¡Ay, Dios mío, qué bronca! El caso de Doña Ligia, la señora que salió pitando de San Carlos, ha dado un vuelco más grande que la ceiba del parque central. Después de varios días de incertidumbre, de rumores corriendo más rápido que un torito en la calle, el OIJ ha soltado la bomba: ahora investigan si se trata de un homicidio.
Como recordaremos, hace unas semanas, la señora Ligia desapareció sin dejar rastro. Al principio, todos pensábamos que tal vez se fue de viaje, buscando un respiro de tanta cosa, pero los días fueron pasando y la preocupación crecía. Sus hijos, super consternados, rompieron el silencio con un comunicado pidiéndole a la gente que no se invente cosas ni difame a la familia, porque eso no ayuda para nada.
En el comunicado, los hijitos expresaron su angustia y aseguraron que están apoyando al máximo a las autoridades, esperando a ciegas que aparezca su madre sana y salva. Dijeron que están trabajando con el OIJ y la Fuerza Pública, confiando en su criterio y experiencia para resolver este asunto tan turbio. Lo que sí dejaron claro es que nadie les ha pedido plata ni transfierencia alguna, así que ahí tenemos que estar bien atentos a los charlatanes que quieren sacar provecho de la desgracia ajena.
Pero, ¡aguante! Aquí viene lo bueno. Resulta que, según fuentes cercanas a la investigación – y esas fuentes son bien fiables, créanme –, el OIJ ha encontrado algunos indicios que apuntan a que la desaparición de Doña Ligia no fue precisamente voluntaria. No van a decirnos todavía cuáles son esos indicios, porque eso sería echarle agua al molino a los malos, pero parece que las cartas se están barajando diferente.
Recuerden que, en un primer momento, se hablaba de que Doña Ligia pudo haber decidido esconderse por problemas económicos o legales, que andaba con algunas deudas y un juicio pendiente. Pero ahora, con esta nueva pista, la cosa pinta más seria. Ya ni se habla de deudas; ahora hay olor a traición, a conflicto, a… ¡uf! Un brete.
La familia, obviamente, está destrozada con esta noticia. Aunque dicen mantener la calma y la esperanza, se nota que les está pegando duro. Han pedido a la prensa y a la opinión pública que les den espacio y respeto, que no alimenten más el cotilleo ni publiquen información falsa. Porque, como diríamos acá en Costa Rica, ¡eso es meterle el dedo en la llaga!
Y hablando de cotilleo, las redes sociales están explotando como dinamita. Hay gente opinando de todo, inventándose historias más locas que un baile de viejas. Algunos dicen que tuvo un amorío, otros que se la llevó un jeque rico, otros que… ¡los hay de tantas! Por eso, insisto: analicemos la información con cabeza fría, chequemos las fuentes y no nos dejemos llevar por el pánico ni por las fake news.
Ahora, cuéntenme, ustedes qué piensan: ¿creen realmente que se trata de un homicidio, o todavía existe la posibilidad de que Doña Ligia haya desaparecido por voluntad propia? ¿Y cómo creen que debería actuar la policía para avanzar en esta investigación llena de secretos?
Como recordaremos, hace unas semanas, la señora Ligia desapareció sin dejar rastro. Al principio, todos pensábamos que tal vez se fue de viaje, buscando un respiro de tanta cosa, pero los días fueron pasando y la preocupación crecía. Sus hijos, super consternados, rompieron el silencio con un comunicado pidiéndole a la gente que no se invente cosas ni difame a la familia, porque eso no ayuda para nada.
En el comunicado, los hijitos expresaron su angustia y aseguraron que están apoyando al máximo a las autoridades, esperando a ciegas que aparezca su madre sana y salva. Dijeron que están trabajando con el OIJ y la Fuerza Pública, confiando en su criterio y experiencia para resolver este asunto tan turbio. Lo que sí dejaron claro es que nadie les ha pedido plata ni transfierencia alguna, así que ahí tenemos que estar bien atentos a los charlatanes que quieren sacar provecho de la desgracia ajena.
Pero, ¡aguante! Aquí viene lo bueno. Resulta que, según fuentes cercanas a la investigación – y esas fuentes son bien fiables, créanme –, el OIJ ha encontrado algunos indicios que apuntan a que la desaparición de Doña Ligia no fue precisamente voluntaria. No van a decirnos todavía cuáles son esos indicios, porque eso sería echarle agua al molino a los malos, pero parece que las cartas se están barajando diferente.
Recuerden que, en un primer momento, se hablaba de que Doña Ligia pudo haber decidido esconderse por problemas económicos o legales, que andaba con algunas deudas y un juicio pendiente. Pero ahora, con esta nueva pista, la cosa pinta más seria. Ya ni se habla de deudas; ahora hay olor a traición, a conflicto, a… ¡uf! Un brete.
La familia, obviamente, está destrozada con esta noticia. Aunque dicen mantener la calma y la esperanza, se nota que les está pegando duro. Han pedido a la prensa y a la opinión pública que les den espacio y respeto, que no alimenten más el cotilleo ni publiquen información falsa. Porque, como diríamos acá en Costa Rica, ¡eso es meterle el dedo en la llaga!
Y hablando de cotilleo, las redes sociales están explotando como dinamita. Hay gente opinando de todo, inventándose historias más locas que un baile de viejas. Algunos dicen que tuvo un amorío, otros que se la llevó un jeque rico, otros que… ¡los hay de tantas! Por eso, insisto: analicemos la información con cabeza fría, chequemos las fuentes y no nos dejemos llevar por el pánico ni por las fake news.
Ahora, cuéntenme, ustedes qué piensan: ¿creen realmente que se trata de un homicidio, o todavía existe la posibilidad de que Doña Ligia haya desaparecido por voluntad propia? ¿Y cómo creen que debería actuar la policía para avanzar en esta investigación llena de secretos?