tocará superarlo poco a poco, apoyándose en su fe y en el cariño de quienes la querían. ¡Qué tuanis sería si la memoria de Ligia sirviera para crear algo positivo en su honor!
Ahora, para cerrar esta triste noticia y abrir el debate en el foro: ¿Creen que la justicia actuará con rapidez y eficiencia en este caso, o correrá el riesgo de caer en la impunidad? ¿Qué medidas deberían tomar las autoridades para prevenir futuros casos de violencia contra mujeres en Costa Rica?
Ligia, como muchos recuerdan, era una figura bien conocida en la zona, dueña de negocios y siempre dispuesta a echarle una mano. Su desaparición causó revuelo nacional, con búsquedas exhaustivas, pistas falsas y la incertidumbre royéndole el estómago a todos. Desde el principio, se habló de un posible crimen, y ahora, lamentablemente, esas sospechas se confirman con este macabro hallazgo en una finca cercana al vivero.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ), que llevaba la investigación con lupa, confirmó la identidad del cuerpo a través de tatuajes que Ligia tenía en diferentes partes del cuerpo. Según el director del OIJ, Randall Zúñiga, el hallazgo ocurrió cerca de las once y media de la mañana del martes pasado, poniendo fin a días de intensa búsqueda en esa área rural de San Carlos. La información circuló rapidísimo por WhatsApp, ¡qué sal! Una noticia que nadie quería escuchar, pero que llegó como un balde de agua fría a todos.
Y ahí es donde entra la parte más sentida del comunicado de sus hijos. Con el corazón hecho añicos, pero aferrados a su fe, publicaron un mensaje en redes sociales agradeciendo el apoyo masivo recibido durante estos días tan difíciles. “Damos gracias a Dios porque, gracias a la fe y a la perseverancia, finalmente pudimos dar con ella”, escribieron, reflejando la resignación ante la pérdida, pero también la fuerza para seguir adelante. De verdad, ¡qué carga tener que pasar por eso!
Pero no todo es desesperanza. En medio de tanto dolor, la familia exige justicia. Han lanzado un clamor contundente: “Que Dios haga justicia con su mano poderosa.” Y sí, mae, hay que exigir que se investigue a fondo este crimen, que se descubra quién o quiénes estuvieron detrás de esto y que paguen por el daño irreparable causado a una familia y a una comunidad entera. Se habla de un sospechoso con nombre y apellido, un tipo que mantenía una relación cercana con Ligia y que ahora está bajo la lupa del OIJ. Ya veremos cómo avanza la investigación, pero una cosa es segura: este caso no va a quedar impune.
El tema es que este caso ha resonado en todo el país. Desde que se dio la alerta de su desaparición, Costa Rica entera se volcó para ayudar en la búsqueda. Voluntarios, vecinos, amigos, medios de comunicación... Todos unidos esperando un milagro que, tristemente, no sucedió. Ahora, el país llora junto a la familia Faerron, ofreciendo condolencias y solidaridad en estos momentos tan duros. ¡Qué torta! Perder a una persona así, con tantas ganas de vivir y de aportar al país.
Entendemos que la familia necesita tiempo y espacio para sanar estas heridas profundas, y es fundamental respetar su privacidad. Pero también es importante mantener viva la memoria de Ligia, recordándola como la mujer trabajadora, emprendedora y apasionada que era. Una vara ejemplar que dejó huella en la vida de muchas personas. Este brete les tocará superarlo poco a poco, apoyándose en su fe y en el cariño de quienes la querían. ¡Qué tuanis sería si la memoria de Ligia sirviera para crear algo positivo en su honor!
Ahora, para cerrar esta triste noticia y abrir el debate en el foro: ¿Creen que la justicia actuará con rapidez y eficiencia en este caso, o correrá el riesgo de caer en la impunidad? ¿Qué medidas deberían tomar las autoridades para prevenir futuros casos de violencia contra mujeres en Costa Rica?